jueves, 28 de agosto de 2008

La mejor vacuna contra el militarismo

2008-08-10
A tiro de piedra
La mejor vacuna contra el militarismo

Muchos de los que vivimos nuestra niñez y nuestra juventud bajo la dictadura militar tuvimos que correr riesgos y dedicar nuestros mejores años a construir la democracia. El juego y la diversión a menudo eran sacrificados, para combatir al régimen. La democracia, en aquel tiempo, era nuestro anhelo.

Por estos días se habla del retorno al militarismo, en una parte con fundamento, y en otra por temor o politiquería, pero debo decir que la mejor vacuna contra el militarismo es la democracia. Llevamos ya casi 20 años de supuesto régimen democrático, y es hora de preguntarnos: ¿qué hemos hecho por la democracia?

Durante los últimos 19 años he escrito sobre el tema, le he hablado directamente a los presidentes Guillermo Endara y Ernesto Pérez Balladares, en un encuentro con ambos cuando fui invitado como periodista en el tiempo que cada uno gobernaba. No pude hacerlo directamente con Mireya Moscoso, pero sí le envié el mensaje en una conversación con su ministro de gobierno Winston Spadafora. Mi petición era la misma: hay que invertir en democracia, educando a la población en ese campo. La respuesta de lo que se hizo al respecto la debe dar cada uno de ellos.

Si tuviera que hacer una evaluación del aporte democrático desde la Invasión hasta hoy, tendría que buscar cuánto hemos cambiado institucionalmente. El mayor aporte, para mí, es la realización de elecciones limpias. Luego le sigue la última reforma constitucional, donde resalta la eliminación de un cargo a la vicepresidencia de la república y el de los diputados y alcaldes. Sin embargo, la distribución del poder mediante sufragio saca mala nota. Conservamos el mismo vicio heredado de la política electorera de la primera mitad de la vida republicana y de la dictadura: el ganador se lleva todo en las elecciones de mayo.

Al echar una mirada a la fuerza pública, también me pregunto: ¿es que no hemos hecho nada en estos 19 años de democracia? ¿Acaso los agentes nombrados en democracia no son más que el remanente de las Fuerzas de Defensa? Y, si son mayoría, ¿por qué temer que vuelvan al militarismo? Si hemos hecho bien nuestra tarea democrática, resistiremos los vientos, por fuertes que sean. Si no está bien hecha, entonces estaremos en problemas.

Cuando leo los periódicos de estos días, o veo los reportajes de televisión, me apena ver que el militarismo es un tema de interés más para los viejos que para los jóvenes. ¿Por qué? Algo ha pasado. La democracia, como la riqueza del país, no alcanza a todos. Si estamos en peligro es porque somos vulnerables. Y esa vulnerabilidad tiene su raíz en la desatención de la enseñanza en el campo de la civilidad, que ha afectado la construcción de la vida democrática del país.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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