jueves, 28 de agosto de 2008

La alegría de ser discípulos y misioneros

2008-08-24
La Voz del Pastor
La alegría de ser discípulos y misioneros

El acontecimiento eclesial de la Iglesia en América Latina y el Caribe más importante en fecha reciente, ha sido, sin duda, la V Conferencia General del Episcopado reunido en APARECIDA (Brasil, mayo 2007). Como fruto de este encuentro continental, los Obispos nos ofrecen un documento destinado a iluminar doctrinal y pastoralmente la acción evangelizadora de la Iglesia. Nos sentimos, pues, obligados a profundizar en su contenido para apropiarnos de toda su riqueza.

Nos ha parecido pertinente detenernos en un aspecto que en principio puede parecer irrelevante, secundario y hasta inocuo. Me refiero a la nota de la alegría que debe caracterizar tanto la persona del discípulo como el mensaje del que es portador.

Vamos a considerar en primer lugar el dato estadístico, que da cuenta de las ocasiones en que el concepto aparece en el texto del Documento de Aparecida (DA). Aunque sea para picar la curiosidad del lector, le invitamos a verificar en el índice analítico del documento (DA, pág. 293) las veces en que aparece la palabra alegría. En treinta y nueve ocasiones se menciona el término en contextos variados. Amén de las ocasiones, en que por exigencias del contexto y de la reflexión propuestas, se aluda por extensión a vocablos afines.

En esta lectura podemos destacar cómo en nuestros pueblos se da “aún en condiciones difíciles” (DA,7) una alegría de vivir alimentada y expresada a través de la fe y la tradición católica, como ponen de manifiesto las prácticas más frecuentes de la religiosidad popular. El documento exhorta a todos, pastores y fieles, a vivir con alegría su vocación de discípulos y misioneros: “No tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante todas las dificultades y resistencias” (DA,14)

¿De dónde brota esta alegría? El documento es bien claro: estamos delante de un don, una gracia que se nos ha dado: “Nuestra alegría, pues, se basa en al amor del Padre, en la participación en el misterio pascual de Jesucristo, quien, por el Espíritu Santo, nos hace pasar de la muerte a la vida, de la tristeza al gozo, del absurdo al hondo sentido de la existencia, del desaliento a la esperanza que no defrauda”.

De lo anterior se deduce que la alegría de la que habla Aparecida es aquella que San Pablo menciona en la Carta a los Gálatas como “fruto del Espíritu” (Gálatas 5, 22). No estamos delante de un mero sentimiento humano, pasajero y artificial, que así como llega se va, sino de una actitud que brota de la fe y el amor cristiano y que mantiene viva la esperanza y el compromiso, aún en situaciones adversas.

No es casual, por tanto, que ya en la Introducción del documento se insista: “Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo, seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado” (DA,18).

Terminamos esta reflexión invitando al lector a examinar y juzgar si efectivamente estamos todos, pastores y fieles, dando este testimonio gozoso del Señor Jesús tan necesario en este tiempo en el cunde por todas partes el pesimismo y la desesperanza.

Mons. Aníbal Saldaña
Obispo Prelado de Bocas del Toro

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Camarón legislativo

2008-08-24
A tiro de piedra
Camarón legislativo

Al presidente le metieron un golazo con el camarón legislativo que permite la pesca de atún en las aguas del Parque Nacional Coiba. Si la dicha del pueblo es un gol de la selección, la desdicha sería el autogol. Y aquí hubo autogol; no del presidente hacia sí mismo, sino del gobierno hacia el propio gobierno.

Esos camarones se han hecho comunes desde hace un par de años, en un acto que pone a pensar si hay ineptitud o corrupción. ¿Cómo no darse cuenta que una ley que habla de liebres no debe hablar de gatos? Si se confunden estos dos animales, la ineptitud sale a flote; si se mete gato por liebre de manera intencionada, entonces hay corrupción. ¿Qué ocurrió en este caso? Un gol que no ha sido anulado.

La pesca ilegal es cosa común en nuestros mares, por causa de tres factores. Primero, la actitud deshonesta e inmoral de los capitanes y propietarios de los barcos pesqueros. Segundo, nuestra limitada capacidad de vigilar las aguas de nuestras costas. Tercero, la corrupción de las autoridades que aceptan el soborno a cambio de dar las coordenadas de las patrulleras o hacerse de la vista gorda. Fuera de éstas, como razón de peso, sólo tendría que agregar la endeble sanción que se le aplica a los infractores cuando los agarran.

Proteger las áreas marinas que han sido declaradas como reserva natural es un acto de supervivencia, por todo lo que implica. Si no cuidamos la naturaleza y el ambiente, al final nos mataremos. En el caso de la pesca, la protección ayuda a que las especies marinas se reproduzcan y se conserve el número suficiente para pescarlo. Transgredir los límites de esas reservas es suicidio, tanto para nosotros como para la pesca en gran escala.

