martes, 16 de octubre de 2007

Hambre y virus

2007-10-07
Editorial
Hambre y virus

Las regiones indígenas siempre resultan afectadas de manera grave cuando, por cualquier razón, alguna tragedia las golpea o azota. Son conglomerados sociales frágiles y aislados por barreras geográficas, socioeconómicas, y culturales de diversa índole. Cuando en ellas se juntan el hambre y la enfermedad, el riesgo de fatalidades es mayor que en otros estratos.

La muerte de varios infantes en la comarca Ngöbe del lado de Veraguas, por causa de un virus que causa problemas respiratorios, y para el cual no existe vacuna, pone de manifiesto el resultado que se obtiene cuando se combinan la desnutrición y alguna enfermedad contagiosa, aunque esta no represente peligro fatal en situaciones normales.

De inmediato se impone, como se está haciendo, un cuidado de salud y medidas sanitarias rigurosas, para controlar la epidemia. En lo venidero, un fortalecimiento de los programas de nutrición, y la autogestión en la producción de alimentos, así como la educación comunitaria que abra nuevos horizontes en el manejo de la realidad social de ese conglomerado humano.

Es doloroso asumir que las muertes de los niños y niñas indígenas ocurridas son una pérdida irreparable; pero lo sería aún más si por desidia o manipulación política, le cerráramos la puerta a la esperanza de vida y realización humana a los sobrevivientes de esta tragedia inconcebible.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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