viernes, 26 de octubre de 2007

La curación completa y radical es la «salvación»

2007-10-28
La Voz del Pastor
La curación completa y radical es la «salvación»

(ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI el domingo 14 de octubre al rezar la oración mariana del Ángelus.

Queridos hermanos y hermanas:

El Evangelio de este domingo presenta a Jesús curando a diez leprosos, de los cuales sólo uno, samaritano y por tanto extranjero, vuelve para darle las gracias (Cf. Lucas 17, 11-19). El Señor le dice: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado» (Lucas 17, 19).

Este pasaje evangélico nos invita a una reflexión doble. Ante todo, hace pensar en dos niveles de curación: uno más superficial, afecta al cuerpo; el otro, más profundo, a lo íntimo de la persona, lo que la Biblia llama el «corazón», y de ahí se irradia a toda la existencia. La curación completa y radical es la «salvación». El mismo lenguaje común, al distinguir entre «salud» y «salvación», nos ayuda a comprender que la salvación es mucho más que la salud: es, de hecho, una vida nueva, plena, definitiva. Además, aquí Jesús, como en otras circunstancias, pronuncia la expresión: «tu fe te ha salvado». La fe salva al hombre, restableciéndole en su relación profunda con Dios, consigo mismo y con los demás; y la fe se expresa con el reconocimiento. Quien, como el samaritano curado, sabe dar las gracias, demuestra que no lo considera todo como algo que se le debe, sino como un don que, aunque llegue a través de los hombres o de la naturaleza, en última instancia proviene de Dios. La fe comporta, entonces, la apertura del hombre a la gracia del Señor; reconocer que todo es don, todo es gracia. ¡Qué tesoro se esconde en una pequeña palabra: «gracias»!

Jesús cura diez enfermos de lepra, enfermedad que entonces era considerada como una «impureza contagiosa», que exigía un rito de purificación (Cf. Levítico 14,1–37). En realidad, la lepra que realmente desfigura al hombre y a la sociedad es el pecado. El orgullo y el egoísmo engendran en el espíritu indiferencia, odio y violencia. Sólo Dios, que es Amor, puede curar esta lepra del espíritu, que desfigura el rostro de la humanidad. Al abrir el corazón a Dios, la persona que se convierte es sanada interiormente del mal.

«Convertíos y creed en el Evangelio» (Cf. Marcos 1,15). Jesús hizo esta invitación al inicio de su vida pública, que sigue resonando en la Iglesia, hasta el punto de que incluso la Virgen Santísima en sus apariciones, especialmente en los últimos tiempos, siempre ha renovado este llamamiento.

Hoy pensamos en particular en Fátima, donde, precisamente hace 90 años, del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, la Virgen se apareció a los tres pastorcillos: Lucía, Jacinta y Francisco. Gracias a la conexión televisiva, quisiera hacerme espiritualmente presente en ese Santuario mariano, donde el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, ha presidido en mi nombre las celebraciones conclusivas de un aniversario tan significativo.

Le saludo cordialmente, así como a los demás cardenales, a los obispos presentes, a los sacerdotes que trabajan en el santuario y a los peregrinos venidos de todas las partes del mundo con este motivo. Pedimos a la Virgen el don de una conversión de todos los cristianos, para que se anuncie y testimonie con coherencia y fidelidad el perenne mensaje evangélico, que indica a la humanidad el camino de la auténtica paz.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, especialmente al grupo de la Parroquia San Felipe Neri, de Orizaba, México. Que el gozo por la salvación, que el Señor ha traído al mundo, inunde los corazones y los hogares y nos lleve a darle gracias incesantemente por este don inigualable. Feliz domingo.

[En italiano, añadió:]

Siguen llegando diariamente de Irak graves noticias de atentados y violencia, que sacuden la conciencia de quienes llevan en su corazón el bien de ese país y la paz de la región. Entre éstas, me ha llegado hoy la noticia del secuestro de dos buenos sacerdotes de la archidiócesis siro-católica de Mosul, amenazados de muerte. Hago un llamamiento a los secuestradores para que dejen en libertad cuanto antes a los dos religiosos y, repitiendo una vez más que la violencia no resuelve las tensiones, elevo al Señor una sentida oración por su liberación, por quienes sufren violencia y por la paz.

S. S. Benedicto XVI
Obispo de Roma

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Las casas del Casco Viejo

2007-10-28
A tiro de piedra
Las casas del Casco Viejo

Es un entorno de singular belleza y bordeado por las aguas del Pacífico, en el que se conjugan los estilos colonial y modernista, con algunas formas arquitectónicas de las escuelas italiana, americana, y del siglo veinte. Balcones llamativos y hermosas fachadas deslucidas por el deterioro y el descuido, forman parte del paisaje que exige del observador el ejercicio escrutador de la mirada.