Frente a la bellaquería de algunos, dentro y fuera del negocio pesquero, debemos tomar acciones más efectivas. Una de ellas es la denuncia de los corruptos, la difusión de esas denuncias, y la divulgación de los nombres de los responsables de manera masiva. La sociedad tiene que conocerlos y aplicarles la sanción moral correspondiente; cosa que hemos perdido por seguirle el juego al permisivismo que quiere enquistarse en todos los aspectos de la vida colectiva.

Compartir el mundo reclama de nuestra responsabilidad para ejercer nuestra libertad, para corregir al otro, y para mantener un ambiente moral y natural sano. Solo así garantizaremos el derecho de los demás y la herencia de los que nos sucederán. Es la eterna lucha entre lo que es bueno y malo, lo correcto y lo incorrecto, lo moral y lo inmoral. En ello unos estarán a favor y otros en contra, pero esa es la mecánica y debemos aplicarla para que alcancemos la edificación y el progreso de la sociedad humana.

“Ni un busero más para diputado”. No lo olvidemos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Humildad ante todo

2008-08-24
Editorial
Humildad ante todo

Un gesto poco comentado es el valiente acto de Irving Saladino de postrarse de rodillas. Lo hizo ante miles de espectadores en el estadio, millones de televidentes, y ante la presencia de las autoridades del país anfitrión, ateo y contrario a la jerarquía apostólica romana. Lo que afanosamente una corriente del mundo busca erradicar, en Saladino es algo natural y de mucho valor en su vida.

Si algo nos deja el humilde hijo de Colón, más allá de la euforia olímpica del momento, son sus cualidades humanas y su convicción de fe, que le inspiran el coraje que le hizo capaz de lograr la hazaña atlética que hoy es motivo de regocijo para nuestro país y la gran patria latinoamericana.

Junto a Saladino, sus padres y sus hermanos, también son ejemplo de familia; una familia integrada por padre y madre, cristiana, unida, que le ha sabido inculcar a su hijo Irving y al resto de su prole, el amor a Dios, la transmisión de la fe, y la buena crianza. Un magno ejemplo para una población sedienta de vida familiar cohesionada y coherente.

Los muchos homenajes que recibirá, todos bien merecidos, sin duda, deben destacar esta parte de la vida de Irving Saladino que en esta oportunidad mencionamos. Su sencillez, buen hablar, decencia, y otras cualidades que saltan a la vista, valen mucho más que el oro olímpico del momento. Ese es el verdadero Irving, al que le deseamos que Dios lo conserve siempre humilde y fiel a El, a su familia y a su patria. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja siempre!

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El ejemplo a imitar

2008-08-24
El Ojo del Profeta
El ejemplo a imitar

Irving Saladino es un ejemplo para nuestra juventud y para los que ya han dejado esa etapa. Más que la medalla de oro olímpica, lo hacen grande su humildad y sencillez, además de su fe en Dios y el mutuo amor que comparte con su padre, su madre y el resto de su familia. Contrastan esas virtudes con las actitudes de algunos que, en lo profundo, nos gustaría que fueran más edificantes. La imagen de la premiación transmitida por la televisión resultó empañada, y no, precisamente, por causa de la señal del satélite. Esperamos que el ejemplo de Irving Saladino sea imitado más allá del deporte mismo, para beneficio de un país huérfano de modelos en virtud y moral.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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La Asunción de María y la lucha contra la corrupción

2008-08-17
La Voz del Pastor
La Asunción de María y la lucha contra la corrupción

En la constitución apostólica “Munifficentis-simus Deus, de Pío XII, del 1º de noviembre de 1950, el Papa proclamó, declaró y definió que es enseñanza oficial de la Iglesia contenida en las fuentes de la revelación- la Escritura y la Tradición-, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asumida en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Esto significa que María murió como todos los seres humanos, incluido el Hijo de Dios, pero que no experimentó la corrupción del sepulcro, por su estrecha unión a Cristo. Los antiguos hablaban de la dormisión de María.

A partir del siglo II, los Santos Padres presentan a María como nueva Eva estrechamente unida al nuevo Adán, Cristo, en su lucha contra el enemigo infernal, aunque subordinada a Él. En este combate, la descendencia de la mujer vencerá ampliamente al pecado y la muerte, como muestra el protoevangelio (Gén 3:15). En Rom 5 y 6 y 1 Cor 15:21-26, 54-57), encontramos el eco de esta lucha.

