2009-03-29
La Voz del Pastor
Discurso de Benedicto XVI sobre la promoción de la mujer
A los movimientos comprometidos en Angola
Parte del discurso que pronunció Benedicto XVI el domingo 22 de marzo, durante el encuentro con los movimientos católicos para la promoción de la mujer en la parroquia de San Antonio de Luanda, Africa.
Queridos hermanos y hermanas:
«No les queda vino», dijo María a Jesús, suplicando para que la boda pudiera continuar en fiesta, como siempre debe ser: «Los invitados a la boda no pueden ayunar mientras tienen al novio con ellos» (cf. Mc 2,19). La Madre de Jesús fue después a los sirvientes recomendándoles: «Haced lo que él os diga» (cf. Jn 2,1-5). Y aquella mediación materna hizo posible el «vino bueno», premonitor de una nueva alianza entre la omnipotencia divina y el corazón humano pobre, pero bien dispuesto. Por lo demás, esto es lo que ya había sucedido en el pasado cuando –como hemos oído en la primera lectura– «todo el pueblo, a una, respondió: “haremos todo cuanto ha dicho el Señor”» (Ex 19,8).
Que estas mismas palabras broten del corazón de todos los que estamos aquí reunidos, en esta iglesia de San Antonio, levantada gracias a la benemérita obra misionera de los Frailes menores capuchinos, como una nueva Tienda para el Arca de la Alianza, signo de la presencia de Dios en medio del pueblo en camino. Sobre ellos y cuantos colaboran y se benefician de la asistencia religiosa y social que se presta aquí, el Papa imparte una benévola y alentadora Bendición. Saludo cordialmente a todos los presentes: Obispos, presbíteros, consagrados y consagradas, y de modo particular a vosotros, fieles laicos, que asumís conscientemente los deberes de compromiso y testimonio cristiano que conlleva el sacramento del bautismo y, para los casados, también del sacramento de la matrimonio. Y, dado el motivo principal que nos reúne aquí, dirijo un saludo lleno de afecto y esperanza a las mujeres, a las que Dios ha confiado la fuente de la vida: vivís y apostáis por la vida, porque el Dios vivo ha apostado por vosotras. Saludo con espíritu agradecido a los responsables y animadores de los Movimientos eclesiales que se preocupan entre otras cosas por la promoción de la mujer angoleña. Agradezco a Mons. José de Queirós Alves y a vuestros representantes las palabras que me han dirigido, expresando los afanes y esperanzas de tantas heroínas silenciosas, como son las mujeres en esta querida Nación.
Exhorto a todos a ser realmente conscientes de las condiciones desfavorables a las que han estado sometidas –y lo siguen estando– muchas mujeres, examinando en qué medida esto puede ser causado por la conducta y la actitud de los hombres, a veces por su falta de sensibilidad o responsabilidad. Los designios de Dios son diferentes. Hemos escuchado en la lectura que todo el pueblo contestó al unísono: «Haremos todo cuanto ha dicho el Señor». Dice la Sagrada Escritura que el Creador divino, al ver la obra que había realizado, vio que faltaba algo: todo habría sido bueno si el hombre no hubiera estado solo. ¿Cómo podía el hombre solo ser imagen y semejanza de Dios, que es uno y trino, de Dios que es comunión? «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacer alguien como él que le ayude» (cf. Gn 2,18-20). Dios se puso de nuevo manos a la obra para crear la ayuda que faltaba, y se la proporcionó de forma privilegiada, introduciendo el orden del amor, que no veía suficientemente representado en la creación.
Como sabéis, hermanos y hermanas, este orden del amor pertenece a la vida íntima de Dios mismo, a la vida trinitaria, siendo el Espíritu Santo la hipóstasis personal del amor. Ahora bien, «sobre el designio eterno de Dios –como dijo el recordado Papa Juan Pablo II–, la mujer es aquella en quien el orden del amor en el mundo creado de las personas halla un terreno para su primera raíz»(Carta ap., Mulieris dignitatem, 29). En efecto, al ver el encanto fascinante que irradia de la mujer a causa de la íntima gracia que Dios le ha dado, el corazón del hombre se ilumina y se ve a sí mismo en ella: «Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2,23). La mujer es otro «yo» en la común humanidad. Hay que reconocer, afirmar y defender la misma dignidad del hombre y la mujer: ambos son personas, diferentes de cualquier otro ser viviente del mundo que les rodea.
Los dos están llamados a vivir en profunda comunión, en un recíproco reconocimiento y entrega de sí mismos, trabajando juntos por el bien común con las características complementarias de lo que es masculino y de lo que es femenino. ¿A quién se le oculta hoy la necesidad de dar más espacio a las «razones» del corazón? En un mundo como el actual, dominado por la técnica, se siente la exigencia de esta complementariedad de la mujer, para que el ser humano pueda vivir sin deshumanizarse del todo. Puede pensarse en las tierras donde hay más pobreza, en las regiones devastadas por la guerra, en muchas situaciones trágicas causadas por las migraciones, forzadas o no... En esos casos, casi siempre son las mujeres las que mantienen intacta la dignidad humana, defienden la familia y tutelan los valores culturales y religiosos.
Queridos hermanos y hermanas, la historia habla casi exclusivamente de las conquistas de los hombres, cuando, en realidad, una parte importantísima se debe a la acción determinante, perseverante y beneficiosa de las mujeres. Permitidme que, entre muchas mujeres extraordinarias, os hable de dos: Teresa Gomes y María Bonino. Angoleña la primera, fallecida el año 2004 en la ciudad de Sumbe, después de una vida conyugal feliz de la que nacieron 7 hijos; su fe cristiana fue inquebrantable y su celo apostólico admirable, sobre todo en los años 1975 y 1976, cuando una feroz propaganda ideológica y política se abatió sobre la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias de Porto Amboim, consiguiendo casi que se cerraran las puertas de la iglesia. Teresa se convirtió entonces en la líder de los fieles que no se rindieron ante dicha situación, animándolos, protegiendo valerosa-mente las estructuras parroquiales y buscando cualquier modo posible para tener de nuevo la santa Misa. Su amor a la Iglesia la hizo incansable en la obra de la evangelización, bajo la guía de los sacerdotes.
S. S. Benedicto XVI
Obispo de Roma
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2009-03-29
A tiro de piedra
Jubilados y pensionados
El 31 de marzo se celebra el Día del Jubilado y del Pensionado, para rendir tributo a quienes aportaron a la sociedad y al país con su trabajo y su esfuerzo productivo. Llegar a viejo, en otro tiempo, era un honor; hoy es una maldición. Nadie quiere ser viejo, y nadie quiere al viejo.
Tanto en Panamá como en el resto de los países del tercer mundo, la jubilación y la pensión son insuficientes. Aún en los del llamado primer mundo, igual es. Aunque allá existen planes sociales y leyes que ayudan a sobrellevar las estrecheces económicas de la tercera edad. Aquí, en cambio, hasta se les prohíbe trabajar, y hasta quieren obligar a estas personas a renunciar a su trabajo para poder pagarles la jubilación a la que tienen derecho.
La mayoría de los pensionados y jubilados del país recibe emolumentos por debajo del salario mínimo de la profesión o el oficio que sirvió para su cotización. Caen en manos de agiotistas disfrazados de empresarios financieros, y en las garras de familiares que cogen al viejo como fuente de ingresos. Esa situación debe cambiar, a través de la educación al trabajador. La preparación para la vida de jubilado o pensionado debe empezar desde la escuela, y hacerla más fuerte durante el periodo laboral de la persona.
Si sabemos que la jubilación o la pensión no alcanzará, el estado puede crear programas de capitalización para esos fines. Uno de los puntos fuertes sería la emisión de bonos, para que la persona pueda invertir. Desafortunadamente, el sistema de bonos estatales apunta al gran capital, enriqueciendo a los que más tienen. Una parte del monto de los bonos, en cada emisión, debería destinarse a las personas que quieran ahorrar para su jubilación. Los bonos podrían ser de baja denominación, desde 25 hasta 100 balboas, para ponerlos al alcance popular.
Otra forma de capitalización popular, con miras al complemento de la jubilación, podría ser la venta de acciones de empresas estatales, o de empresas que se manejen con seriedad y quieran dedicar un porcentaje pequeño de su paquete accionario (no mayor del 10%), para promover el ahorro popular. Esto, por supuesto, se enmarcaría en el principio de la responsabilidad social empresarial. No se haría ningún daño, porque ayudaría a las empresas a capitalizarse, y a la población a tener un ingreso invirtiendo en el desarrollo de la actividad empresarial del patio.
Nuestro país podría ser modelo para otros, si acordáramos crear un plan de desarrollo social semejante. Poniendo más dinero en el bolsillo de los jubilados y pensionados, mejoraríamos su nivel de calidad de vida, y pondríamos más dinero a circular en el mercado interno.
¿Cómo lo haríamos? Convocando un diálogo nacional al estilo del que hicimos en los 1990 en Coronado y, sobre todo, poniéndolo en ejecución y no dejarlo dormir en las páginas de un informe que sería alabado en su presentación y olvidado en una gaveta. ¡Felicidades a los jubilados y pensionados en su día!
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-29
Editorial
Llamado a la concordia
Los acontecimientos recientes en el ambiente político estremecen y confunden el pensamiento de la nación, porque pendulan entre la verdad y la mentira, sin que sepamos a ciencia cierta cuándo se trata de una o de otra. Todo se piensa como posible, y todo se pone en duda. No hay a quien creer, ni a quien dejar de creer. El clima parece confuso y caótico.
Si hay quienes tengan la posibilidad de esclarecer el panorama, esos son los políticos del patio; particularmente los que aspiran a un puesto de elección. Todos, según sus promesas, propugnan por el bien del país y de su población. Pues, por ese bien, les corresponde actuar con honestidad, franqueza y civismo ante la situación actual. Quien cometió un error, que lo reconozca; quien miente, que diga la verdad; y quien se aprovecha de la coyuntura para sacar ventaja y provecho personal, que se haga el firme propósito de actuar con rectitud.
De nada valdrá salir airoso en la contienda electoral, si se alcanza el triunfo con un equipaje colmado de resquemores, deseos de venganza y con enemigos ansiosos de pasarle la factura prontamente y pagarle con la misma moneda. Al final, quienes salen perdiendo, son el país y su gente. No hay ningún derecho para actuar así.
Aunque falta poco para el día de las elecciones, todavía estamos a tiempo de crear un ambiente de verdadera fiesta electoral. Que cada uno apele a su conciencia y ponga la mano en su corazón, para deponer todo gesto amenazante y toda suciedad que empañe el noble ejercicio de la política, en aras de la necesaria concordia que nos dé un torneo electoral propio de gente civilizada, y con alto sentido de la ética y el civismo que, hasta ahora, no vemos y tanta falta nos hace.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-29
El Ojo del Profeta
Maíz milenario
El maíz es a los antiguos pueblos americanos lo que el trigo a los del medio oriente. Son, junto al arroz, los granos de cultivo y consumo más extendidos en el mundo. Su abundancia o escasez hace entrar en crisis a numerosas naciones, porque son la base de la alimentación de la mayoría de la población del planeta, desde el origen de su cultivo hace unos ocho mil años.
Un hallazgo reciente desplazó a Panamá como el lugar originario del cultivo de maíz en América, y ubica este hecho en México. Si hacemos una analogía con el desplazamiento del cultivo de maíz en nuestro país, por causa del modelo neoliberal que desmotivó su cultivo local, podríamos decir que el ser relegados por la razón económica es más fuerte y doloroso que el ser desplazado por la arqueología; porque la práctica dictada por la economía provoca hambre y pobreza en el campo.
Nos urge apresurar la recuperación y el desarrollo de la actividad agrícola local, porque el hambre no espera. Los grandes productores de maíz y otros granos son tentados por los cantos del biocombustible, que ofrece ganancias monetarias en detrimento de la alimentación de los seres humanos. Esa es razón poderosa, y esperamos que en los planes de los nuevos gobernantes sea un compromiso inmediato y concreto.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-22
La Voz del Pastor
Los africanos "gritan reconciliación, justicia, y paz"
Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este martes en la tarde durante la ceremonia de bienvenida que tuvo lugar en el aeropuerto Nsimalen de Yaundé, tras escuchar las palabras que le dirigió el presidente de la República, Paul Biya.
Os doy las gracias por vuestra acogida. Y le doy las gracias a usted, señor presidente, por las amables palabras que me acaba de dirigir. Aprecio profundamente la invitación que se me ha hecho para venir aquí, a Camerún, y quiero expresarle en primer lugar mi gratitud, así como al presidente de la conferencia episcopal nacional, monseñor Tonyé Bakot. Os saludo a todos los que me honráis con vuestra presencia en esta ocasión, y deseo asegurar que me siento feliz de encontrarme aquí, con vosotros, en la tierra de África, por primera vez desde mi elección a la Sede de Pedro.
Saludo cordialmente a mis hermanos en el episcopado, así como a los sacerdotes y laicos que están aquí reunidos. Dirijo mi saludo respetuoso también a los representantes del gobierno, a las autoridades civiles, y a los miembros del Cuerpo Diplomático. Mientras vuestro país, al igual que muchos otros en África, se prepara para celebrar el quincuagésimo aniversario de su independencia, quiero unir mi voz al coro de felicitaciones y de buenos deseos que os presentarán vuestros amigos de todo el mundo en esta feliz circunstancia. En esta asamblea, saludo también con reconocimiento a los miembros de otras confesiones cristianas y a los fieles de otras religiones. Al uniros hoy a nosotros, ofrecéis un signo elocuente de la buena voluntad y de la armonía que existen en este país entre las personas que pertenecen a las diferentes tradiciones religiosas.
Vengo entre vosotros como un pastor, vengo para confirmar a mis hermanos y hermanas en la fe. Es la misión que Cristo confió a Pedro en la Última Cena, y es la misión de los sucesores de Pedro. Cuando Pedro predicaba a las muchedumbres venidas a Jerusalén en Pentecostés, había entre ellos peregrinos procedentes de África. Y, en los primeros siglos del cristianismo, el testimonio de numerosos grandes santos de este continente --san Cipriano, santa Mónica, san Agustín, san Atanasio, por nombrar a unos pocos-- muestra el lugar destacado de África en los anales de la historia de la Iglesia. Desde entonces y hasta nuestros días, innumerables misioneros y numerosos mártires han seguido dando testimonio de Cristo en toda África, y hoy la Iglesia es bendecida por la presencia de unos 150 millones de miembros. Por tanto, ¿cómo no podía venir el sucesor de Pedro a África para celebrar junto a vosotros la fe en Cristo, que da la vida; fe que apoya y alimenta a tantos hijos e hijas de este gran continente?
Aquí, en Yaundé, en 1995, mi venerable predecesor, Juan Pablo II, promulgó la exhortación apostólica postsinodal "Ecclesia in Africa", fruto de la primera asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África, celebrada en Roma el año anterior. De hecho, el décimo aniversario de aquel momento histórico fue recordado con gran solemnidad en esta misma ciudad no hace mucho tiempo. He venido aquí para publicar el "Instrumentum Laboris" de la segunda asamblea especial, que tendrá lugar en Roma el próximo mes de octubre. Los padres sinodales reflexionarán juntos sobre el tema: "La Iglesia en África, al servicio de la reconciliación, de la justicia y la paz. 'Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo' (Mt 5, 13,14)". Después de casi diez años del nuevo milenio, este momento de gracia es un llamamiento a todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos del continente a entregarse nuevamente a la misión de la Iglesia de llevar esperanza a los corazones del pueblo de África, y de este modo también a los pueblos de todo el mundo.
También en medio de las más grandes dificultades, el mensaje cristiano trae siempre consigo esperanza. La vida de santa Josefina Bakhita ofrece un espléndido ejemplo de la transformación que el encuentro con el Dios vivo puede provocar en una situación de gran sufrimiento e injusticia. Ante el dolor y la violencia, la pobreza, el hambre, la corrupción o el abuso del poder, un cristiano nunca puede quedarse en silencio. El mensaje salvífico del Evangelio exige ser proclamado con fuerza y claridad, de manera que la luz de Cristo pueda brillar en la oscuridad de la vida de las personas. Aquí, en África, al igual que en otras muchas partes del mundo, innumerables hombres y mujeres anhelan escuchar una palabra de esperanza y consuelo. Conflictos locales dejan miles de personas sin casa y desprotegidas, huérfanos y viudas. En un continente que, en el pasado, ha visto cómo muchos de sus habitantes eran cruelmente raptados y llevados a ultramar para trabajar como esclavos, el tráfico de seres humanos, especialmente de mujeres y niños inermes, se ha convertido en una moderna forma de esclavitud. En un momento de global escasez de comida, de confusión financiera, de cambios climáticos, África sufre de manera desproporcionada: un número creciente de sus habitantes acaba convirtiéndose en presa del hambre, de la pobreza, de la enfermedad. Gritan reconciliación, justicia, y paz, y esto es precisamente lo que la Iglesia les ofrece. No ofrece nuevas formas de opresión económica o política, sino la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Cf. Romanos 8,21). No impone modelos culturales que ignoran el derecho a la vida de los que todavía no han nacido, sino el agua pura salvífica del Evangelio de la vida. No promueve las rivalidades interétnicas, sino la rectitud, la paz y la alegría del Reino de Dios, descrito de manera sumamente apropiada por el Papa Pablo VI con estas palabras: "civilización del amor" (Cf. Mensaje para el Regina caeli, Pentecostés 1970).
Aquí, en Camerún, donde más de una cuarta parte de la población es católica, la Iglesia puede continuar con su misión de promoción del consuelo y la reconciliación. En el centro Cardenal Léger, podré observar personalmente la solicitud pastoral de esta Iglesia local por las personas enfermas y que sufren; y es particularmente digno de encomio el que los enfermos de sida en este país sean curados gratuitamente. El compromiso educativo es otro elemento clave del ministerio de la Iglesia, y ahora vemos que los esfuerzos de generaciones de maestros misioneros dan su fruto en la obra de la Universidad Católica de África Central, un signo de gran esperanza para el futuro de la región.
S. S. Benedicto XVI
Obispo de Roma
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2009-03-22
A tiro de piedra
Taxis de amarillo
Una vez más pide prórroga para pintar los taxis de color amarillo un sector de los dueños de taxi de la capital. Mientras una parte de los propietarios ha cumplido con la reglamentación, otra encuentra mil y una excusas para burlarse de la autoridad y continuar con el desorden.
Tres prórrogas se han dado en este asunto, desde que se venció el primer plazo en octubre de 2007. A pesar de que la medida se anunció en junio de 2006 en la Gaceta Oficial y de las prórrogas concedidas, todavía a esta fecha más de la mitad de los dueños de taxi incumple con la norma. La pregunta es: ¿cuántos años se necesitan para pintar un taxi? La Autoridad de Tránsito parece incapaz de hacer cumplir la reglamentación, y por eso se abusa y se burlan de ella. Para nadie es un secreto que el sector transportista, buseros y taxistas, es el que más irrespeta las normas de transporte y tráfico, y resulta ser el más beneficiado con moratorias, exoneraciones, prórrogas y dádivas económicas, a pesar del historial de violaciones a la ley, daño económico, y perjuicios humanos y materiales provocados por su irresponsabilidad. Eso sin contar el daño moral que infligen a los transportistas decentes, producto de la mala reputación que los bergantes han provocado a los que sí son responsables.
Es tiempo que las autoridades pongan fin a tanto abuso, comenzando con negarle la prórroga de la obligación de pintar los taxis de amarillo. El chantaje moral de los propietarios bellacos y los juegavivo, que se niegan a pintar sus vehículos esperanzados en la nueva prórroga o la eliminación de la medida, debe acabar. Ese cuento de dejar a la población sin transporte selectivo si les paran los carros, tiene su medicina. Hay que hacer cumplir el plazo, y garantizarle el transporte a la población. Para eso se pueden hacer varias cosas, como restringirle las horas y los días de circulación y el rechazo del revisado anual.
Si la Autoridad de Tránsito se lo propone, puede asignarle tres días a la semana para circular a los taxis cuya placa termina en número impar, y otros tres para aquellos que la matrícula termina en par. El domingo es de paro obligatorio para todos los que no están pintados de amarillo. Si quiere endurecer la medida, puede autorizar la circulación solamente en las horas pico del día, en dos jornadas: la mañana para los impares y la tarde para los pares. Con esta fórmula unos sólo circularían entre las 6:00 y las 10:00 de la mañana, y otros de 4:00 de la tarde a 8:00 de la noche. La prohibición de circulación dominical se mantendría.
