viernes, 28 de septiembre de 2007

Cárceles

2007-09-23
Editorial
Cárceles

La cárcel es un sitio donde se purga condena o se encierra al detenido que, por el delito imputado, necesita estar recluido en prisión. Es un lugar privado de la comodidad y la libertad de las que se goza en la vida cotidiana.

El hecho de estar encarcelado quita a la persona su libertad, no su humanidad; le priva del ejercicio de sus derechos ciudadanos, pero no le disminuye en su dignidad. Por tanto, el recinto carcelario debe garantizar, además del encierro para cumplir la condena o evitar la fuga, el trato digno al privado de libertad, tanto en las condiciones físicas e higiénicas del lugar de reclusión, como en la atención espiritual, mental y corporal del recluso.

Nuestro sistema penitenciario, según la Constitución y las Leyes de la República, está dirigido a la rehabilitación del reo y a su reinserción en la sociedad. Mantener condiciones y permitir situaciones que atentan contra esos principios es desdecirnos como estado y sociedad, y, en el caso los funcionarios y de las autoridades penitenciarias, es faltar a su misión y su deber como servidores públicos.

Panamá necesita humanizar sus cárceles, para hacer valer su condición de país civilizado. Debe preocuparse por hacer de los centros penitenciarios un sitio de alojamiento digno para el detenido y el reo, sin que ello implique exagerar en el concepto de habitabilidad y facilidad de servicios, ni para el regenta ni para quien crítica. Basta con hacerlo de una manera que respete la dignidad humana. Ni más, ni menos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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