La gloriosa resurrección de Cristo, fue parte esencial de esta victoria y el máximo trofeo. Por eso, “la lucha común de la bienaventurada Virgen y su Hijo tenía que terminar con la glorificación de su cuerpo virginal”. En efecto, María, la Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo, desde toda la eternidad, aliada generosa del Divino Redentor, victorioso sobre el pecado y sus consecuencias, recibió la gracia de “ser preservada incólume de la corrupción del sepulcro, para ser elevada a la suprema gloria del cielo, como ya lo había sido su Hijo, vencida la muerte. Allí brillará a la derecha de su Hijo el Rey inmortal de los siglos ( 1 Tim 1:17).

Por este motivo, la solemnidad de la Asunción de María se puede considerar como la fiesta de su glorificación. Y se asimila a la Ascensión del Señor. En efecto, en aquella celebración el humilde Siervo del Señor, Cordero inocente, llevado al matadero en sustitución de los pecadores, obediente hasta la muerte, recibe una multitud en herencia (cf Is 52:13-53:12), así como el Hijo de hombre, del libro de Daniel recibe el dominio, la gloria y el reino, de manos del Anciano (7:14).

A este siervo, Jesús, obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, se le da el título que está por encima de todo título- Señor y Mesías-, de modo que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua proclame, para gloria de Dios Padre: Jesucristo es el Señor (cf Fil 2:6-11).

En la Asunción ,María, la humilde sierva del Señor, pobre y obediente, es glorificada por el mismo Dios que la preservó de toda mancha de pecado original, aplicándole anticipadamente los méritos de la pasión de su Hijo. En Cristo, Dios ha querido bendecirla con toda clase de bendición espiritual y celestial. En Él, la eligió para que fuera santa e inmaculada, desde antes de la fundación del mundo. Por su sangre, la preservó del pecado, y le concedió el ser hija adoptiva de Dios y heredera de la gloria (cf Ef 1:3-8) y es que María recibe por gracia anticipada lo que los demás creyentes recibimos a través de los sacramentos de iniciación cristiana, por mediación de la Iglesia.

María es un miembro supereminente de la Iglesia, como diría san Agustín: Ella “es tipo y figura de la Iglesia, en el orden de la fe, la caridad y la perfecta unión con Cristo”, dirá el concilio Vaticano segundo (LG 63-65). Por eso a ella se aplica con toda propiedad lo que enseña san Pablo acerca de los que aman a Dios: “Todas las cosas obran a favor de estos, que han sido llamados, según el designio de Dios, ya que a los que conoció de antemano también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que El fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los justificó, y a los que justificó, los glorificó” (Rom 8:28-30).

Los dogmas son corolarios que afectan con contundencia la vida de los creyentes. La revelación tiene una finalidad salvífica. Esto es evidente en el dogma de la Asunción de María. En Él los cristianos tenemos la prenda más patente de que es posible combatir la corrupción y hasta erradicarla del mundo, cuando se obra en íntima alianza de pensamiento, palabra y acción con Dios, por Jesucristo, en el Espíritu. La doctrina no podía ser más oportuna para esta comunidad nuestra panameña, herida por tantas situaciones de corrupción pública y privada.

Vale la pena describir el fenómeno, si hemos de combatirlo: Corromper es echar a perder, como las carnes desprotegidas. En sentido figurado es depravar, es decir, malear. En este sentido, Sócrates fue acusado de depravar a la juventud. Corromper también es seducir, engañar. Son múltiples las posibilidades del engaño o seducción. El prevaricato y el peculado son casos emblemáticos. Prevaricar es faltar a los deberes del propio cargo o la propia condición. Es el caso del estudiante que no estudia, el obrero que no se gana honradamente su jornal, el profesional desleal, el juez que no hace justicia o que acepta soborno. Hay peculado cuando el que administra los caudales del erario los hurta o permite que otros los hurten. Esto incluye todo el patrimonio ecológico de la nación. Uno de los mayores cómplices de la corrupción es la difusión de actitudes que no sólo disculpan el engaño en las relaciones interpersonales, sino que lo ensalzan, siempre y cuando logre sus objetivos con descaro e impunidad. Sólo se critica el dejarse sorprender en la comisión del delito.

Es necesario reforzar el sistema de justicia para que ésta sea equilibrada, expedita e imparcial. No debe prosperar la noción de que las cárceles son sólo para los pobres y la impunidad para los ricos : “Al que roba un peso lo ponen preso, pero al que roba un millón le dicen don”, como reza el dicho popular.

Para que haya corruptos tiene que haber corruptores. La pelea contra la corrupción exige la transformación de unos y otros. El país no alcanzará un desarrollo humano, pleno, sostenible y sustentable, si no se extirpa este flagelo. El dogma de la Asunción de María nos invita a incorporarnos en este combate con la fe, el entusiasmo y el ardor del que apuesta por el triunfo definitivo de la descendencia de la mujer sobre la muerte y la corrupción (Gn 3:15; Ap 12:1-17) y la expansión universal del Reino de Cristo, después de someter a todos sus enemigos, incluida la misma muerte ( 1 Cor 15:20-28).

