2008-06-08
Editorial
Política costosa
El llamado a los políticos hecho por el Señor Arzobispo, en su homilía durante la recién celebrada Cita Eucarística, para que gasten menos dinero en sus campañas electorales merece la reflexión y la acción no sólo de los candidatos, sino de los propios electores.
La tempranera campaña, y el natural sentido de competencia y rivalidad política, empujan a los partidos y candidatos a incrementar su propaganda en pos del apoyo de quienes pueden darle el voto en las primarias de sus partidos y en las elecciones generales del mes de mayo de 2009.
Resulta poco coherente que se hable de pobreza y su solución, por parte de algún candidato, cuando éste participa, directa o indirectamente, del despilfarro de dinero que se percibe en costosa parafernalia propagandística y publicitaria. Triste ejemplo da quien gasta más de lo necesario en promover su candidatura, cuando quienes tienen que elegirlo apenas si alcanzan a cubrir las necesidades básicas y carecen de otras cosas que le ayudarían a vivir en mejor condición.
Ojalá el llamado del Arzobispo sea atendido con presteza, e incorporado en el pacto ético que, se supone, los candidatos quieren apoyar y signar. De esa manera tendremos un punto de referencia para el límite de los gastos de campaña electoral, que desde hace tiempo resulta muy cuestionado por lo chocante y lesivo para la salud moral de la patria.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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Editorial
Política costosa
El llamado a los políticos hecho por el Señor Arzobispo, en su homilía durante la recién celebrada Cita Eucarística, para que gasten menos dinero en sus campañas electorales merece la reflexión y la acción no sólo de los candidatos, sino de los propios electores.
La tempranera campaña, y el natural sentido de competencia y rivalidad política, empujan a los partidos y candidatos a incrementar su propaganda en pos del apoyo de quienes pueden darle el voto en las primarias de sus partidos y en las elecciones generales del mes de mayo de 2009.
Resulta poco coherente que se hable de pobreza y su solución, por parte de algún candidato, cuando éste participa, directa o indirectamente, del despilfarro de dinero que se percibe en costosa parafernalia propagandística y publicitaria. Triste ejemplo da quien gasta más de lo necesario en promover su candidatura, cuando quienes tienen que elegirlo apenas si alcanzan a cubrir las necesidades básicas y carecen de otras cosas que le ayudarían a vivir en mejor condición.
Ojalá el llamado del Arzobispo sea atendido con presteza, e incorporado en el pacto ético que, se supone, los candidatos quieren apoyar y signar. De esa manera tendremos un punto de referencia para el límite de los gastos de campaña electoral, que desde hace tiempo resulta muy cuestionado por lo chocante y lesivo para la salud moral de la patria.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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