martes, 16 de octubre de 2007

La aventura de Colón

2007-10-07
A tiro de piedra
La aventura de Colón

Hace medio milenio y un poco más el almirante Cristóbal Colón emprendió un viaje heroico para su tiempo: se adentró en el mar a bordo de una nao y dos carabelas, para arribar, dos meses después, a nuevas y desconocidas tierras para él. Fue un viaje que abrió el intercambio de riquezas, como era su propósito, y desencadenó la conquista y la colonización del actual continente americano.

La aventura de Colón debe juzgarse con los criterios de la época; no los de hoy, como hacen algunos. Esos criterios incluyen al menos dos aspectos: era una época de exploraciones marinas desde Europa hacia el resto del mundo; y el poder político de las potencias mundiales también estaba en el continente europeo, y se imponía por la fuerza militar. Era el mundo de ese tiempo, y como realidad histórica no es apropiado juzgarlo de otra manera.

El primer encuentro de Colón con nuestros aborígenes fue pacífico, lo que reafirma el carácter comercial de su viaje. Una vez ido, los que dejó hicieron de las suyas, y, al volver en su segundo viaje, se encontró con un espectáculo no muy agradable. Después se desató una rapiña, que desencadenó el apresamiento de Colón, su posterior indulto, y su muerte sin que le fueran reconocidos en la práctica los derechos que le prometieron.

Nos dicen algunos historiadores que Cristóbal Colón murió sin saber que había descubierto para los europeos un nuevo mundo. Tengo mis dudas. En su pasaporte se puede leer que lo nombrarían Adelantado y Gobernador de los territorios que descubriera. Quizá, en lo profundo, su viaje también pretendía el descubrimiento de nuevas tierras, alentado por las historias y tradiciones de los marinos que aseguraban que había otros territorios más allá del horizonte conocido, en donde las embarcaciones eran tragadas por un abismo. ¿Serían los huracanes? Es posible.

Otro elemento llamativo está en la supuesta nueva ruta hacia Cipango y Catay, lugares y habitantes ya conocidos. Lo que encontró en América era diferente, cosa que obligatoriamente, para un hombre experimentado en el comercio y las expediciones, tuvo que ponerlo a pensar. Probablemente, el que se afirme la supuesta ignorancia de Colón, acerca de las nuevas tierras, tenga más que ver con el regateo de sus derechos adquiridos que con la realidad.

Actualmente, y tras la enorme campaña que se desató con motivo del quinto centenario del viaje de Colón, la fecha nos divide, y dudo que vuelva a unirnos. Unos condenan y achacan nuestros males a Colón y España; otros buscamos reflexionar de manera racional sobre esa aventura; y otros más, simplemente, no dicen nada. Dentro de todo hay una realidad irrefutable: este es un continente de mestizos, de mezcla de blancos, amerindios y negros; plagado de González, Pérez, Rodríguez, Díaz, y cuanto apellido ibérico, galo, inglés, holandés, italiano se encuentre en él. Somos América, y esto sí es achacable al Almirante de la Mar Océana, don Cristóbal Colón.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

No hay comentarios: