lunes, 9 de julio de 2007

Justicia

2007-07-08
Editorial
Justicia

El anhelo de justicia es una gran aspiración de nuestro pueblo desde antes de la actual época democrática. Fuerte era el clamor por la administración de justicia sin fueros ni privilegios, en total igualdad ante la ley, y sin la dilación propia del sistema y de deleznables malos hábitos entre algunos jueces.

Actualmente ese anhelo persiste, porque la administración de justicia aún no logra ganarse la total confianza y la credibilidad ciudadana, a causa de ciertos casos que empañan todo esfuerzo por mejorarla y adecentarla. La actuación de los menos, mancha y deteriora la institución judicial, porque golpea muy fuerte la conciencia y el sentimiento del ciudadano común.

La corrección de las fallas más graves es urgente, para evitarle un daño mayor al órgano del estado al que todo habitante de esta tierra debe confiarle, por imperio de la Constitución y de la Ley, la solución justa de todo reclamo y diferendo.

Cada fallo de los tribunales, desde los inferiores hasta los superiores, debe fundamentarse más en el fondo que en la forma de la cosa que se juzga; debe hacerse no con la prisa que lo haga superficial, pero sí en el tiempo y el momento justo, sin demoras, ni artimañas, ni mucho menos con la dilación premeditada que da paso a la corrupción. En Dios confiamos que pronto se enderece lo torcido, y se allane los escabroso.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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