Con el intento de aumentar su valor, declarado hace unos años como patrimonio histórico y cultural de la humanidad, el barrio ha experimentado la compra de propiedades, tanto para la especulación como para la restauración. El intento fallido de algunos por comerciar con sus edificios, mantiene en ruinas lo que un día adquirieron para ganar dinero, al no poder transformar las fachadas a su antojo. Otras edificaciones se derrumban, por quedar sus estructuras a la intemperie, o por el debilitamiento de ellas a causa de las vibraciones que se producen al instalar las fundaciones de las contiguas.

Las casas del Casco Viejo corren peligro por la erosión y la falta de experiencia al reconstruir su interior con técnicas de construcción distintas o incompatibles con las originales. Mucho tiempo han estado sin recibir el cuidado y el mantenimiento adecuado, como consecuencia de la política de vivienda oficial, que en la práctica impedía el aumento del canon de arrendamiento, y facilitaba a los inquilinos que permanecieran ocupándolas con una morosidad alta que a la postre provocaba su deterioro y condena por parte de las autoridades. A pesar de declarárseles inhabitables, las casas eran reparadas con materiales de baja calidad, se alteraba su diseño y distribución interior, y se permitía su ocupación bajo un régimen comunal que poco hacía por su conservación y cuidado.

Ahora el barrio es forzado a ser restaurado bajo el concepto de desalojo y remodelación, que reclama una fuerte inversión de dinero por parte del propietario, y hace inalcanzable la adquisición de los nuevos apartamentos para los antiguos inquilinos o la población de nivel socioeconómico medio bajo que solía habitar el barrio. De haber seguido su proceso natural de revaloración como bienes raíces, las propiedades habrían evolucionado de una manera ordenada hacia distintos tipos de edificio, que podrían albergar, como era antes, a personas de diversos estratos socioeconómicos. De haber sido así, la zona sería rica en diversidad y conservaría su identidad multicultural, libre de la característica excluyente y monosectorial que ya se anticipa.

San Felipe, y las áreas de El Chorrillo y Santa Ana que se encuentran dentro de los límites del Casco Viejo, sufrirá su transformación con el tiempo. La mayoría de sus casas conservará su fachada, pero el barrio perderá la riqueza cultural forjada durante siglos. Será, pero en un nuevo contexto, la división de los de afuera y los de adentro. ¡Qué lástima!

Y recuerde: Ni un busero más como diputado.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Noche de brujas

2007-10-28
Editorial
Noche de brujas

Lo que parece ser un juego inocente y sin consecuencias para la fe, puede convertirse en algo que riñe con la práctica cristiana. Nos referimos a la celebración de la noche de brujas, o halloween, que desde hace un cuarto de siglo se ha entronizado marcadamente en el país, especialmente en el área metropolitana.

El sentido de esa fiesta pagana y extraña a nuestra cultura, está en la exaltación del poder de las tinieblas, que se expresa en la personificación de seres de ultratumba, demoníacos, y algunos personajes del cine de terror, que poco o nada tienen de dignos de imitar.

Ya sea por acción u omisión, el pecado de la herejía y la blasfemia está latente en todo aquel cristiano que acepta la práctica de celebrar la noche de brujas. No podemos estar con Dios cuando, aunque sea en broma, incurrimos en la exaltación y personificación del poder de las tinieblas.

No por casualidad la noche de brujas tiene su contraparte en la Solemnidad de Todos los Santos, que celebramos al día siguiente del aquelarre de la noche anterior. Cristianamente, es lo que debemos celebrar: la asamblea de los santos que alaba a Dios, y que constituye la multitud inconmensurable vestida de blanco que se parará ante la presencia del Señor, para cantar a una voz: Santo, santo, santo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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¿Dónde quedó la fe?

2007-10-28
El Ojo del Profeta
¿Dónde quedó la fe?

Transcurrida una semana de la peregrinación a Portobelo, nos preguntamos ¿dónde quedó la fe? Miles acudieron en busca de un milagro o a agradecerlo, con el respeto y la confianza puestos en el santo Cristo Nazareno, que toma entre sus sangrientas manos paternales el corazón contrito de los feligreses. Cada una de esas personas le presentó su angustia, su cansancio, su agobio, a Aquel que puede hacer nuevas todas las cosas y cambiar sus corazones.

A semejanza de los 10 leprosos, muchas veces acudimos al Señor para que nos limpie de nuestros pecados y nos libre de todo mal; pero una vez obtenida la gracia, nos marchamos a hacer nuestra vida cotidiana y a retomar el curso de nuestras vidas, sin que la mayoría se acuerde de volver para alabar y dar gracias a Dios. Cuántas otras veces hemos leído o escuchado la Palabra de Dios, sin comprenderla; solo repitiéndola o recitándola por costumbre o práctica ritual, como el etíope que encontró Felipe al bajar de Jerusalén.

