lunes, 16 de marzo de 2009

Sin pepitas ni alcahuetería

2009-03-15
A tiro de piedra
Sin pepitas ni alcahuetería

Hay un programa de televisión recién estrenado que resulta tonto y chabacano, embrutece, y deja mucho que desear de sus productores y conductores. Bajo el sugestivo título “Sin pepitas en la lengua”, pretende justificar las sandeces y tonterías que salen de la boca de sus presentadores.

Uno de sus animadores se ha paseado ya por varios programas televisivos, sin pegarle a una. El tipo es un fiasco; comenzó comiéndose un mango y no da pie con bola. Pareciera que lo mantienen en pantalla por causas ajenas al profesionalismo. Ahora en este nuevo programa, y su contenido idiota, flaco favor le hacen al comunicador en cuestión. El espacio es una pieza más del mamotreto mediocre que constituye la oferta televisiva. Salvo algunas excepciones, la pantalla chica de las televisoras locales es un adefesio y una vergüenza para el mundo de la televisión.

Por esas casualidades de la vida me topé con el “programa” el viernes pasado. El tema: el sexo cogido a relajo. Poco aporta y poco conocimiento del tema demuestran los presentadores. Las cosas que dicen se les ocurren a cualquier adolescente; pero al menos a estos se le dispensan, porque están en una etapa en la que neuronas y hormonas enloquecen y afectan su organismo y su conducta. Sin embargo, los animadores de marras ya están bastante pasaditos de años juveniles y las locuras propias de la primera juventud.

Basta ver los recursos que se gasta la producción de la empresa televisora. Hasta han creado una página en el “facebook”, para aprovechar esa comunidad virtual y llegarle a nuestros muchachos y muchachas con sus comentarios chabacanos y carentes de toda seriedad. Me imagino que después vendrá el cobro por los “chats”, y de esa manera saldrá el dinero para pagar el adefesio de programa que se han inventado. ¿Dónde está la responsabilidad social empresarial de Medcom? Ojalá los señores Eleta Almarán y González Revilla, a quienes tengo por caballeros, vean la chabacanería que le han colado en la pantalla, y que, de una u otra forma, influirá en sus nietos, en los de sus amigos, en los hijos de sus empleados, y en otros chicos y chicas contemporáneos de esos jóvenes seres queridos que ellos también tienen.

El programa no vale un céntimo; y lo digo como profesional de la comunicación social. Es basura mediática. Si tuviera buen ingenio, aunque lo reprobara, al menos le reconocería la creatividad y el profesionalismo. Más que en el sentido de la ética mi crítica está dirigida a su calidad como producto televisivo. ¡No vale un maní! Y que no me venga alguno con el cuento que por ser católico soy mojigato o tengo mentalidad del medioevo. ¡De eso ni un pelo! No en vano me pasé buena parte de mi juventud recorriendo el barrio santanero y frecuentando el ambiente chorrillero. En esos sitios pude ver lo bueno, lo malo y lo feo, y vivir algunas experiencias atractivas para una vida joven; libre quedé, eso sí, y a Dios gracias, de la droga y el homosexualismo.

Insisto: el programa es un fraude y deben sacarlo del aire por malo. Al menos, yo, no seré alcahuete de esa bazofia.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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