martes, 24 de junio de 2008

Irreverencia y sacrilegio

2008-06-22
Editorial
Irreverencia y sacrilegio

La libertad de expresión y la artística consisten en expresar la opinión y el sentir de toda persona, sin que sea molestada ni limitada en cuanto al ejercicio de ese derecho; pero ello no implica que, si la persona incurre en la violación del derecho ajeno, quede libre de responsabilidad y de acarrear con la consecuencia de sus actos.

Dos ejemplos de esa situación lo tenemos en la publicación de una caricatura y en un programa de chistes, en un diario y una televisora locales, que, por querer causar risa o ridiculizar a tres políticos, ofenden y caen, la una y el otro, en una acción irreverente y sacrílega; y, quizá, sin medir el alcance de sus acciones. Si es así, con ello nos demuestran, también, y, probablemente, sin tener conciencia plena de lo que hacen, el nivel de calidad profesional y el don de gentes que los adorna.

Quien reclama libertad y derechos para sí, debe, quiera o no, defender y respetar la libertad y el derecho ajeno. Recurrir a la injuria y la ofensa contra su prójimo denota, y con tristeza lo vemos, la degradación moral y la pobreza de valores que sufre el victimario o autor de lo que censuramos.

Si algo de nobleza queda en el corazón de quienes han incurrido en la conducta que aquí aludimos, la rectificación y la disculpa no se harán esperar. De proceder así, se engrandecerían ante el público y el resto de la sociedad; en caso contrario, ya quedaría demostrado de qué material está hecha su conciencia. No vamos a explicar nada.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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