Ya sea al salir de la Misa, o al volver de la peregrinación o un acto religioso, hemos de acordarnos de alzar la vista a Dios, y volvernos a él, alabándolo con toda nuestra fuerza, nuestra mente, y nuestro corazón. Si así lo hacemos, en la misma medida sabremos dónde quedó nuestra fe.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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martes, 23 de octubre de 2007

“Una mujer fuerte”

2007-10-21
La Voz del Pastor
“Una mujer fuerte”

El pasado siete de octubre, en la comunidad santeña de El Pedregoso, celebramos el funeral y entierro de la señora Francisca Medina González, madre de nuestro hermano agustino recoleto y misionero en Kankintú, Ño Kribo, comarca de los pueblos Ngöbe y Buglé, fray José Tomás González Medina. En el momento oportuno de la celebración, se adelantó una muchacha de la comunidad e hizo de la difunta este elogio que, para ejemplo de todos, reproducimos aquí.

“La señora Francisca Medina González, conocida por todos como “Chica Medina”, había nacido el 4 de junio de 1930, en Santa Marta de Las Tablas, hija de José Medina y Secundina González. Se unió en matrimonio con Alejandro González Barrios, del cual procrearon seis hijos: Catalina González Medina, Máxima González Medina, José Nicolás González Medina, José Manuel González Medina, José Tomás González Medina y Alejandro González Medina. Estos hijos le dieron once nietos y una biznieta.

A los treinta y un año quedó viuda, con cinco hijos y tres meses de embarazo del más pequeño. La señora Francisca Medina enfrentó la vida como viuda con entereza y coraje, trabajando la tierra para darles sustento, educación y vida digna a sus seis hijos. Durante toda su vida ha sido reconocida como mujer trabajadora, midiéndose en las labores del campo como cualquier hombre.

Fue además mujer de oración y de Iglesia; rezadora en velorios de funerales y entierros, educó a sus hijos en la fe cristiana y católica. Trabajos que ha bendecido el Señor, regalándole la vocación religiosa y sacerdotal a uno de sus hijos, el padre José Tomás González, misionero agustino recoleto, que lleva diecisiete años trabajando entre los indígenas de la comarca de los pueblos ngöbe y buglé, en la comunidad de Kankintú.

La señora Francisca Medina compartió su vida, uniéndose en segundas nupcias en santo matrimonio al señor Fidel Cedeño, al que acompañó durante más de veinte años, sin que ninguno de los dos pertubara la vida del otro, y hoy los dos descansan en la paz del Señor, acogidos por la misma tierra que los vio nacer.

La señora Francisca Medina deja hoy un legado importante para todos. Para la comunidad: por haber sido una señora ejemplar en el trabajo, en el sacrificio y en la lucha constante por la vida, una gran amiga, una vecina modelo, de una fe inquebrantable, manifestada en su caridad para con todos, y haber sido reconocida como rezadora, en los momentos fuertes de la vida cristiana de la comunidad.

Para sus hijos: le ha dejado una herencia material, que recibió, cuidó, mantuvo y acrecentó en los últimos años. Y, sobre todo, un legado espiritual , de fe sólida, de solidaridad cristiana, de ejemplo de trabajo y atención a todos, que es el más importante.

Hoy damos gracias al Dios de la vida, por habernos regalado una persona como la señora Francisca Medina, con tan especial don de gente y con tan gran espíritu de sacrificio. Y todos nos unimos en la misma oración: concédele, Señor, el perdón de las faltas que por la fragilidad humana haya podido cometer y recompénsala con los dones de una tarde sin ocaso y de la vida sin final junto a ti. Descanse en la paz del Señor nuestra querida Francisca “Chica” Medina. Amén.

Hasta El Pedregoso de Las Tablas nos desplazamos fray Jesús Miguéliz G., o.a.r., vicario provincial, desde Panamá; fray Roberto Cirauqui A., o.a.r., superior religioso de la misión y este servidor, fray José Agustín Ganuza, o.a.r., prelado de Bocas del Toro, desde Changuinola, para acompañar a nuestro hermano fray José Tomás González M., o.a.r., a sus hermanos y a la comunidad cristiana de El Pedregoso, en esos momentos de dolor, de fe y de esperanza.

Con el sacerdote de la parroquia de Las Tablas, responsable de la atención pastoral de este sector, celebramos la Pascua del Señor en esta bautizada, Francisca “Chica” Medina. Le dimos nuestro último adiós y la entregamos al abrazo de la madre tierra que la vio nacer, y en la que, acompañada por el recuerdo y la veneración de todos los suyos, espera la resurrección de la carne.

Mons. José Agustín Ganuza, o.a.r.
Prelado de Bocas del Toro

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Octubre soleado

2007-10-21
A tiro de piedra
Octubre soleado

El mes de octubre es lluvioso por naturaleza aquí en Panamá, pero al parecer la realidad de este año contradice lo que hasta ahora ha sido la época octubrina. ¿Será el cambio climático? ¿Algo en el movimiento de traslación del sistema solar? ¿Causas provocadas por el hombre? No sabemos a ciencia cierta; sólo vemos que octubre ya no es el mes lluvioso de antes.