Panamá ya no soporta más desorden ni irrespeto a las leyes. Vivimos en una sociedad agresiva, donde la capital y sus alrededores se lleva todos los puntos. La región comprendida entre Arraiján, Panamá, San Miguelito y Colón, con poco más de un millón de habitantes, es la campeona en violencia, inmoralidad y desmanes de todo tipo; cuando se contagie el resto del país, en la misma medida, estaremos perdidos.
Lo que se haga para frenar tanto abuso e irresponsabilidad es vital y debe hacerse pronto. Y el primer escarmiento bien podría ser que se hiciera cumplir la norma de pintar los taxis de color amarillo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-22
Editorial
El debate y los medios
La realización del debate entre las dos candidaturas presidenciales con mayor opción de triunfo, hace unos días, es un esfuerzo plausible que debe ser valorado en la dimensión de procurar llevarle al votante las propuestas electorales, de viva voz de los candidatos. Sin embargo, algunos aspectos deben ser mejorados, y el posterior seguimiento por parte de los medios de comunicación, saneado de toda manipulación y pesquisa superflua.
El déficit en el desarrollo de las propuestas, durante la sesión, tuvo que ver, principalmente, con la habilidad y la voluntad de los candidatos de ceñirse a ese propósito, y con la capacidad de brevedad y concisión por parte de quienes formulaban las preguntas. Otro factor que incidió en el resultado del debate, al menos en su presentación al público, fue el modelo que se escogió para adaptar el programa al formato de la televisión.
No debe perderse de vista, tampoco, ni traerse a menos, la opinión que el ciudadano se formó sobre el debate. Las críticas deben considerarse para futuros programas, y la percepción del público debe tomarse muy en cuenta para corregir los errores. Si el debate deja de cumplir el cometido de informar a los votantes, de manera eficaz, de las propuestas y el plan de gobierno de los candidatos, flaco favor le hará a la democracia y a las organizaciones que se inmiscuyen en esta empresa.
Hacemos votos por que, al menos, se dé un segundo debate entre los candidatos a la presidencia de la república, pero subsanando las fallas y procurando centrarse en lo esencial: las propuestas. Y en esto deben poner todo su empeño los propios candidatos, los medios de comunicación que lo auspicien, y los organizadores, con el firme propósito de alcanzar el cometido del debate y de deponer todo gesto amenazante, toda provocación, y todo acto que busque el camino electorero en detrimento de la altura que debe mantener quien aspira a la máxima magistratura de la nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-22
El Ojo del Profeta
La verdad ante todo
Dicen las escrituras que todo hombre debe cuidarse de las falsedades y mentiras, para caminar con rectitud durante su vida. Hacer de la boca la cárcel de la lengua, es prudencia y sabiduría. Asimismo, toda autoridad y todo gobernante debe procurar hablar con la verdad y resguardarse, en todo tiempo, de proferir palabra empujado por el enojo y por la ira. Que su respuesta sea siempre sí, cuando sea sí, y no, cuando sea no. Así podrá gobernar y hacer justicia de manera justa.
En el caso de los agentes de la guardia presidencial que prestaron servicio de escolta a un millonario colombiano, ahora encarcelado en su país, hay de todo aquello un poco. Su actuación, con consentimiento o sin él, ha perjudicado a ellos y al presidente que se supone deben resguardar, tanto en su integridad física como en su reputación. Es un fallo fatal que, sin dudas, tendrá un alto costo para los involucrados y para el país.
Vuelta atrás es imposible dar, pero sí se puede averiguar y decir toda la verdad sobre el asunto. Que no quede un hilo suelto ni oculto a ultranza, para que, al menos en este caso, pueda restituirse la credibilidad perdida de la institución presidencial.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-15
La Voz del Pastor
El día del niño por nacer
25 de Marzo
En nuestra sociedad moderna y consumista aparecen con mayor frecuencia los días de alguien o de algo y casi siempre estas fechas tienen un objetivo comercial y lucrativo y pocas veces se intenta resaltar el valor intrínseco de las personas y las cosas que se celebran.
En algunos países de fuerte tradición católica se ha establecido por ley el día del “niño por nacer” en la fecha en que la Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la Encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de la Virgen María, es decir el 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad. Para un cristiano existen motivos más que suficientes para hacer de esta celebración litúrgica una ocasión privilegiada para celebrar la vida. La obra de la Redención fue preparada durante muchos siglos por la sabiduría divina y de manera muy concreta a través de la vida y la historia del antiguo pueblo de Israel.
Cuántas veces leemos en los escritos proféticos la frase: “en aquellos días”… la cual hace alusión a los tiempos mesiánicos, tan esperados no solamente por el pueblo de Dios sino también por todo el género humano.
El momento culminante de la historia de nuestra salvación tuvo lugar cuando finalmente Dios envió a su Hijo al mundo el cual asumió nuestra naturaleza humana y no sólo le elevó su dignidad sino también a través de ella pudo ofrecerse voluntariamente como víctima de propiciación por nosotros en el ara de la cruz y con su gloriosa resurrección nos hizo partícipes de su vida inmortal. La victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte es también nuestra victoria y la garantía de nuestra vida eterna.
La encarnación del Verbo divino, su muerte y resurrección constituyen la mayor prueba del amor de Dios para con nosotros y de que él es el Dios de la vida. “Vine al mundo para que todos tengan vida y vida abundante” (Juan 10, 10). El misterio de la Encarnación hace referencia necesaria a la vida y esta fiesta nos permite reafirmar nuestra fe en el Dios de la vida el cual al asumir la nuestra nos hace partícipe de la suya. Es por tanto una ocasión privilegiada para reconocer el don de nuestra vida la cual empezó en el momento de la concepción.
No podemos dejarnos influenciar por las teorías de pseudocientíficos materialistas que afirman alegremente que la vida humana empieza a existir semanas o meses después de la concepción. La verdadera ciencia y la razón reconocen que el ser humano empieza a existir en el momento en que se unen en el útero materno los elementos necesarios que producen la concepción. Es por ello que la Iglesia celebra el día de la Encarnación, porque ese día entró Cristo en el mundo y empezó nuestra liberación. La vida humana es don exclusivo de Dios, don divino y por eso la vida es sagrada desde su concepción hasta su desenlace por la muerte natural. Con el fin de valorar y proteger este gran don el Señor nos prescribió el quinto manda-miento “No matarás” (Ex 20, 13).
Atentar contra la vida humana será siempre un rechazo de Dios y un crimen que clama al cielo sobre todo cuando se trata de la vida humana que viene en camino, es tierna, inocente y sin ninguna posibilidad de defenderse.
