viernes, 25 de enero de 2008

Carta a los Reyes Magos

2007-12-30
A tiro de piedra
Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos, les escribo esta carta para pedirles algunas cosas que quiero me traigan para la solemnidad de la Epifanía. Yo sé que, desde hace mucho, un montón de niños y niñas han sido arrastrados a dirigir sus cartitas al panzudo vestido de rojo, que nos ha inventado la publicidad y hollywood. No tengo nada en contra de él, porque es sólo un invento, y ante lo irreal no es necesario someterse, sino discernir, para elegir la Verdad sobre la mentira; la realidad sobre la fantasía.

A ustedes, que fueron a adorar al Niño Jesús siguiendo su estrella, les pido que me traigan, para mí y mis compatriotas, parte de esa paz infinita que recibieron a llegar al Pesebre. Tráiganme, también, la sabiduría de poder distinguir entre los Herodes de hoy, que quieren matar al Niño Dios robándonos la Navidad, y los pastores y pastorcillas que viven en los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestro tiempo.

Me gustaría mucho que los cristianos los tuviéramos más presentes, para contarle a los niños su historia, y para que vuelvan a poner los zapatitos en las ventanas, esperando su visita alegre con caballos y camellos cargados de los regalos que todos los fieles debemos ofrecer a Jesús el Señor. Vengan repartiendo esos buenos sentimientos que nos llevan a amar a los demás como hermanos y como a nosotros mismos, y contágiennos de su amor y su entusiasmo para poner en los zapatitos de cada niño y niña un dulce, un juguetito, y un papelito en donde le digamos lo mucho que los queremos.

No se olviden de mandarle a los gobernantes el ánimo de trabajar y servir al pueblo con rectitud. Tampoco olviden a los conductores que atropellan tanta gente y cuanta criatura le queda enfrente de sus autos. Pongan especial atención a los buseros, para que entren en cordura, y quítenle las ganas de ser diputados. A los que cierran calles y hacen la huelga, concédanles que puedan decir su verdad de una manera serena y clara, sin afectar a los más indefensos y necesitados.

Gaspar, Melchor y Baltasar, transmítannos su entusiasmo y perseverancia para andar nuestro camino con esperanza, y sin amilanarnos ante las ideas y las distracciones del mundo. Ustedes hicieron un largo viaje lleno de peligros, cruzando valles, colinas, desiertos, y abrumados por el candente sol y el frío de la noche. Saben lo que es un andar esforzado, en busca del Salvador. Ayúdennos a distinguir la luz de Cristo, para que podamos guiarnos en nuestra marcha.

Por último, les agradezco si pueden traerme un crío de camello. Por acá el agua escasea en algunas partes, y la gasolina aumenta de precio a cada rato. El camello anda largas jornadas y bebe poco, por lo que sería un medio de transporte muy útil por estos lares. Y no está de más que a algunos compatriotas me le den esa particularidad del camello, y no me refiero a la joroba, sino al beber poco, a ver si así tenemos una sociedad mejor. Ah, se me olvidaba: que sancionen la ley antitabaco, para poder convivir en ambientes libres de humo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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