La experiencia de un octubre soleado trastoca muchos planes, tanto personales como colectivos. Actividades comerciales y turísticas, producción, cultivos, y demás sufren modificaciones y cambios, que son determinantes para el éxito o fracaso de esos esfuerzos. El nomás llover, llover, ya no lo es tanto; ahora el cielo está un ratito con el soleado y otro con el chaparrón. Parodiando a Cabral, es como si octubre nos dijera: "ni soy de aquí, ni soy de allá".

Acostumbrarnos a un octubre soleado es toda una novedad, porque salimos temerosos de la lluvia, y terminamos con una tarde estival que da envidia. Otras veces nos vamos a la calle confiados en que no lloverá, y tenemos que arrancar a correr al sonido de las primeras gotas que caen desde el cielo. Es como escuchar otro canto: "Ahorita va a llover (bis), y el que no tenga paraguas el agua lo va a coger". Y de veras que debemos correr; algunos a ritmo de guagancó, y otros más lento, pero diciéndole a las piernas "patitas pa’ que las quiero".

Nuestro clima, al igual que nuestro pueblo, es un poco loco, caprichoso, inestable, y apasionante. Hoy soleado; mañana lluvioso. Claridad de sol por la mañana; oscuridad de lluvia en la tarde. Brisa fresca en un instante; truenos y relámpagos al otro. Sol brillante al amanecer; oscuros nubarrones al acostarnos. Aguacero torrencial a mediodía; y crepúsculo de colores al final de la tarde. Somos Panamá. Lluvia y sol; sol y lluvia. Canto de pájaros a las seis de la mañana; y vuelo de murciélagos a las seis de la tarde. Hoy felices; mañana tristes. Ahora un torbellino de viento y de colores; luego la brisa fría que presagia la tormenta.

Tenemos un octubre soleado este año; el próximo, ¿quién sabrá? Veo una nube en el horizonte, que me hace buscar refugio y recordar esta consigna: "Ni un busero más para diputado".

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El Cristo Negro

2007-10-21
Editorial
El Cristo Negro

Portobelo es una población con más de 400 años de existencia, cuyas riquezas humana y natural poco han sido desarrolladas comparadas con su centenaria vida. Es un pueblo con fuerte tradición de religiosidad y manifestación cultural, que por estos días celebra la fiesta del Cristo Negro Nazareno.

Centenares de penitentes acuden en romería en pos de los favores del Santo Cristo, o para agradecerle la gracia recibida en algún momento de tribulación o angustia. Algunos de ellos, más allá del auténtico sacrificio evangélico, se adentran a ofrecer ofrendas y holocaustos que, aunque tolerados, no siempre coinciden con la enseñanza y el catecismo de la Santa Madre Iglesia.

Dios es compasivo y misericordioso, y tanto amó al mundo, que envió a su Hijo para redimirnos con su sacrificio en la cruz. Cristo Jesús pagó el precio por nuestros pecados con su sangre, y nos abrió el camino hacia la Vida Eterna con su gloriosa resurrección. Por eso, lo que mejor podemos ofrecerle como salvador nuestro, es un corazón contrito y humillado, que ni Él ni el Padre rechazan.

La fe poco instruida de algunos penitentes debe ser respetada, sin duda, y jamás traída a menos, porque es el Señor quien ve los corazones. Sin embargo, es nuestro deber cristiano orientar e invitar al hermano a buscar la verdadera vida cristiana, para que pueda pasar de ese estado de religiosidad a la santidad y la eternidad con Cristo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Bailando por un sueño

2007-10-21
El Ojo del Profeta
Bailando por un sueño

Así se denomina un concurso de una televisora local, que reúne a jóvenes de diversas partes del país, cuyo sueño o deseo es ganar el concurso para favorecer a una buena causa. Si la procedencia de los bailarines es diversa, también lo es la causa que abandera cada uno de ellos; desde la solidaridad humana hacia alguna persona doliente, hasta la simpatía con una institución de ayuda humanitaria o cívica.

Dentro del grupo de concursantes está el joven Carlos Espitia, que aspira a ganar el torneo para que pueda ser restaurado el retablo de la Virgen de Las Mercedes que está en la iglesia colonial de San Atanasio, en La Villa de Los Santos; obra de arte religioso que también pertenece al patrimonio histórico de la nación.

Si de sueños se trata, este resulta un sueño poco común, porque trasciende lo acostumbrado y se enmarca en el campo del beneficio intangible que alcanza a propios y extraños. Si los sueños son fantasía, este llena los requisitos; si los sueños son locura, esta lo es verdaderamente.

