2008-08-03
Editorial
Seguridad pública
Vemos con preocupación algunos aspectos de las leyes que supuestamente regirán para el aparato de seguridad pública del país. La posibilidad de agentes secretos altamente protegidos por la legislación, el control de los estamentos de seguridad, y la ausencia de una discusión más amplia del tema causan aprehensión.
Es necesario un mayor conocimiento por parte del ciudadano de lo que se pretende aprobar en materia de seguridad pública. No basta la divulgación por la Internet, porque la mayoría de la población no tiene acceso a ella. Por eso, es obligación ineludible de la Asamblea Nacional asumir el debate público y abrir la consulta ciudadana, antes de la aprobación final de las leyes de marras.
Los gobiernos pasan, los pueblos quedan. No debe haber apuro en un tema tan serio y vital para la tranquilidad del país, y para garantizar el régimen democrático y el estado de derecho, razón y propósito del estado panameño. Tampoco cabe la dilación innecesaria ni el sacar provecho político partidista de la situación, por parte de alguno o algunos, sin excepción.
Antes que la jurisprudencia de la seguridad pública, están la seguridad y la tranquilidad del país. Veamos con serenidad y buen juicio el tema, para que podamos construir sobre roca y no sobre arena las bases de esas instituciones.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
Editorial
Seguridad pública
Vemos con preocupación algunos aspectos de las leyes que supuestamente regirán para el aparato de seguridad pública del país. La posibilidad de agentes secretos altamente protegidos por la legislación, el control de los estamentos de seguridad, y la ausencia de una discusión más amplia del tema causan aprehensión.
Es necesario un mayor conocimiento por parte del ciudadano de lo que se pretende aprobar en materia de seguridad pública. No basta la divulgación por la Internet, porque la mayoría de la población no tiene acceso a ella. Por eso, es obligación ineludible de la Asamblea Nacional asumir el debate público y abrir la consulta ciudadana, antes de la aprobación final de las leyes de marras.
Los gobiernos pasan, los pueblos quedan. No debe haber apuro en un tema tan serio y vital para la tranquilidad del país, y para garantizar el régimen democrático y el estado de derecho, razón y propósito del estado panameño. Tampoco cabe la dilación innecesaria ni el sacar provecho político partidista de la situación, por parte de alguno o algunos, sin excepción.
Antes que la jurisprudencia de la seguridad pública, están la seguridad y la tranquilidad del país. Veamos con serenidad y buen juicio el tema, para que podamos construir sobre roca y no sobre arena las bases de esas instituciones.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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