lunes, 30 de marzo de 2009

Llamado a la concordia

2009-03-29
Editorial
Llamado a la concordia

Los acontecimientos recientes en el ambiente político estremecen y confunden el pensamiento de la nación, porque pendulan entre la verdad y la mentira, sin que sepamos a ciencia cierta cuándo se trata de una o de otra. Todo se piensa como posible, y todo se pone en duda. No hay a quien creer, ni a quien dejar de creer. El clima parece confuso y caótico.

Si hay quienes tengan la posibilidad de esclarecer el panorama, esos son los políticos del patio; particularmente los que aspiran a un puesto de elección. Todos, según sus promesas, propugnan por el bien del país y de su población. Pues, por ese bien, les corresponde actuar con honestidad, franqueza y civismo ante la situación actual. Quien cometió un error, que lo reconozca; quien miente, que diga la verdad; y quien se aprovecha de la coyuntura para sacar ventaja y provecho personal, que se haga el firme propósito de actuar con rectitud.

De nada valdrá salir airoso en la contienda electoral, si se alcanza el triunfo con un equipaje colmado de resquemores, deseos de venganza y con enemigos ansiosos de pasarle la factura prontamente y pagarle con la misma moneda. Al final, quienes salen perdiendo, son el país y su gente. No hay ningún derecho para actuar así.

Aunque falta poco para el día de las elecciones, todavía estamos a tiempo de crear un ambiente de verdadera fiesta electoral. Que cada uno apele a su conciencia y ponga la mano en su corazón, para deponer todo gesto amenazante y toda suciedad que empañe el noble ejercicio de la política, en aras de la necesaria concordia que nos dé un torneo electoral propio de gente civilizada, y con alto sentido de la ética y el civismo que, hasta ahora, no vemos y tanta falta nos hace.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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