No sabemos cuál será el desenlace del concurso, pero una cosa es segura: el sueño de Carlos Espitia, al igual que los otros, conmoverán a muchos. Y si nuestra juventud tiene sueños, ayudémosla a soñar y realizar todos los sueños buenos que tengan, para sembrar esperanza en un pueblo que cada día la necesita más.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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martes, 16 de octubre de 2007

Nuestra vocación misionera

2007-10-14
La Voz del Pastor
Nuestra vocación misionera

Debemos partir de una gran verdad, “la Iglesia peregrinante es misionera por naturaleza, porque toma su origen en la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre” (DA 347). Esto quiere decir que nuestro impulso misionero es fruto de la acción trinitaria que comunica a los discípulos para que sean portadores de la Buena Nueva de la Salvación en medio de las gentes.

Nuestra vocación misionera hunde sus raíces en el anuncio de “la gran novedad que la Iglesia manifiesta al mundo sobre la persona de Jesús, el hijo de Dios hecho hombre, la Palabra y la Vida, que vino al mundo a hacernos partícipes de la naturaleza divina”(DA 348). Esto quiere decir que la preocupación fundamental de Jesús es llevarnos al Padre y que reconozcamos que somos hijos de ese Dios, que es Amor y que quiere que todos los hombres lleguen a la salvación eterna. A través de la muerte y resurrección de Cristo nosotros tenemos que ser anunciadores y oyentes de esa palabra que nos da la vida en abundancia.

Nuestra vocación misionera pide de nosotros una actitud de escucha muy fuerte, de manera que nuestro deber fundamental es ser oyentes de esa Palabra que da vida, dejándonos invadir por ella y permitiendo que se haga realidad y nos dejemos poseer por ella para tener vida eterna en Cristo Jesús.

Reconozcamos que, desde nuestro bautismo, hemos sido llamados a dar testimonio de la verdad ante los hombres y mujeres de este mundo desde una actitud de conversión. Es lamentable que, en muchas ocasiones, debido al ejercicio de nuestra libertad, nosotros rechazamos esa vida nueva o desviamos nuestro caminar optando por un camino de muerte. Por eso cuando Cristo es anunciado siempre hay una invitación a la conversión, lo cual nos permite participar de la acción del Resucitado. Y nos alienta en un camino de transformación.

Ahora bien, todo cristiano identificado con una vocación misionera debe darle a su vida una orientación positiva, que le induzca a una conversión personal y pastoral, la cual implica un rompimiento de estructuras del pasado y un abrirse a la novedad del Evangelio. Esto implica romper con todo tipo de ataduras, sobre todo, de aquellas que nos impiden vivir la creatividad del momento y luchar por construir en nuestras vidas un espíritu nuevo que nos impulse a dar respuestas afirmativas y siempre actuales, bien situadas en este mundo globalizado.

En toda vida misionera existe el peligro de estancarse y quedarnos acomodados donde estamos o en lo que ya conocemos. Los Obispos en Aparecida nos dicen que la misión es un sustantivo y no un accidente; es decir, que forma parte de la identidad del cristiano, por eso no podemos vivir el sentido y valor de la misión con descuido ni desinterés, sino como parte de nuestro ser que nos impulsa a buscar siempre realidades que estén al día en las respuestas que el mundo nos pide, sin ir a la retaguardia de los acontecimientos, sino adelantarnos a ellos, dando respuestas concretas que iluminen y orienten el caminar de los más débiles y desamparados.

“La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia humana en su dimensión personal, familiar, social y cultural. Para ello, hace falta entrar en un proceso de cambio que transfigure los variados aspectos de la propia vida. Sólo así se podrá percibir que Jesucristo es nuestro salvador en todos los sentidos de la palabra. Sólo así, manifestaremos que la vida en Cristo sana, fortalece y humaniza. Porque el es el Viviente, que camina a nuestro lado, descubriéndonos el sentido de los acontecimientos, del dolor y de la muerte, de la alegría y de la fiesta. La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero.” (DA 356)

Lo importante es descubrir que Cristo nos da la posibilidad de trabajar misioneramente para que todos lleguemos a una vida plena, donde exista la solidaridad, en encuentro, la sensibilidad de unos por otros y el trabajar desde las riquezas que Dios nos ha dado para ponerlas al servicio de los demás.

Nuestros pueblos latinoamericanos tienen muchas riquezas que no hemos sabido explotar y debemos partir del principio de solidaridad y subsidiariedad para que lleguemos a compartir nuestros bienes y todo esté al servicio de la comunión y de la fraternidad entre nosotros.

Que María, nuestra Madre, como primera discípula misionera nos inspire y acompañe en nuestro caminar para que todos trabajemos coherentemente por nuestra conversión integral y lleguemos a ser testigos de la verdad en el mundo.

