viernes, 28 de septiembre de 2007

Toni

2007-09-02
A tiro de piedra
Toni

Si está pensando en aquel general ya degrado y destituido, que gobernó por la fuerza al país hace dos décadas, acertó. Es el mismo Toni al cual me refiero; ese que tiene boleto forzoso para Francia, y que abriga la esperanza de que le sea negada su extradición al país europeo.

Mientras Toni aguarda el resultado de su apelación, para evitar el vuelo a París, acá en Panamá unos están en favor y otros en contra de la suerte que ahora enfrenta. En cuestión de principios, a mí me gustaría que viniera a Panamá a cumplir con sus condenas; en materia de ser prácticos y por la tranquilidad social, es mejor que resuelva su problema con los franceses, y luego venga. Aún no hay condena segura en Francia, porque debe ser sometido a juicio; por tanto, la posibilidad actual de que sea condenado es del cincuenta por ciento; la otra mitad es de libertad. Si viene pronto o no dependerá del final ante la justicia francesa.

Cuando escucho y observo al ciudadano común percibo conflicto y confrontación al referirse al tema. De momento aflora el orgullo patrio y se defiende a capa y a espada su repatriación, para que pague por sus delitos en nuestra tierra. Otras veces, detecto la furia y el dolor aún latente, que no perdona y no quiere ver de nuevo a Noriega entre nosotros. En otras personas siento el temor y la desconfianza en nuestras instituciones, por un probable indulto o medida cautelar de casa por cárcel, que deja el sinsabor de la impunidad.

Todo lo anterior es excusable en el pueblo sencillo; no así en algunos políticos que nos hacen dudar de la sinceridad de sus palabras. A Toni se lo llevaron bajo el mandato de alguien que, en su momento, poco o nada hizo para impedir que se lo llevaran a enfrentar otra justicia; alguien que estuvo acompañado de otros que, al momento, también tienen aspiraciones políticas para el 2009, y que aprobaron aquel acto. ¿Por qué ahora son los más fervientes defensores de que Toni venga a enfrentar la justicia panameña? Explicación de este cambio tendrán, y será mejor que nos la den pronto. Otros personajes políticos, que en su momento disfrutaron con él, tampoco quieren que venga, porque pone en peligro el poder que ahora disfrutan si se ven ante la encrucijada de encarcelarlo o liberarlo. También deben explicar su cambio de parecer del antes sí, y ahora no.

Por ahora seguiré disfrutando del folclore de nuestra política criolla. Y, como dije, que vaya a Francia primero, y después nos lo manden para acá. Al menos estaremos seguros de que enfrentó todas las acusaciones que se le hicieron.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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