viernes, 25 de enero de 2008

Prevenir para no lamentar

2008-01-06
El Ojo del Profeta
Prevenir para no lamentar

Ya es común que en el mes de diciembre se susciten incendios, especialmente en la ciudad capital y en Colón. En ellos, por lo general, resultan afectadas personas de escasos recursos económicos, inquilinos de edificios de madera o en estado estructural precario.

Hace muchos años, la principal razón de los incendios eran las conexiones eléctricas que se empleaban para los adornos de Navidad; hoy, con pesar, vemos que se suman otras causas como el encendido de velas para rituales promovidos por la magia y el sincretismo religioso, y las disputas entre pandilleros o grupos rivales que se cruzan en algún jolgorio caracterizado por la bulla, el licor y las drogas.

Ante el riesgo de incendio de esos caserones y barracas, dentro y fuera de la época navideña, se impone una acción preventiva, que debe involucrar, directamente, a los inquilinos de esas edificaciones. Dicha acción, al menos, debe comprender dos elementos: la revisión de las instalaciones eléctricas y el manejo adecuado de los materiales inflamables; y la concienciación entre vecinos para resolver sus conflictos pacíficamente, sin recurrir a la violencia ni al daño al inocente. En resumen, pues, se trata de enderezar lo torcido, y allanar los montes de la envidia, el egoísmo y la soberbia, que son causa de muchos males y disputas.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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