Vale la pena celebrar con mucha solemnidad el día de la Encarnación el 25 de marzo dándole gracias al Señor por el regalo de Jesucristo su Hijo, por nuestra propia vida y de modo especial por los millones de niños y niñas que esperando el día de su nacimiento viven en la inseguridad asediados por muchas posibilidades de ser asesinados por aquellos mismos que los engendraron pagando así de manera inocente e injusta la irresponsabilidad de quienes sólo buscaron el placer sin importarle el valor de la vida.
Aunque en nuestro país no existe todavía una ley que declare el 25 de marzo día del “niño por nacer”, nosotros los creyentes en el Dios de la vida, apoyados en la ley natural, y en nuestra fe debemos celebrar en esa fecha la vida que viene en camino la cual es motivo de alegría y de esperanza para toda la humanidad.
Que en todas las parroquias se tengan Horas Santas, Santos Rosarios y Eucaristías a favor de los millones de niños que esperan nacer y por las madres que los han concebido y tienen el honor y la dicha de ser los instrumentos de Dios para proteger y dar a la sociedad ese gran regalo que es la vida humana.
Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá
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2009-03-15
A tiro de piedra
Sin pepitas ni alcahuetería
Hay un programa de televisión recién estrenado que resulta tonto y chabacano, embrutece, y deja mucho que desear de sus productores y conductores. Bajo el sugestivo título “Sin pepitas en la lengua”, pretende justificar las sandeces y tonterías que salen de la boca de sus presentadores.
Uno de sus animadores se ha paseado ya por varios programas televisivos, sin pegarle a una. El tipo es un fiasco; comenzó comiéndose un mango y no da pie con bola. Pareciera que lo mantienen en pantalla por causas ajenas al profesionalismo. Ahora en este nuevo programa, y su contenido idiota, flaco favor le hacen al comunicador en cuestión. El espacio es una pieza más del mamotreto mediocre que constituye la oferta televisiva. Salvo algunas excepciones, la pantalla chica de las televisoras locales es un adefesio y una vergüenza para el mundo de la televisión.
Por esas casualidades de la vida me topé con el “programa” el viernes pasado. El tema: el sexo cogido a relajo. Poco aporta y poco conocimiento del tema demuestran los presentadores. Las cosas que dicen se les ocurren a cualquier adolescente; pero al menos a estos se le dispensan, porque están en una etapa en la que neuronas y hormonas enloquecen y afectan su organismo y su conducta. Sin embargo, los animadores de marras ya están bastante pasaditos de años juveniles y las locuras propias de la primera juventud.
Basta ver los recursos que se gasta la producción de la empresa televisora. Hasta han creado una página en el “facebook”, para aprovechar esa comunidad virtual y llegarle a nuestros muchachos y muchachas con sus comentarios chabacanos y carentes de toda seriedad. Me imagino que después vendrá el cobro por los “chats”, y de esa manera saldrá el dinero para pagar el adefesio de programa que se han inventado. ¿Dónde está la responsabilidad social empresarial de Medcom? Ojalá los señores Eleta Almarán y González Revilla, a quienes tengo por caballeros, vean la chabacanería que le han colado en la pantalla, y que, de una u otra forma, influirá en sus nietos, en los de sus amigos, en los hijos de sus empleados, y en otros chicos y chicas contemporáneos de esos jóvenes seres queridos que ellos también tienen.
El programa no vale un céntimo; y lo digo como profesional de la comunicación social. Es basura mediática. Si tuviera buen ingenio, aunque lo reprobara, al menos le reconocería la creatividad y el profesionalismo. Más que en el sentido de la ética mi crítica está dirigida a su calidad como producto televisivo. ¡No vale un maní! Y que no me venga alguno con el cuento que por ser católico soy mojigato o tengo mentalidad del medioevo. ¡De eso ni un pelo! No en vano me pasé buena parte de mi juventud recorriendo el barrio santanero y frecuentando el ambiente chorrillero. En esos sitios pude ver lo bueno, lo malo y lo feo, y vivir algunas experiencias atractivas para una vida joven; libre quedé, eso sí, y a Dios gracias, de la droga y el homosexualismo.
Insisto: el programa es un fraude y deben sacarlo del aire por malo. Al menos, yo, no seré alcahuete de esa bazofia.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-15
Editorial
Donantes millonarios
El aporte incontrolado de las donaciones para las campañas electorales de los partidos políticos es un elemento que provoca mucha discusión y polémica. En algunos casos la crítica y el cuestionamiento son originados por razones, también, “políticas”; en otros, no. De una u otra manera, el hecho pone de manifiesto el nivel de cultura política de quienes toman partido e, igualmente, de nuestro propio pueblo.
Las declaraciones de un personaje que se enriqueció rápidamente, con prácticas financieras ilícitas, y hoy preso en Colombia, son graves y reclaman la actuación decidida de las autoridades electorales y judiciales. No pueden pasarse por alto: ni para dejar la espina de la duda clavada en la mente de la población, ni para favorecer, o dejar de hacerlo, a figuras políticas o funcionarios locales.
Casi hasta la saciedad hemos denunciado el derroche millonario que se hace en las campañas electorales. En más de una ocasión hemos pedido que se exija hacer pública la lista de los donantes de los partidos, y el monto recaudado en su gestión de consecución de fondos. Hoy, más que nunca, es imperante hacerlo; tanto por el bien del régimen democrático como de la actividad política partidista.
Resulta vital que en la próxima reforma del Código Electoral se ponga límite a la recolección de fondos por donaciones, se publique la lista de donantes por partido, y se establezca una cifra tope al monto que una persona o empresa pueda donarle a un partido o candidato. Estas son reglas elementales, que de no cumplirse acabarán con la confianza y la credibilidad del sistema electoral y del régimen de partidos.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-15
El Ojo del Profeta
La violencia la añade el demonio
Desde que Caín mató a su hermano Abel la humanidad no cesa de sufrir la violencia de hermano contra hermano. Se hiere y se asesina por causa de la ambición, la envidia y la venganza. Quien quiere dinero o algún bien de otro, mata. Quien siente odio contra su prójimo, llega al extremo de convertirse en asesino. Quien guarda rencor por alguna ofensa que le han hecho y no la soporta, se cobra con la muerte de su semejante. Así funciona todo ser humano cuando, alejándose de Dios, se deja arrastrar por sus instintos y por lo mundano, en detrimento de su ser espiritual. Paradójicamente, su espíritu es lo primero que mata, antes de matar a su congénere.
La soberbia, el enojo, la ira y la ambición son caldo de cultivo para la violencia. Lo que se añade, lo dicta el demonio. La violencia tiene su origen en lo antes dicho. No basta los policías, las armas y la represión; que resultan legítimas como parte de la vida en sociedad, pero que no son la solución exclusiva para el problema.
