2008-08-24
Editorial
Humildad ante todo
Un gesto poco comentado es el valiente acto de Irving Saladino de postrarse de rodillas. Lo hizo ante miles de espectadores en el estadio, millones de televidentes, y ante la presencia de las autoridades del país anfitrión, ateo y contrario a la jerarquía apostólica romana. Lo que afanosamente una corriente del mundo busca erradicar, en Saladino es algo natural y de mucho valor en su vida.
Si algo nos deja el humilde hijo de Colón, más allá de la euforia olímpica del momento, son sus cualidades humanas y su convicción de fe, que le inspiran el coraje que le hizo capaz de lograr la hazaña atlética que hoy es motivo de regocijo para nuestro país y la gran patria latinoamericana.
Junto a Saladino, sus padres y sus hermanos, también son ejemplo de familia; una familia integrada por padre y madre, cristiana, unida, que le ha sabido inculcar a su hijo Irving y al resto de su prole, el amor a Dios, la transmisión de la fe, y la buena crianza. Un magno ejemplo para una población sedienta de vida familiar cohesionada y coherente.
Los muchos homenajes que recibirá, todos bien merecidos, sin duda, deben destacar esta parte de la vida de Irving Saladino que en esta oportunidad mencionamos. Su sencillez, buen hablar, decencia, y otras cualidades que saltan a la vista, valen mucho más que el oro olímpico del momento. Ese es el verdadero Irving, al que le deseamos que Dios lo conserve siempre humilde y fiel a El, a su familia y a su patria. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja siempre!
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
Editorial
Humildad ante todo
Un gesto poco comentado es el valiente acto de Irving Saladino de postrarse de rodillas. Lo hizo ante miles de espectadores en el estadio, millones de televidentes, y ante la presencia de las autoridades del país anfitrión, ateo y contrario a la jerarquía apostólica romana. Lo que afanosamente una corriente del mundo busca erradicar, en Saladino es algo natural y de mucho valor en su vida.
Si algo nos deja el humilde hijo de Colón, más allá de la euforia olímpica del momento, son sus cualidades humanas y su convicción de fe, que le inspiran el coraje que le hizo capaz de lograr la hazaña atlética que hoy es motivo de regocijo para nuestro país y la gran patria latinoamericana.
Junto a Saladino, sus padres y sus hermanos, también son ejemplo de familia; una familia integrada por padre y madre, cristiana, unida, que le ha sabido inculcar a su hijo Irving y al resto de su prole, el amor a Dios, la transmisión de la fe, y la buena crianza. Un magno ejemplo para una población sedienta de vida familiar cohesionada y coherente.
Los muchos homenajes que recibirá, todos bien merecidos, sin duda, deben destacar esta parte de la vida de Irving Saladino que en esta oportunidad mencionamos. Su sencillez, buen hablar, decencia, y otras cualidades que saltan a la vista, valen mucho más que el oro olímpico del momento. Ese es el verdadero Irving, al que le deseamos que Dios lo conserve siempre humilde y fiel a El, a su familia y a su patria. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja siempre!
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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