Mons. Pedro Hernández Cantarero
Obispo del Vicariato Apostólico de Darién


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El caos perenne del transporte

2007-10-14
A tiro de piedra
El caos perenne del transporte

Una vez más el pueblo resulta víctima de la coalición de diputados y buseros que controla la Comisión de Transporte de la Asamblea Nacional, con una ley que legaliza el caos y poca solución le da a los usuarios y al resto del público. Las migajas que se le han reconocido al pueblo, no son nada con la porción de los buseros rica en prebendas y privilegios. Afortunadamente el Presidente de la República la ha vetado, aunque no les haya tocado el cupo hereditario que, contra toda moral y constitucionalidad, pretenden darse.

Mientras los buseros tengan el control de la Comisión de Transporte; mientras la autoridad se rinda a sus caprichos; y mientras el sistema continúe con los fundamentos y la filosofía que lo rige, no habrá un servicio de transporte justo, digno, y que responda a las necesidades del usuario y no a los intereses de los dueños de los autobuses.

Si hay tres puntos que no deben ser controlados por los buseros, son: la representación en la directiva de la Autoridad de Tránsito, el control de los certificados de operación o cupos, y la selección del tipo de vehículos que se utiliza para el transporte público de pasajeros. Basta con un representante ante la junta directiva, y no tres ni cuatro. ¿Para qué? ¿Acaso la Autoridad de Tránsito sólo se ocupa de los autobuses? ¿Por qué tener tanta injerencia en otros asuntos del tránsito y transporte terrestre que no les compete? ¿Cómo puede regularse el mismo gremio que debe ser regulado y supervisado por la autoridad? Estamos mal y seguiremos mal, si no se corrigen esas anomalías.

Es hora de crear una empresa estatal de transporte, con autonomía plena y libre de toda influencia politiquera, cuya directiva y administración tenga libertad de acción para disponer sobre el itinerario de los vehículos, frecuencia de salida, que le pague sueldo a los conductores y sus prestaciones, que controle y sancione la conducta de los que hacen regata, que atienda el reclamo de los usuarios, que sea sujeto de responsabilidad legal por los daños que ocasionan sus empleados y sus vehículos, que esté obligada a contratar seguros de daños a terceros, que haga uso de los cupos como concesión y no como herencia, y que le pague los impuestos al estado de manera completa y puntual, al igual que las multas de tránsito.

Basta del abuso; que el pueblo se impacienta. Que no lleguemos a extremos como en otros países, donde la población, harta del abuso, prende fuego a los autobuses. Levantemos nuestra voz, y empecemos a ponerle alto al abuso de una casta que tiene secuestrado el servicio público de transporte de pasajeros, y lo maneja como propiedad particular. Quebremos su punto de apoyo: la Comisión de Transporte de la Asamblea.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Altas autoridades

2007-10-14
Editorial
Altas autoridades

La misión de la autoridad dentro del estado es administrar el gobierno, procurar el bien común, impartir justicia, y velar por el respeto a la vida, honra y bienes de la población. Estas, al menos, son las funciones que deben ejercer con diligencia y honradez todas la autoridades que, en los distintos estamentos de la sociedad estatal, tienen mando y jurisdicción, o se les ha confiado esa tarea.

En nuestro país, sin embargo, la respuesta de la autoridad la sentimos distante, en tiempo y espacio, y en ocasiones sin real poder para ejercer el cargo que ocupa. Es una autoridad sin conexión directa con la comunidad, y mientras más abajo de la pirámide política está, el poder que le confiere la ley resulta, en la práctica, más nominal que verdadero.

A falta de ese poder real de las autoridades locales, la población debe recurrir a las llamadas “altas autoridades”. Tan altas están, que a cierta población le resulta inalcanzables, por lo que recurre a medidas de protesta, que por lo común afectan el libre tránsito y el derecho de terceros.

Necesitamos descentralizar el poder, y confiar a las autoridades, de manera plena y efectiva, la parte que le corresponda. Intentos se han hecho para lograrlo, pero aún no vemos ni palpamos sus efectos. Tiene que hacerse patente esta acción, para que el país cuente con autoridades que, altas o bajas, cumplan cabalmente la misión para la cual han sido instituidas.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Civismo o cinismo

2007-10-14
El Ojo del Profeta
Civismo o cinismo

Un breve recorrido por la ciudad permite observar situaciones que comprueban la falta de civismo entre la población panameña. La ciudad es un desorden en sus calles y espacios públicos, porque hay quienes se apropian de lo que es común, sin empacho ni vergüenza.

Aceras convertidas en estacionamientos, servidumbres trocadas en camino particular, apropiación del lecho marino y las riberas de ríos y playas, basureros improvisados, edificios despintados, herbazales por doquier, y falta de cortesía y urbanidad son ya la norma más que la excepción.