Mons. Oscar Mario Brown J.
Obispo de Santiago

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Seguridad pública

2008-08-17
A tiro de piedra
Seguridad pública

El plan de seguridad pública propuesto por el gobierno nacional tiene a favor el deseo de brindar protección policial a la comunidad; sin embargo, ciertos aspectos entrañan el peligro de crear estructuras que van más allá de lo meramente inconveniente e innecesario, como el servicio nacional de inteligencia y seguridad.

Crear un servicio de inteligencia está fuera de proporción, porque ello implica un cuerpo independiente, con mando y con carrera, lo que supone el establecimiento de jerarquía y escalafón. Tal como se propone, en mi opinión, es crear más burocracia y dispersar su control convirtiéndolo, a la postre, en un ente ineficiente. Lo apropiado para el país, por su tamaño e instituciones, sería un organismo encargado de analizar las situaciones de peligro y amenaza de la seguridad pública, a partir de la información que se genera desde la policía, migración, investigación judicial, y otras instancias que vigilan y combaten el crimen y las posibles actividades criminales.

El llamado servicio de inteligencia, cuyo nombre debe cambiarse para uno más adecuado con su misión y el régimen democrático, debe convocar a expertos en diversas áreas como: especialistas en movilización humana, población, juristas, criminalistas, psicólogos, y otros profesionales o científicos que puedan analizar datos y advertir situaciones de peligro y amenaza para el país. La labor de investigación, fiscalización, y seguimiento debe estar en manos de otros organismos o autoridad competente.

Lo mismo vale para el proyectado servicio nacional de fronteras que, por la coyuntura con Colombia, principalmente, se pretende convertir en una nueva fuerza pública dentro de la existente. No tiene por qué ser un servicio nuevo, cuando muy bien podría ser una unidad de la policía nacional, con el equipo y el entrenamiento propios de un cuerpo policial de fronteras. Tendría funciones específicas, pero sin mando separado, como se procura hacer ahora. Ahorraríamos recursos y nos evitaríamos crear un ente nuevo, cuya consecuencia inmediata será encarecer el presupuesto de la fuerza pública y desmembrar a la actual policía.

Ya nuestras observaciones fueron hechas en una reciente reunión en la Presidencia de la República, pero las hacemos públicas porque la comunidad tiene derecho a saber lo que se nos viene encima. El gobierno consulta, pero aún falta que demuestre que acoge y pone en práctica las observaciones de los consultados. Existe el deseo de hacer algo, y eso es ya un avance; pero que el afán no nos lleve a cometer errores que luego tendremos que lamentar. A mi modo de ver, los puntos más críticos están en los servicios de inteligencia y fronteras.

Nos queda un gran trecho por andar si queremos construir sobre bases sólidas el sistema de protección y seguridad pública que necesita el país. La prisa no es buena, y tampoco la dilación politiquera. La necesidad de mayor seguridad pública es real; también lo es que el enfoque y la estructura sean de carácter policial, dentro del contexto profesional y moderno. Nada de ejército, ni el arcaico sistema de pito y tolete. El desafío existe y tenemos que afrontarlo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Campaña electoral

2008-08-17
Editorial
Campaña electoral

El período electoral empezó antes del calendario programado por el Tribunal Electoral, porque algunos consideran que así les irá mejor. Antes que pensar en el país, se pensó en el interés partidista y en alcanzar el poder. El clima que se percibe es de saturación, por la excesiva propaganda, y de críticas y ataques al adversario en detrimento de los planes y programas de buen gobierno que deben presentarse para la consideración de los ciudadanos.

La propaganda de los candidatos y partidos se enfoca, pues, en la persona propia y del otro; en su fidelidad y linaje partidario; y en lo supuestamente positivo y negativo de un pasado político que ha sido sacado del arcón de los recuerdos, para legitimar o descalificar a una u otra candidatura. Se pierde, lamentablemente, la visión de aprender del pasado para mirar con esperanza hacia el futuro, a partir de lo que podamos construir en el presente.

Vemos una campaña electoral pobre en propuestas, y rica en ataques personales. ¿Es eso lo que nos ayudará a cambiar la situación actual? ¿Acaso así se logrará alcanzar el poder y mantener un clima de gobernabilidad? ¿Nos garantiza esa actitud un escenario de competencia electoral en fraternidad y en un ambiente de respeto por las ideas del otro? Es cosa para meditar y reflexionar profundamente.

