jueves, 5 de julio de 2007

San Pedro y San Pablo

2007-07-01
La Voz del Pastor
San Pedro y San Pablo

La fiesta de San Pedro y San Pablo, rica en connotaciones históricas y culturales, contiene una referencia directa a la cabeza de la Iglesia Católica. Ambos Apóstoles sufrieron el martirio y se convierten en columnas de la Iglesia universal para todos los tiempos. Las promesas de Cristo a Pedro, acerca de convertirlo en piedra de cimiento para toda la comunidad eclesial, fueron ratificadas después de la Resurrección con la entrega efectiva de la responsabilidad y la autoridad pastoral sobre todo el Pueblo de Dios. Cuando el Apóstol Pedro muere mártir en Roma, se inicia la sucesión apostólica hasta llegar a nuestros días con Benedicto XVI. A ellos corresponde asumir las funciones de Pedro y conducir la nave de la Iglesia.

Es parte de la fe cristiana en la Iglesia el reconocimiento del Santo Padre, sucesor de Pedro, como vicario de Cristo en la tierra, esto es como el que hace las veces de su Señor. De ahí que la veneración por el Pastor Supremo sea espontánea y constante en la comunidad de los creyentes. Como se manifestó desde el primer momento, cuando Juan cedió el paso a Pedro a la entrada de la tumba del Señor y, poco después, cuando toda la comunidad oraba por un Pedro encarcelado. No importa quién sea el Papa, de dónde proceda, la edad que tenga. Es siempre reconocido en su magisterio supremo y en su plenitud de facultades de gobierno. Es respetado y amado por un motivo de fe, que se sostiene por sí mismo, sin necesidad de más adornos.

El primado del obispo de Roma constituye una peculiaridad de la Iglesia Católica. Es la expresión visible de la unidad que caracteriza a la Iglesia de Jesucristo, El ministerio primacial lo posee el Papa, en cuanto derivado del mismo Cristo, como persona concreta. La unidad de la Iglesia se simboliza en una persona singular y comprometida. El Papa es el obispo de Roma, obispo de la Iglesia concreta que guarda el testimonio y la memoria de los apóstoles Pedro y Pablo.

Es importante tomar en cuenta que un elemento de nuestro comportamiento como católico está la comunión que debemos manifestar con el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. Precisamente el primado del obispo de Roma tiene como objetivo garantizar la unidad y la comunión en la apostolicidad de las diversas Iglesias.

Es necesario recordar que sólo una vez al año, los católicos aportamos una ofrenda para ayudar y apoyar la caridad del Santo Padre, por eso es conveniente recordar la importancia de la colecta de este domingo destinada a las obras de caridad del Santo Padre y que llamamos óbolo de San Pedro. Hoy de manera especial agradecemos a Dios por el servicio que presta el Santo Padre, manifestamos nuestra obediencia y oramos por sus preocupaciones pastorales.

Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de Colón - Kuna Yala

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