Estamos ante un reto que reclama el apoyo de la comunidad, libre de toda bandería política o interés sectario. La violencia nos amenaza a todos por igual, como puede comprobarse, y la solución al problema compete a todos, según lo que corresponde a cada quien.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-08
La Voz del Pastor
Ella fue a contárselo a los suyos (Marcos 16, 10)
Como es bien sabido, estamos viviendo un periodo de mutación histórica. Esta, por lo que corresponde al mundo occidental, está montada en tres bases interactuantes: la revolución tecnológica, la que ha venido en llamarse globalización y la inserción social de la mujer. Las tres tienen en sus semillas de origen y en su dinámica de expansión, una honda marca cristiana. Las tres van a continuar en su expansión y para que el crecimiento sea de vida y no de cáncer, responsabilidad tenemos los discípulos y las discípulas del Señor de cumplir nuestra misión. Por lo mismo y, en particular en el papel de la mujer, de seguir aprendiendo de su Palabra, hecha carne en María, mujer, receptora del Espíritu Santo en la Anunciación y en Pentecostés; de la Palabra, a los pies de la cual se puso la discípula María, la hermana de Marta; de la Palabra, Vida Nueva, que María Magdalena y otras mujeres, fueron las primeras en anunciar.
El Día Internacional dedicado a la Mujer nació de un trágico acontecimiento sufrido por mujeres trabajadoras reclamando sus derechos. Sin embargo, el estilo de vida de nuestro desarrollo socio-económico ¿favorece el desarrollo también de la mujer, como trabajadora, esposa, madre? ¿Lo tienen en cuenta los programas electorales, las políticas públicas?
La falta de coordinación de horarios escolares y jornada laboral, las vacaciones escolares más prolongadas que las que disfrutan los trabajadores/as y las enfermedades de los niños y niñas son problemas que encuentran las familias, y acentuados si se vive lejos del centro de trabajo. Los actuales modelos de protección y cuidado de la infancia (¿los hay?) ¿son compatibles con el mercado laboral? Las mujeres se ven obligadas a buscar estrategias individuales basadas en la red familiar extensa, mayoritariamente las abuelas, hasta con el riesgo de caer en el síndrome de la “abuela esclava". A sumar que la mujer también es la principal proveedora de la protección de las personas mayores y con discapacidad. ¿Convendría revisar la flexibilidad laboral, tanto en el uso de horarios como en los permisos de maternidad, paternidad y cuando se tengan hijos menores?
Por otra parte, el problema no se reduce exclusivamente a las responsabilidades familiares, sino también a toda una serie de tareas invisibles que realizan en general las mujeres y que forman parte de la trama misma del orden social: por ejemplo, la gestión de la economía familiar y el consumo, del ocio y las vacaciones, las relaciones con las instituciones y con los servicios del bienestar (salud, educación, servicios sociales), las relaciones personales y familiares, la vida asociativa y de la barriada, la parroquia o grupo religioso. ¿Nos acordamos que una mujer fue la que nos enseñó a hablar y nos introdujo así en la cultura?
En el Día Internacional de la Mujer también se visibiliza aquello que Simone de Beauvoir afirmaba de que en la prostitución “se resumen, a la vez, todas las figuras de la esclavitud femenina”. La prostitución es incompatible con los derechos humanos y, sin embargo, se presenta una actitud que tiende a una visión neutra del fenómeno, situándolo como una forma más de trabajo, siempre que formalmente se presente como fruto de una libre decisión de las mujeres. Con este razonamiento “empresarial” se está colaborando a invisibilizar la prostitución. Concepción androcéntrica que quiere presentarnos como inevitable la mercantilización de un vínculo entre el deseo del varón y la naturaleza complaciente de la mujer (según esta concepción, recalco); implícito visión de la sexualidad masculina como algo irrefrenable, cuya represión comportaría peligros colaterales. Sistema cultural que reduce la relación sexual humana a un servicio prestado por un objeto sexual subordinado y dócil, cuya propia sexualidad resulta negada. O también, con la consideración bien lejana de la realidad, de que en prostitución la mujer actúa como sujeto autónomo, dueña del ejercicio de su propia sexualidad.
Mucho nos falta de seguir aprendiendo de Cristo Jesús; de aprender y de poner en práctica con creativa inteligencia porque no todo el que dice Señor, Señor, está actuando como discípulo, discípula.
Mons. Pablo Varela Server
Obispo Auxiliar
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2009-03-08
A tiro de piedra
Naufragio
Al cierre de esta edición nos llega la noticia del naufragio en la costa darienita, con el informe de que hay 15 sobrevivientes, un muerto y nueve desaparecidos en el mar. Es una de las varias tragedias marinas, que se suceden en época de aguaje o mal tiempo climático; sin embargo, detrás de ella, hay otras consideraciones que tienen que ver con el estado.
Darién es, quizá, la provincia más aislada del país. A pesar de la carretera que la atraviesa en buena parte, la población que habita en la zona costera depende del transporte por mar y por aire, aunque no siempre las naves que prestan el servicio sean óptimas para transportar a los pasajeros. El servicio de cabotaje, principalmente, cuenta con marinos y tripulantes experimentados, pero sus frágiles embarcaciones sucumben ante los azotes de la naturaleza. No obstante, la cantidad de accidentes es mínima, aunque, cuando ocurren, son tragedias que golpean muy fuerte.
Gran parte de los viajeros eran jóvenes colaboradores de los equipos misioneros católicos del Vicariato de Darién. Iban en gira deportiva. Nada de periplo con fines parrandero o mundano: eran chicos sanos que se enfrentaron al peligro de las olas. Unos salieron bien librados; otros no. La muerte sorprendió a algunos mientras salían en pos de un fin noble. Para otros, en cambio, su encuentro con la muerte está marcado por la droga, el intento de dinero fácil, o la imprudencia y temeridad en la conducción de un vehículo. Vidas jóvenes que se pierden, pero a causa de un propósito y un estilo de vida distintos.
¿Qué responsabilidad tiene el estado en todo esto? Al menos dos: la instauración de medios de transporte colectivos seguros y eficientes, y la aplicación de las leyes de manera eficaz. En la primera, además del vehículo o las naves adecuadas, están la construcción de carreteras y caminos en buenas condiciones, y la organización de rutas orientadas al servicio de la población y no sólo al lucro de quienes las explotan. En la segunda, la formación profesional y el equipamiento apropiado de las autoridades y los agentes que deben velar por el correcto ejercicio de la actividad del transporte de pasajeros y por el respeto a las leyes y reglamentos que la rigen.
Si queremos un cambio real en el transporte, y en la solución de los problemas de las diversas comunidades que componen el país, es indispensable la participación ciudadana. Hacia eso debe tender el desarrollo de la democracia en la sociedad panameña. Los gobiernos pasan, pero las comunidades permanecen. Todo cambio, para que sea verdadero, debe tomar en cuenta a la comunidad. Sin esa participación, la transformación del país quedará en manos de unos pocos, que la realizarán a su parecer personal y a sus intereses de grupo. Si se dan naufragios o desastres en el transporte de pasajeros, que sea por accidente y no por causa de jugarse el pellejo en vehículos y naves que no son aptas para transportarse con seguridad y con eficiencia en el servicio que prestan.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-08
Editorial
Día de la Mujer
Coincide esta fecha con la celebración del Día Internacional de la Mujer declarado por las Naciones Unidas, para crear conciencia sobre la situación de las mujeres en el mundo, en cuanto a la discriminación y la falta de oportunidades en la participación social, política, económica y cultural. Como ser humano socialmente vulnerable, junto a la niñez y la persona anciana, la mujer merece el respeto y la atención de los estados del planeta.