Todavía el calendario electoral, que por cierto los propios partidos políticos acordaron, no ha pasado de las elecciones primarias partidarias. Aún hay tiempo de enderezar lo torcido y allanar las cimas del propio ego y el ataque artero hacia el contrario. Que sea, en primer lugar, la sociedad política la que dé el ejemplo de civismo, honradez y respeto que necesitamos, para que las próximas elecciones sean un acto político de altura y cónsono con el país democrático y civilizado que todos queremos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Pundonor deportivo

2008-08-17
El Ojo del Profeta
Pundonor deportivo

Nuestros atletas cumplieron en Beijing 2008. Pese a las adversidades y los inconvenientes supieron dar la cara por la patria. No podemos decir lo mismo de algunos dirigentes, que aún están por des-cubrir lo que significa pundonor. Nuestros muchachos y muchachas, que en reducida delegación nos representaron en las Olimpíadas, son dignos de encomio. Demostraron, en este caso, que lo importante no es competir, sino vivir su vocación deportiva con dignidad, perseverancia y pasión. Más que penas, nos dieron alegría; más que derrota, el triunfo de superar los escollos que la mezquindad y el sectarismo, por no decir el yoísmo, le imponen al deporte nacional y le roban la posibilidad de glorias mejores.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Guabito (II parte)

2008-08-10
La Voz del Pastor
Guabito (II parte)

Hace algún tiempo publicamos en esta sección un artículo sobre Guabito. En él nos ocupamos de los orígenes y desarrollo de esta población, de su historia y geografía humana, social y económica; de una probable primera evangelización del área en la época colonial y, de la sí segura presencia del padre Pablo José Völk, cuando en octubre y noviembre de 1896 llevó a cabo su primera gira misionera "en el río Sic Solar" (sic). Con todo, el nombre concreto de Guabito, no aparece en los libros parroquiales hasta octubre de 1917, con ocasión de la visita de monseñor Rojas y Arrieta, obispo de Panamá. En éste trataremos de la riqueza pastoral de Guabito.

A Guabito le podemos aplicar la ya tópica expresión de que "es una realidad multiétnica y pluricultural". En su área conviven morenos y latinos, ngöbes, nasos y bribris, con predominio de los latinos y ngöbes; amén de la multiplicada presencia de chinos, en supermercados y restaurantes. Cada grupo con su lengua y su identidad cultural propia.

Algo similar ocurre en el ámbito religioso. Predominan los católicos, con sendas minorías de metodistas y episcopalianos, sobre una amplia gama de testigos de Jehová y sectas evangélicas, en un abanico multiforme de denominaciones para todos los gustos. Sin que falten quienes reconocen no pertenecer "a ninguna iglesia".

La Católica tiene un peso específico bien reconocido, por lo que contra ella menudean las diatribas de algunos grupos evangélicos. La comunidad católica es parte de la parroquia Santa Isabel de Hungría, de Changuinola, que multiplica su presencia en las hermosas capillas de Guabito, California, La Mesa y Las Tablas. Los sacerdotes agustinos recoletos de la parroquia atienden estas comunidades, con un programa bien coordinado, de modo que Guabito recibe su visita todos los domingos, Las Tablas cada quince días y La Mesa y California una vez al mes. En circunstancias especiales, siempre que sea necesario.

Algunas comunidades, como las Fincas 51, 52 y 54, El Silencio, Zegla Bonyik, algunas con capilla propia, también son visitadas de forma organizada, con más o menos frecuencia. Así como las que podríamos llamar "rurales", San San, San San Drui, La Tigra, Tiger Hill, El Guabo de Yorkín y Sieyik, según la situación de cada una. Ante la construcción de nuevas vías de comunicación o mejora de las existentes, el padre Roberto ya está considerando la posibilidad de ampliar sus giras misioneras a Sibube, Sinostri, Las Delicias, y quién sabe cuántas más.

El área de Guabito cuenta con un grupo numeroso de catequistas, mujeres y varones, jóvenes y adultos. Brazo activo de la pastoral, los catequistas coordinan la acción de la parroquia en sus comunidades. Cuando es necesario, presiden la "Celebración de la Palabra", preparan a las familias para el sacramento del bautismo de los niños, imparten las catequesis de comunión y confirmación... Todo bajo la responsabilidad de los sacerdotes de la parroquia.

En varias comunidades se activan movimientos especiales, como el llamado "Grupo del Rosario", cuyas integrantes se reúnen una vez por semana en la residencia de una de ellas, y rezan: por sus familias, por su comunidad, por la parroquia y la Iglesia, colaboran con la Cáritas parroquial y acogen a las familias de Costa Rica, que llegan a Guabito para la Eucaristía dominical o el bautismo de algún hijo.

Mencionemos también los "Grupos juveniles" de Guabito y Las Tablas, herencia valiosa de los desvelos pastorales del padre Pepe (q.e.p.d.), animados ahora por la catequista Beti Jované. Con su juventud animan las actividades parroquiales, participan en los encuentros diocesanos y, superando los problemas de financiamiento y lejanía, se benefician espiritualmente de los nacionales de Monagrillo.

Otro movimiento muy importante es el de los “Cursos de Formación Familiar y Social" que, con programas bien diseñados y la colaboración de técnicos en diferentes disciplinas, busca la formación cristiana y social de señoras que trabajan en las fincas bananeras de Guabito, California, La Mesa, Las Tablas, Barranco Adentro y Puente Blanco. En cada una de estas comunidades se reúne una vez por semana un promedio de veinticinco señoras que, durante varios meses reciben una sólida capacitación, como mujeres cristianas y responsables de un hogar.

Guabito es un área pastoralmente bien organizada. El padre Pepe trabajó durante años en este sector de la parroquia. Con él, se desvivió por estas comunidades la catequista Beti Jované. Hoy continúa, con el grupo de catequistas, su labor misionera. Y es, nadie lo duda, el alma de la Iglesia en Guabito y sus comunidades.

Mons. José Agustín Ganuza, o.a.r.
Obispo emérito de Bocas del Toro

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La mejor vacuna contra el militarismo

2008-08-10
A tiro de piedra
La mejor vacuna contra el militarismo

Muchos de los que vivimos nuestra niñez y nuestra juventud bajo la dictadura militar tuvimos que correr riesgos y dedicar nuestros mejores años a construir la democracia. El juego y la diversión a menudo eran sacrificados, para combatir al régimen. La democracia, en aquel tiempo, era nuestro anhelo.

Por estos días se habla del retorno al militarismo, en una parte con fundamento, y en otra por temor o politiquería, pero debo decir que la mejor vacuna contra el militarismo es la democracia. Llevamos ya casi 20 años de supuesto régimen democrático, y es hora de preguntarnos: ¿qué hemos hecho por la democracia?

Durante los últimos 19 años he escrito sobre el tema, le he hablado directamente a los presidentes Guillermo Endara y Ernesto Pérez Balladares, en un encuentro con ambos cuando fui invitado como periodista en el tiempo que cada uno gobernaba. No pude hacerlo directamente con Mireya Moscoso, pero sí le envié el mensaje en una conversación con su ministro de gobierno Winston Spadafora. Mi petición era la misma: hay que invertir en democracia, educando a la población en ese campo. La respuesta de lo que se hizo al respecto la debe dar cada uno de ellos.

Si tuviera que hacer una evaluación del aporte democrático desde la Invasión hasta hoy, tendría que buscar cuánto hemos cambiado institucionalmente. El mayor aporte, para mí, es la realización de elecciones limpias. Luego le sigue la última reforma constitucional, donde resalta la eliminación de un cargo a la vicepresidencia de la república y el de los diputados y alcaldes. Sin embargo, la distribución del poder mediante sufragio saca mala nota. Conservamos el mismo vicio heredado de la política electorera de la primera mitad de la vida republicana y de la dictadura: el ganador se lleva todo en las elecciones de mayo.

Al echar una mirada a la fuerza pública, también me pregunto: ¿es que no hemos hecho nada en estos 19 años de democracia? ¿Acaso los agentes nombrados en democracia no son más que el remanente de las Fuerzas de Defensa? Y, si son mayoría, ¿por qué temer que vuelvan al militarismo? Si hemos hecho bien nuestra tarea democrática, resistiremos los vientos, por fuertes que sean. Si no está bien hecha, entonces estaremos en problemas.

Cuando leo los periódicos de estos días, o veo los reportajes de televisión, me apena ver que el militarismo es un tema de interés más para los viejos que para los jóvenes. ¿Por qué? Algo ha pasado. La democracia, como la riqueza del país, no alcanza a todos. Si estamos en peligro es porque somos vulnerables. Y esa vulnerabilidad tiene su raíz en la desatención de la enseñanza en el campo de la civilidad, que ha afectado la construcción de la vida democrática del país.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El precio del combustible

2008-08-10
Editorial
El precio del combustible

La disminución del precio de referencia del petróleo que usamos en Panamá (Texas Intermedio) no se compadece con lo que paga el consumidor local. Algunos nos dicen que se trata de la libre oferta y demanda, que determina el monto que desembolsa el comprador común. Sin embargo, otra parece ser la historia del asunto.

Existe un control evidente de las mayores distribuidoras de combustible, que impone precios al consumidor obligándolo a pagar lo que ellos desean, sin que la competencia, que también forma parte de las leyes del mercado de libre oferta y demanda, se pueda dar de una forma más patente.

