jueves, 28 de agosto de 2008

La casa común

2008-08-03
El Ojo del Profeta
La casa común

Los esfuerzos mundiales para proteger y conservar la naturaleza deben ser apoyados por los estados y la población del planeta; al fin y al cabo, es nuestra casa común. El daño que se inflige en una parte, repercute en el resto de la superficie mundial. No hay fronteras ni soberanía para el entorno natural.

Panamá, por su posición geográfica, es paso obligado para las especies marinas y aviarias. Algunas partes de su territorio nacional constituyen verdaderos santuarios de la vida silvestre. En aras de ese espíritu de cooperación para protegerla, debemos redoblar el esfuerzo que hacemos en dicho campo.

Dios le dio al hombre la facultad de dominar la tierra, no de destruirla. Es su deber, por mandato divino y por causa de su propia supervivencia, amar la naturaleza y resguardar la Creación de todo mal que pueda cometer por causa de su placer o ambición.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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