La realización de toda mujer, como persona humana, incluye su esencia como ser humano y los aspectos inherentes a condición femenina como son la maternidad, la misión que ella tiene en la familia, y los efectos fisiológicos que se producen en su organismo por causas naturales o sociales. Su realización, pues, debe ser integral y libre de los peligros que supone el acto de discriminar en la escogencia de aquellos campos que excluyen al resto de lo que conforma su propio ser.
Toda mujer debe encontrar el apoyo familiar y social para su progreso personal y colectivo, sin ser coaccionada ni condicionada por ideologías ni corrientes de pensamiento que desnaturalizan su ser femenino. La mujer debe lograr la igualdad, como ser humano, sin dejar de ser mujer. Inculcarle algún modelo que la lleve a igualarse al hombre en sus vicios y malos hábitos, ya no es igualdad. La igualdad se da en los derechos y las oportunidades; no en aquello que degrada a la persona humana, sea hombre o mujer.
Que cada mujer del mundo encuentre su espacio en la sociedad, y le sea respetado. En lo tocante a la fe, que le sea respetada su dignidad como hija de Dios, y se le permita vivirla libremente, sin ser molestada por los sacrificios y la aceptación que, por su fe, practica y profesa.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-08
El Ojo del Profeta
Más allá de la ampliación
La magnífica obra de la ampliación del Canal de Panamá trae oportunidades de aprendizaje y empleo que deben ser aprovechadas más allá del tiempo que dure esa empresa. Mucha será la experiencia, al igual que los conocimientos, que dejará la construcción de las nuevas esclusas y el ensanche del cauce, que deben ser puestos al alcance de la población del país.
Precisamos que los recursos y las utilidades del Canal, para que lleguen a la mayoría, se incorporen al ámbito educativo, científico, tecnológico y laboral, para transformar el ejercicio de las actividades productivas y la capacitación de la mano de obra calificada. De esa manera se podrá acceder a un empleo mejor remunerado y competitivo, en vez de quedarse únicamente en inversiones que, aunque justificadas y necesarias, algunas, sólo cumplen un cometido temporal.
Tenemos un tiempo favorable, que debe ser aprovechado en favor del progreso y el desarrollo nacional. Un país lo construye la gente; lo disfruta la gente; lo sufre la gente. Es el recurso humano lo más importante, y en la medida que la población crezca en conciencia y en conocimiento, sin olvidar el espíritu, en esa misma dimensión avanzaremos o nos estancaremos.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-01
La Voz del Pastor
Cuaresma: tiempo para Dios
Iniciamos el pasado veinticinco de febrero la Cuaresma. Para cualquier cristiano, tanto la palabra o el término Cuaresma, como los ejercicios propios de este tiempo, tienen un tono marcadamente penitencial que no se agota en sí mismo, sino que más bien nos prepara a celebrar “con sinceridad y verdad” la Pascua de Jesús.
En estos días que corren, donde el ser cristiano es visto más como fruto de una tradición religiosa que como una opción personal de fe en Jesucristo, se requiere un esfuerzo añadido para descubrir toda la riqueza espiritual que puede albergar la Cuaresma. Pero esta dificultad inicial puede ser superada si sabemos echar mano de los medios o recursos que la Cuaresma nos brinda para ahondar en la vivencia de nuestra fe.
Aún conservamos en la memoria el rito con el que se inicia todos los años la Cuaresma: la imposición de la ceniza y la llamada a la conversión, a volverse a Dios. Y de eso se trata. Debemos recuperar, no sin esfuerzo penitencial, el gusto de encontrarnos “cara a cara” con el Dios vivo, que nos ha revelado Jesucristo.
Para ayudarnos en este camino cuaresmal el Papa Benedicto XVI, nos ofrece este año unas reflexiones destinadas a recuperar la tradición bíblica cristiana del ayuno, la oración y la limosna. En su mensaje se centra en el valor y el sentido del ayuno, pero no está demás referirnos a las tres prácticas de piedad compartidas por el judaísmo y el cristianismo.
El Ayuno
El ayuno cristiano como práctica penitencial debe hacerse no tanto como práctica ascética de perfección o cumplimiento de una norma eclesiástica, cuanto ejercicio espiritual en el que nuestro corazón se dispone a recibir “el verdadero alimento” que “sale de la boca de Dios”. Por eso cobra sentido que al ayuno corporal añadamos la lectura de la Palabra de Dios (lectio divina) en tiempos señalados de nuestra jornada cuaresmal. Un recurso fácil puede ser el aprovechar alguna de las lecturas que nos ofrece la liturgia para cada día de la semana como “alimento” para el espíritu.
Podemos añadir como práctica necesaria unida al ayuno eclesiástico el es-fuerzo que hacemos por vencer, con el auxilio de la gracia divina, nuestras inclinaciones “egoístas” que nos llevan a buscar nuestro propio interés en detrimento de los demás. El ayunar de nuestras maldades es el ayuno que a Dios le agrada.
La oración
En el Evangelio de hoy leemos que a Jesús “el Espíritu le empuja al desierto” (Mc 1,12). El desierto en la espiritualidad bíblica tiene resonancias fuertes que evocan la experiencia del pueblo de Israel en su paso de la tierra de la esclavitud a la tierra prometida. El desierto es lugar del retiro, de la prueba (de la tentación); es el lugar donde se conoce a Dios y se pone a prueba nuestra fidelidad. Despojados de todo recurso humano, en el desierto, “a solas” con Dios, podemos experimentar su presencia salvadora. El profeta Oseas abunda en esta espiritualidad del desierto porque es allí donde Israel experimenta la cercanía de Dios (cfr. Os 2,16; 13,5). En otras palabras: el conocimiento íntimo, total, profundo, de amor y fidelidad absoluta de Dios tiene lugar en el desierto. Pero sabemos también que el desierto no es solamente el espacio físico, marcado por la deslación y la falta de apoyos materiales y humanos, sino también el espacio interior recreado por el hombre que “a solas” en la oración busca a Dios.
En Cuaresma debemos hacer un esfuerzo adicional para vivir esta experiencia de “desierto” a través de la práctica de la oración personal en sus diversas modalidades (la oración vocal, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la oración litúrgica, la oportunidad de un día de retiro, la piedad eucarística, la recitación y meditación de los misterios del Rosario, etc.).
