viernes, 25 de enero de 2008

“Hemos visto su estrella”

2008-01-13
La Voz del Pastor
“Hemos visto su estrella”
La alegría de la noche de Navidad se revive hoy entre nosotros.

El Señor el día de Su Natividad manifestó Su gloria a un núcleo reducido de personas: la Virgen, José, los pastores... Ahora brilla la magnificencia de Su poder ante el mundo, ante los hombres de “toda raza, lengua, pueblo y nación”. Los Magos son nuestros predecesores en la fe. Ellos representan una humanidad ante la cual Cristo aparece “lleno de Gracia y de Verdad (Juan 1,14).

Los Magos, primeros adoradores, por la fe se unen a Cristo. Nace la Iglesia. Irá creciendo cuando los gentiles, nosotros, nos incorporemos por la fe a ese Dios Niño. Aquí salta la alegría desbordante de Epifanía. La incesante vida de la Iglesia brota de la fuerza divina que dimana de la Epifanía.

"En los Magos que adoran a Cristo nos dice San León Magno , hemos de reconocer el comienzo de nuestra vocación para salvarnos... Hoy empezamos a entrar en la eterna herencia..."

Cuando estos misteriosos personajes entraron a Judea la gente debió detenerse extrañada. ¡Eran verdaderamente extranjeros!Por eso, ellos nos recuerdan una asombrosa verdad: somos nosotros los extranjeros...

Nosotros somos los hijos de aquellos innumerables pueblos a los cuales los judíos llamaban “gentiles”.

Con el nacimiento de Cristo se cumple una inmensa revolución religiosa.

Ahora cuando el Salvador prometido ha nacido en medio de un pueblo segregado y elegido entre todos los demás, la profecía hecha a Abraham se realiza: “Serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra” Todos los pueblos están llamados a participar del Reino de Dios.

Con ocho siglos de anticipación el profeta Isaías entreveía ya el imponente cortejo de los nuevos peregrinos y sus ofrendas: “vendrán a tí los tesoros del mar, llegarán a ti las riquezas de los pueblos. Te inundarán muchedumbres de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Llegarán de Sabá en tropel, trayendo oro e incienso y pregonando las glorias de Yahvé” (Isaías 60, 5-6)

Los Magos son los primeros.. Pero más allá de ellos también anuncia el profeta la inmensa asamblea de las naciones en la Iglesia: “vendré para reunir las naciones de toda lengua, que vendrán para ver su gloria” (Isaías 66,18)

Hemos de ver a los magos más allá de las bellas figuras de nuestros pesebres... son nuestros padres en la fe.

Con los Magos, acerquémonos con fe a adorar a Cristo en el Belén de la tierra, que nos conduce al Belén del cielo. Sigamos con fe y humildad la narración de San Lucas.

"Hemos visto su estrella en Oriente, y venimos a adorarle". Son las primeras palabras de los Magos al preguntar en Jerusalén por el Rey de los judíos.

La estrella fue para los Magos "inspiración florecida en el corazón" (Bossuet).

"Y habiendo entrado en la casa...encontraron al Niño con María Su Madre". La fe que hasta entonces los había conducido les lleva a la manifestación y la adoración del Hijo de Dios hecho hombre. "Y postrándose en tierra le adoraron".

Iban buscando al Rey de los judíos vaticinado por las Escrituras, y se encontraron con el mismo Dios. Así también nos sucede muchas veces en la vida.

"Y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, incienso, mirra".

Imitémoslos -como nos invita San Ambrosio- "Los que oímos la narración de la ofrenda de los Magos, elijamos entre nuestros tesoros y hagamos ofrendas parecidas".

El Oro ha de ser para nosotros símbolo del amor puro y fiel con que queremos servirle.

El Incienso ha de ser imagen de nuestras plegarias y oraciones.

La Mirra: ha de ser figura de nuestros sacrificios unidos a los Suyos...

Hagamos nuestra la actitud de los Magos: "encontraron al Niño con María Su Madre". "Y postrándose en tierra le adoraron".

Mons. Fernando Torres Durán
Obispo de la Diócesis de Chitré

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