Muy pocos vendedores de combustible al detal tenemos, porque las distribuidoras controlan la importación y la venta al público, actuando como una cadena de estaciones de combustible de un solo dueño. Los pocos independientes que hay, con respecto de ellas, se las ven a gatas para abastecerse y competir.

Hay una responsabilidad moral y ética para esas compañías dominantes, y que ahora se enmarca dentro de la responsabilidad social empresarial. Poco podemos hacer si continúa el actual escenario. Los consumidores necesitan organizarse mejor y ejercer el control social que promueva el cambio. Por ahora se ve lejano el día que ello ocurra, pero esperanza tenemos en el despertar de la población para que la transformación se realice y ten-gamos una situación más justa y equitativa.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Espíritu olímpico

2008-08-10
El Ojo del Profeta
Espíritu olímpico

El mayor ejemplo del espíritu olímpico es el respeto hacia el competidor, no importa si se gana o se pierde. Más importante que una medalla, la honestidad y la camaradería se imponen en todo momento. Se compite limpiamente, y se triunfa o se acepta la derrota en buena lid.

Sin embargo, nuestra delegación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 da muestras de flaqueza en su espíritu deportivo. Descontento entre algunos atletas, idos y quedados; cuestionada cantidad de viajeros; y disputas entre directivos, son las demostraciones que maculan el escenario del olimpismo local.

Quiera Dios, y también nuestra dirigencia olímpica panameña, que pronto se superen las diferencias y se venzan los obstáculos, para que el deporte nacional se engrandezca en su espíritu, en su esencia y en su calidad.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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A pensar en tiempos electorales

2008-08-03
La Voz del Pastor
A pensar en tiempos electorales

La democracia es algo más que una forma de gobierno, y algo más que la elección de unos representantes por sufragio universal y libre. La democracia es una forma de entender la vida y la organización social que facilita al ser humano a vivir como persona.

El fundamento de la democracia es la persona humana en su dimensión comunitaria, porque su identidad se construye en el encuentro con los demás, en la comunicación y el reconocimiento de cada ser humano para construir un futuro en común. No basta con la garantía de sus derechos subjetivos y sus propios intereses; no puede haber bien individual sin bien común, con los elementos de gratuidad que ello conlleva.

Por ello, la democracia es una opción ética porque descansa sobre el valor de la persona humana y su dignidad. A la vez, la ética impone algunas exigencias a la democracia, la cuestiona permanentemente y la obliga a moverse dentro de ciertos parámetros a fin de lograr determinados resultados, como lo son que los pobres puedan ejercer el derecho de participar, gozar de los bienes mate-riales y hacer fructificar su capacidad de trabajo.

Todo esto es sabido, pero vale la pena recordarlo en el actual clima político, porque hay que irse formando una conciencia ciudadana al respecto e ir pensando qué hay que preguntar a los que van siendo proclamados candidatos y candidatas. Desde la fe todavía con cuánta mayor razón. Hay que discernir y hasta autocuestionarse: ¿votaré por quienes creo que nos beneficiarán en sentido individualista o realmente priorizo el bien común?

Aunque en estas elecciones las encuestas señalan en primer lugar de las preocupaciones el costo de la canasta básica y no la corrupción, ésta sigue siendo un desafío, al mismo tiempo que incide entre las causales del alto costo de la vida. Ahora bien, no basta con la voluntad política de un candidato electoral o de un gobernante austero en su gestión y sensible al sufrimiento de los pobres y excluidos pues se necesita que todos seamos honestos en todos los actos de la vida pública y privada; a la hora de votar y siempre. No puede prosperar un gobierno honesto en una sociedad corrupta.

El no a la corrupción comienza en la escuela de los auténticos valores: la familia. En el seno de la familia se aprenden; en la educación se cultivan. Así se prepara el camino para construir. La ética pública es inseparable de la ética privada.

Como decía una carta pastoral de la Conferencia Episcopal Panameña ya en junio de 1978, de lo que se trata para el país es de "...Una democracia política, económica y social que reconoce el valor inestimable de la persona, asegura el bienestar de todos, y los impulsa a su promoción integral en un clima de concordia y armonía". Si esto era así en 1978, ¡cuánto más en nuestros días cuando las posibilidades de realización son mucho más amplias y con el recorrido de más de una década en democracia!

Coincidiendo con este año antesala electoral, en la Iglesia estamos empapándonos en el Documento de Aparecida y así vamos preparándonos para un relanzamiento misionero Entonces, es conveniente hacer notar que en el Documento hay muchas valiosas indicaciones y orientaciones para el compromiso laico en el campo de la política y para el discernimiento en una atmósfera electoral. Es parte de la acción misionera la contribución a la construcción de la “ciudad de la tierra”, aportando los valores del Reino que se nos revela en Jesucristo.

