2007-09-02
El ojo del profeta
El salto grande
Es grato ver a un atleta agradecerle a Dios por el triunfo y el éxito en una prueba deportiva. La grandeza del atleta se postra ante alguien más grande en un gesto de humildad que, más que empequeñecerlo, enaltece a quien se inclina ante su Dios y Señor.
Como el atleta se esfuerza por alcanzar el triunfo, también nosotros hemos de librar el buen combate para merecer la corona de gloria; no en un podio hecho por hombres, sino en el sitio que nos tiene preparado nuestro Señor para todo aquel que cumple con su voluntad.
Nuestro compatriota Irving Saladino dio un salto grande que lo hizo ganador, a pesar de que ya se daba por vencedor a otro saltador. Como él, también cada panameño y panameña debe dar su salto grande para ser mejor persona, mejor padre o madre, mejor hijo o hija, mejor esposo, o hermano, o lo que le toque ser; pero mejor aún, postrarse ante su Dios y Señor sin temor ni vergüenza alguna, porque el que se humilla será ensalzado.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El ojo del profeta
El salto grande
Es grato ver a un atleta agradecerle a Dios por el triunfo y el éxito en una prueba deportiva. La grandeza del atleta se postra ante alguien más grande en un gesto de humildad que, más que empequeñecerlo, enaltece a quien se inclina ante su Dios y Señor.
Como el atleta se esfuerza por alcanzar el triunfo, también nosotros hemos de librar el buen combate para merecer la corona de gloria; no en un podio hecho por hombres, sino en el sitio que nos tiene preparado nuestro Señor para todo aquel que cumple con su voluntad.
Nuestro compatriota Irving Saladino dio un salto grande que lo hizo ganador, a pesar de que ya se daba por vencedor a otro saltador. Como él, también cada panameño y panameña debe dar su salto grande para ser mejor persona, mejor padre o madre, mejor hijo o hija, mejor esposo, o hermano, o lo que le toque ser; pero mejor aún, postrarse ante su Dios y Señor sin temor ni vergüenza alguna, porque el que se humilla será ensalzado.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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