Precisa recuperar el civismo, para que el cinismo no prevalezca. Urge hacer reconocimiento a lo bueno, a lo correcto, a lo moral. Nos consume la maldad y el egoísmo, y no nos damos cuenta. Es tiempo de tratar al otro como me gustaría que me trataran a mí. De buscar hacer el bien, y no buscar el propio interés a cada instante. Somos parte de un pueblo, y aunque respondamos individualmente, nuestra salvación en el cielo, y nuestro bienestar terreno, también dependen de lo que hagamos y seamos como pueblo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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¿Por qué el rosario?

2007-10-07
La Voz del Pastor
¿Por qué el rosario?

Es una loable tradición en la Iglesia católica dedicar el mes de octubre a las misiones y al rezo del Santo Rosario. Pero así como la labor misionera no es sólo para un mes sino para toda la vida, también el Rosario se debe rezar no solamente en este mes sino todos los días del año.

No han faltado voces discordantes que debido más bien a la ignorancia han minusvalorado y hasta despreciado el Santo Rosario. Por eso en esta corta reflexión me permito recordar que durante varios siglos la suprema autoridad de la Iglesia ha impulsado y recomendado el rezo diario del Santo Rosario. El último documento sobre este tema nos lo dio el siempre recordado Papa, el siervo de Dios Juan Pablo Segundo en octubre del año 2002, con Carta Apostólica "El Rosario de la Virgen María".

Este modo de orar compuesto y vivido por grandes santos y santas entre los cuales sobresale Santo Domingo de Guzmán ha sido en realidad impulsado por el Espíritu Santo. Es una manera de orar, alabando y dando gracias a Dios por todos sus beneficios. Es una súplica humilde y confiada al Padre bueno que nos ama. Es un modo de estar en contacto con la Palabra de Dios y se distingue por su carácter mariano.

Meditar en los principales acontecimientos salvíficos de la vida de Cristo nos permite penetrar en el corazón del Evangelio y es por ello que el Santo Rosario es ante todo una oración bíblica, cristológica y mariana.

El Santo Rosario "en su sencillez y profundidad sigue siendo también en este tercer milenio, apenas iniciado, una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad. Se encuadra bien en el camino espiritual de un cristianismo que después de dos mil años no ha perdido nada de la novedad de los orígenes y se siente empujado por el Espíritu de Dios a "remar mar adentro para anunciar, más aún, proclamar a Cristo al mundo como Señor y Salvador, el camino, la verdad y la vida, el fin de la historia humana, el punto en el que convergen los deseos de la historia y de la civilización"(G. et S n°45)

Teniendo presente lo medular del Santo Rosario como oración bíblica y cristológica, es también importante recordar que es una manera de honrar a la madre de Dios la cual nos ha sido dada por Jesucristo como madre y abogada nuestra. La frase de María en su canto de acción de gracias "me llamarán dichosa todas las generaciones"(Lucas 1,48) se hace realidad cada vez que con el ángel Gabriel la saludamos con el Ave María.

Durante muchos siglos el Santo Rosario nos ha invitado a meditar en los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de nuestro Señor Jesucristo y últimamente el siervo de Dios Juan Pablo Segundo nos ha regalado los misterios luminosos para ayudarnos más a compenetrarnos con la vida, el ser y la misión del Salvador. El rezo del Santo Rosario y la meditación de sus misterios nos ayuda a comprender mejor el papel que jugó nuestra madre María en la obra de nuestra redención. Ella fue asociada de manera singular a la redención de la humanidad siendo ella la primera redimida, la primera discípula, la primera mártir junto a la cruz y la primera misionera.

El testimonio personal del Siervo de Dios Juan Pablo Segundo no nos puede dejar indiferentes en estos tiempos del mundo y de la Iglesia en los que estamos llamados a ser discípulos y misioneros. Así se expresa el recordado Papa "Esta oración ha tenido un puesto importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes... El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo... El Santo Rosario es mi oración predilecta! Plegaria maravillosa en su sencillez y en su profundidad"(R. V. M.)

Seamos dóciles al Espíritu del Señor que nos llama constantemente a la oración. Expresemos nuestro amor filial a María la madre que siempre nos acompaña. Vivamos unidos a Jesucristo meditando los misterios del Santo Rosario. Oremos especialmente por las misiones. Recemos el Santo Rosario todos los días y cada uno según nuestra condición de cristiano experimentaremos los frutos maravillosos de esta importante devoción.

Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá

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La aventura de Colón

2007-10-07
A tiro de piedra
La aventura de Colón

Hace medio milenio y un poco más el almirante Cristóbal Colón emprendió un viaje heroico para su tiempo: se adentró en el mar a bordo de una nao y dos carabelas, para arribar, dos meses después, a nuevas y desconocidas tierras para él. Fue un viaje que abrió el intercambio de riquezas, como era su propósito, y desencadenó la conquista y la colonización del actual continente americano.

La aventura de Colón debe juzgarse con los criterios de la época; no los de hoy, como hacen algunos. Esos criterios incluyen al menos dos aspectos: era una época de exploraciones marinas desde Europa hacia el resto del mundo; y el poder político de las potencias mundiales también estaba en el continente europeo, y se imponía por la fuerza militar. Era el mundo de ese tiempo, y como realidad histórica no es apropiado juzgarlo de otra manera.