La limosna
Hoy no resulta fácil hablar de la limosna. Somos herederos de una crítica social contra la labor asistencial y caritativa de la Iglesia que viene del lejano siglo XIX, pero sobre todo en el siglo XX con el pensamiento marxista para el que los pobres “no necesitan obras de caridad, sino de justicia” (Benedicto XVI, Deus caritas est, 26). Hoy sabemos, con el amargo sabor de la experiencia histórica, que ni el marxismo ni el capitalismo liberal, ya sea como ideologías o como sistemas económicos que se inspiran en ellos, han sido capaces de producir un orden social justo para todos. Y como dice el Papa Benedicto XVI: “No hay orden estatal, por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor… Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá soledad. Siempre se darán también situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo” (Deus caritas est, 28-b).
Tenemos, pues, recursos de los que echar mano en esta Cuaresma para vivirla de tal manera que el tiempo para Dios (cultivado en la oración y el ayuno) sea también tiempo para el hermano necesitado. En términos semejantes se expresa el Papa en su mensaje cuaresmal citando a San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune, quien ayuna, que se compadezca… pues Dios presta su oído a quien no cierra los suyos al que le suplica”.
Mons. Aníbal Saldaña
Obispo Prelado de Bocas del Toro
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2009-03-01
A tiro de piedra
La recta final
Faltan dos meses para las elecciones generales de mayo, y se espera que los equipos de campaña suelten todo lo que tienen, para asegurarse el triunfo de sus candidatos. Larga ha sido esta contienda, pero parece dejar más pérdida que ganancia para los contendores. Mientras, el pueblo sufre y decide castigar, con su voto, a quienes lo han defraudado.
Nuestro sistema político está desgastado, porque se aleja del funcionamiento actual de la sociedad. Hoy se requiere la consulta permanente de la comunidad, para tomar decisiones sobre asuntos que otrora eran de competencia exclusiva de los gobernantes. La democracia actual incluye al ciudadano en la toma de decisiones, pero el sistema vigente en nuestro país lo excluye, a pesar de algunas consultas que, en su mayoría, apenas pasan el límite de la mera opinión de los asociados. Ejemplos vemos en los asuntos ambientales, el transporte colectivo, el urbanismo, la salud, y los servicios públicos.
Si analizamos el sistema electoral, nos damos cuenta que poco caso se le hace al ciudadano. El Código Electoral lo imponen los partidos, porque al resto de la sociedad sólo se le reconoce como observadora. ¿Acaso no somos los ciudadanos quienes elegimos las autoridades? ¿Por qué en ese asunto sólo debemos tener voz y no voto? Lo ideal sería que toda decisión sobre el sufragio y los asuntos electorales se sometiera a referéndum; así sería verdaderamente democrático.
Resulta dañino que al ciudadano se le confine a votar cada cinco años por sus autoridades, cuando podría hacerlo con más frecuencia, y así cambiar la relación de poder si los gobernantes hacen un mal trabajo. Pero, no. Aquí tenemos que calarnos el lustro entero a los malos y a los buenos, que, por desgracia, son los menos. Las reglas deben cambiar, para bien de la democracia y de la nación.
Las pocas semanas que faltan para elegir al presidente, los alcaldes, los diputados y los concejales, constituyen la recta final de esta campaña electoral. Los partidos marcharán a todo vapor, en la ardua lucha por el poder. El bienestar del pueblo, una vez más, quedará en las promesas electorales y a cuenta, mayormente, del mismo pueblo. A no ser por la construcción de costosas obras públicas, se podría decir que la mejor calidad de vida es cosa de cada uno, más que de los programas de desarrollo nacional y ejecutorias de los partidos políticos.
Mucho nos falta por ver en estos dos últimos meses de trajín electoral. Mucha saturación de espacios publicitarios en los medios, de contaminación visual con pancartas y vallas propagandísticas, de insultos y ofensas para debilitar al adversario, y de lucha callejera por cada voto. Así es nuestra cultura política, que no supera lo electorero. Y en esta ocasión, al menos post invasión, es el peor proceso electoral que he visto, y los peores candidatos que se han postulado para el solio presidencial.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-01
Editorial
Tiempo de Conversión
Iniciamos el itinerario cuaresmal como preparación para la fiesta pascual, en la que conmemoraremos la resurrección gloriosa de nuestro Señor Jesucristo. Es una preparación interior, que no exterior, en la que nuestro espíritu y nuestra alma se disponen a recibir al Señor, para hacernos uno con Cristo y Cristo uno con nosotros.
Durante este tiempo la Iglesia nos pide practicar la conversión, la oración, el ayuno, y la limosna. Estas actitudes deben ser constantes; cada día, sin desmayar, según la enseñanza de la Iglesia. Reconocer nuestras faltas y debilidades, reparar el daño causado, actuar con caridad hacia el hermano, privarnos del alimento o la comodidad, momentáneamente, para mortificar el cuerpo y hacernos solidarios con los desposeídos, son los sacrificios que pide el Señor. Es darnos nosotros, más que las ofrendas materiales.
Estamos en el tiempo propicio y debemos aprovecharlo. Tengamos fe y esperanza en las promesas del Señor, y encontraremos la paz y la felicidad; no como las promete el mundo, sino a la manera de Dios. Lo que es necedad para el mundo, es sabiduría para el Creador; lo que el mundo tiene por fuerte, es debilidad ante el poder del Altísimo.
Busquemos el reino de Dios primero, y todo lo demás se nos dará por añadidura. Estemos alerta en todo momento, para que no nos sorprenda el día del Señor dormidos o descuidados. Uno es el camino de salvación, Cristo Jesús, y para poder seguirlo es preciso tomar nuestra cruz de cada día. Si así actuamos, la corona de gloria nos será entregada al final de nuestros días.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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2009-03-01
El Ojo del Profeta
Dónde poner la vida
La existencia del hombre le plantea el reto de su seguridad personal, y por eso busca afanosamente sentirse seguro. Necesita la protección de una vivienda, la tranquilidad de un ingreso económico, la cura de sus enfermedades, y un ambiente en el que pueda habitar sin riesgos. Sin embargo, la seguridad del ser humano no depende totalmente de él, sino que es dependiente de la voluntad de Dios. Aún con toda su ciencia y su tecnología, el hombre es incapaz de prolongar sus días.
El dilema hombre, en cuanto a la seguridad que busca, es la aceptación de Dios en cada aspecto de su vida. Tiene poder limitado para dominar la tierra, crear e inventar, y dirigir los asuntos terrenos que competen a la obra humana; pero no le es dado contar los cabellos de su cabeza, o determinar cuántos será sus días y los de sus semejantes.
Si alguna decisión importante debemos tomar en nuestra vida, esta es decidir en qué manos la ponemos. Bien dijo el Señor al hombre que, donde está su tesoro estará su corazón. Pongamos, pues, nuestro corazón en las cosas de Dios, y no en cuestiones viles y mundanas que sólo avivan la ambición, el egoísmo y la soberbia que pierden al hombre. Quien quiera guardar su vida, la perderá; y quien la pierda por el Señor, la salvará.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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