Mons. Pablo Varela Server
Obispo Auxiliar

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Política electorera

2008-08-03
A tiro de piedra
Política electorera

La táctica de los partidos políticos del país coincide en muchos aspectos y sólo se diferencia en el saco de donde sale el dinero. Mientras de un lado brota de las arcas estatales, del otro proviene de las donaciones de una casta que está un ratito con el gobierno y otro con la oposición.

Debo aclarar que estoy a favor de la existencia de los partidos, de las instituciones democráticas, y de la democracia participativa. La crítica que hago es con la intención de contribuir, al menos de esta forma, a que algunas conciencias se despierten y, por esa vía, lograr que poco a poco nuestros políticos y los partidos abandonen la malsana práctica del clientelismo político y el reparto del poder a través de acuerdos y alianzas que le garantizan cinco años de usufructo gubernamental.

Cada ciudadano tiene el derecho y el deber de informarse plenamente acerca de lo que hacen los partidos, de criticarlos, de censurarlos, y de revocarle la cuota de poder por medio del sufragio. Por eso es fundamental que haya más de una elección cada lustro, para que el voto tenga el valor y el poder que merece. Mientras los partidos impongan, en el Código Electoral, sus reglas y sus intereses, la democracia estará incompleta. Debe separarse, y fraccionarse, la elección de las autoridades ejecutivas y legislativas, en periodos y años distintos. Actualmente, el poder total se pone en juego en un solo momento, y el ganador se lo lleva todo durante 5 años.

Ante esa realidad, los partidos luchan encarnizadamente por hacer-se del poder. La actual campaña, en particular, es una lucha de reparto de bolsas de comida, de bonos y becas, de tómbola de electrodomésticos, y de recriminaciones de variado tono y color y que poco edifican o dignifican la política criolla.

Los millonarios recursos estatales que se utilizan, por ambos bandos, deberían, al menos, retribuirse con una campaña de más altura y un debate que ilustre y ponga en evidencia quién es la persona más capaz para ser presidente, alcalde, diputado, representante de corregimiento o concejal. El oficialismo saca ventaja de estar en el gobierno, pero todos reciben el subsidio de los millones que da el Tribunal Electoral. Excepto, claro, los partidos nuevos que aún no han participado y sobrevivido en una elección.

Necesitamos cambiar la cultura política electorera por una cultura política de planes y programas. Erradicar el clientelismo de la pachita que mutó en bolsa de comida, para que imperen el civismo y el poder ciudadano. Superar la dádiva del puesto público y la promesa que sólo se hace en oposición, por la educación y el trabajo que nos permitan prescindir de la influencia política para ganarnos el pan. Nada más ni nada menos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Seguridad pública

2008-08-03
Editorial
Seguridad pública

Vemos con preocupación algunos aspectos de las leyes que supuestamente regirán para el aparato de seguridad pública del país. La posibilidad de agentes secretos altamente protegidos por la legislación, el control de los estamentos de seguridad, y la ausencia de una discusión más amplia del tema causan aprehensión.

Es necesario un mayor conocimiento por parte del ciudadano de lo que se pretende aprobar en materia de seguridad pública. No basta la divulgación por la Internet, porque la mayoría de la población no tiene acceso a ella. Por eso, es obligación ineludible de la Asamblea Nacional asumir el debate público y abrir la consulta ciudadana, antes de la aprobación final de las leyes de marras.

Los gobiernos pasan, los pueblos quedan. No debe haber apuro en un tema tan serio y vital para la tranquilidad del país, y para garantizar el régimen democrático y el estado de derecho, razón y propósito del estado panameño. Tampoco cabe la dilación innecesaria ni el sacar provecho político partidista de la situación, por parte de alguno o algunos, sin excepción.

Antes que la jurisprudencia de la seguridad pública, están la seguridad y la tranquilidad del país. Veamos con serenidad y buen juicio el tema, para que podamos construir sobre roca y no sobre arena las bases de esas instituciones.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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La casa común

2008-08-03
El Ojo del Profeta
La casa común

Los esfuerzos mundiales para proteger y conservar la naturaleza deben ser apoyados por los estados y la población del planeta; al fin y al cabo, es nuestra casa común. El daño que se inflige en una parte, repercute en el resto de la superficie mundial. No hay fronteras ni soberanía para el entorno natural.

Panamá, por su posición geográfica, es paso obligado para las especies marinas y aviarias. Algunas partes de su territorio nacional constituyen verdaderos santuarios de la vida silvestre. En aras de ese espíritu de cooperación para protegerla, debemos redoblar el esfuerzo que hacemos en dicho campo.

Dios le dio al hombre la facultad de dominar la tierra, no de destruirla. Es su deber, por mandato divino y por causa de su propia supervivencia, amar la naturaleza y resguardar la Creación de todo mal que pueda cometer por causa de su placer o ambición.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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