El primer encuentro de Colón con nuestros aborígenes fue pacífico, lo que reafirma el carácter comercial de su viaje. Una vez ido, los que dejó hicieron de las suyas, y, al volver en su segundo viaje, se encontró con un espectáculo no muy agradable. Después se desató una rapiña, que desencadenó el apresamiento de Colón, su posterior indulto, y su muerte sin que le fueran reconocidos en la práctica los derechos que le prometieron.

Nos dicen algunos historiadores que Cristóbal Colón murió sin saber que había descubierto para los europeos un nuevo mundo. Tengo mis dudas. En su pasaporte se puede leer que lo nombrarían Adelantado y Gobernador de los territorios que descubriera. Quizá, en lo profundo, su viaje también pretendía el descubrimiento de nuevas tierras, alentado por las historias y tradiciones de los marinos que aseguraban que había otros territorios más allá del horizonte conocido, en donde las embarcaciones eran tragadas por un abismo. ¿Serían los huracanes? Es posible.

Otro elemento llamativo está en la supuesta nueva ruta hacia Cipango y Catay, lugares y habitantes ya conocidos. Lo que encontró en América era diferente, cosa que obligatoriamente, para un hombre experimentado en el comercio y las expediciones, tuvo que ponerlo a pensar. Probablemente, el que se afirme la supuesta ignorancia de Colón, acerca de las nuevas tierras, tenga más que ver con el regateo de sus derechos adquiridos que con la realidad.

Actualmente, y tras la enorme campaña que se desató con motivo del quinto centenario del viaje de Colón, la fecha nos divide, y dudo que vuelva a unirnos. Unos condenan y achacan nuestros males a Colón y España; otros buscamos reflexionar de manera racional sobre esa aventura; y otros más, simplemente, no dicen nada. Dentro de todo hay una realidad irrefutable: este es un continente de mestizos, de mezcla de blancos, amerindios y negros; plagado de González, Pérez, Rodríguez, Díaz, y cuanto apellido ibérico, galo, inglés, holandés, italiano se encuentre en él. Somos América, y esto sí es achacable al Almirante de la Mar Océana, don Cristóbal Colón.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Hambre y virus

2007-10-07
Editorial
Hambre y virus

Las regiones indígenas siempre resultan afectadas de manera grave cuando, por cualquier razón, alguna tragedia las golpea o azota. Son conglomerados sociales frágiles y aislados por barreras geográficas, socioeconómicas, y culturales de diversa índole. Cuando en ellas se juntan el hambre y la enfermedad, el riesgo de fatalidades es mayor que en otros estratos.

La muerte de varios infantes en la comarca Ngöbe del lado de Veraguas, por causa de un virus que causa problemas respiratorios, y para el cual no existe vacuna, pone de manifiesto el resultado que se obtiene cuando se combinan la desnutrición y alguna enfermedad contagiosa, aunque esta no represente peligro fatal en situaciones normales.

De inmediato se impone, como se está haciendo, un cuidado de salud y medidas sanitarias rigurosas, para controlar la epidemia. En lo venidero, un fortalecimiento de los programas de nutrición, y la autogestión en la producción de alimentos, así como la educación comunitaria que abra nuevos horizontes en el manejo de la realidad social de ese conglomerado humano.

Es doloroso asumir que las muertes de los niños y niñas indígenas ocurridas son una pérdida irreparable; pero lo sería aún más si por desidia o manipulación política, le cerráramos la puerta a la esperanza de vida y realización humana a los sobrevivientes de esta tragedia inconcebible.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Buscar el conocimiento

2007-10-07
El Ojo del Profeta
Buscar el conocimiento

La búsqueda del saber y del conocimiento es algo innato en el hombre. Así fue creado por Dios, y durante su existencia emprende esa pesquisa, muchas veces sin saberlo. El hombre creó la ciencia, y de esa manera busca respuestas del origen de su mundo, y hasta del suyo propio. También quiere respuestas en cuanto a Dios, aunque no siempre acepta a su Creador.

En el orden temporal, la educación es la vía común para alcanzar el conocimiento. Instrucción elemental, media y superior constituyen los estrados para ascender en la consecución del saber y la escala social. Sin embargo, una formación científica o técnica carente de humanidad es incompleta, porque ignora la doble dimensión del hombre: cuerpo y espíritu.

A la persona humana hay que enseñarle que el saber se completa con la sabiduría; que el conocimiento de su mundo llega a su plenitud en el conocimiento de Dios; y que su plena realización la alcanza en la dimensión del amor a Dios, a sus semejantes, y a sí misma. Buscar el conocimiento de manera sabia está, pues, en buscar primero las cosas de arriba; el resto se nos dará por añadidura.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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