2008-05-25
La Voz del Pastor
La Eucaristía Presencia Real - Sacramento de la Esperanza
La Iglesia nos convoca de nuevo para celebrar el CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.. Una fiesta hermosa, tradicional, cargada de hondo significado. Aunque la vida moderna le ha hecho perder un poco el esplendor que tenía. Me parece bueno, sin embargo, descubrir siempre mejor su sentido y la oportunidad que ofrece. ¿Cómo vivirla hoy?
El jueves (o domingo) siguiente al domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del santísimo cuerpo y sangre de Cristo. Ese es su título completo, aunque solemos referirnos a ella utilizando su anterior nombre latino, "Corpus Christi". Es interesante saber que su título más antiguo fue Festum Eucharistiae.
Por eso tanto la preparación de la fiesta del Corpus como su celebración son una ocasión propicia para realizar una acción catequística que ponga de relieve la importancia de la Eucaristía en nuestra vida.
La festividad del Corpus Christi nos invita a entrar en el corazón del misterio de la Eucaristía, que se ha de creer, celebrar y vivir. "Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesús hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito para cada hombre"[ Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, 1 ].
Este año, a la luz de la última encíclica de Benedicto XVI –"Spe salvi; Salvados en la esperanza"-, contemplemos la Eucaristía descubriendo en ella un verdadero sacramento de esperanza para toda la humanidad y, de manera muy especial, para los más pobres y excluidos de los bienes necesarios.
La Eucaristía, sacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde hay amor brilla, también, la esperanza, de que donde el ser humano experimenta el amor se abren para él puertas y caminos de esperanza.
Así nos lo ha recordado Benedicto XVI cuando dice: « No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito intramundano. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de "redención" que da un nuevo sentido a su existencia» [Benedicto XVI, Spe salvi, n. 26]. Y porque el amor es lo que salva, salva tanto más cuanto más grande y fuerte es. Por eso, no basta el amor frágil que nosotros podemos ofrecer. El hombre, todo hombre, también el pobre, en palabras del Papa, «necesita un amor incondicionado». Ese es el amor absoluto que Dios nos ha manifestado en Jesús: «Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana "causa primera" del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: "vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí" (Gal 2,20)»[4].
Este amor absoluto e incondicionado de Dios que el hombre necesita para encontrar sentido a la vida y vivirla con esperanza, se ha manifestado en Cristo y tiene su máxima expresión sacramental en el misterio de la Eucaristía.
Cuando se descubre y vive la Eucaristía, como misterio de presencia de Cristo acompañando al hombre en el camino de la vida, como misterio de vida entregada por el "Otro" y como servicio humilde y generoso al hermano necesitado, como misterio de comunión que nos hace sentar en la misma mesa superando toda diferencia, resulta fácil descubrir que la Eucaristía es el gran sacramento de la esperanza, anticipo de los bienes definitivos a los que todos aspiramos en lo hondo de nuestro corazón y que esperamos alentados por la fe [ Cfr. Mt 26, 26-28; Jn 15,3; 1Cor 10,17; 11, 17-34; Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 59 ].
Por eso celebremos la Eucaristía ofreciendo a los pobres signos de esperanza. Vivida y celebrada la Eucaristía como el gran sacramento del amor, la fe en ella se traduce inevitablemente en gestos y signos de esperanza. Lo dice el Papa con otras palabras: «Toda actuación seria y recta es esperanza en acto. Lo es ante todo en el sentido de que así tratamos de llevar adelante nuestras esperanzas más grandes o pequeñas; solucionar éste o aquel otro cometido importante para el porvenir de nuestra vida: colaborar con nuestro esfuerzo para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano, y se abran así también las puertas hacia el futuro» [ Spe salvi, n. 35 ].
"Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí …Gloria a Cristo Jesús..." La Madre Teresa de Calcuta decía a sus religiosas que deben tratar a los enfermos como el sacerdote trata a la hostia consagrada. Cuando adoro a Jesús en la Eucaristía veo a los pobres y cuando veo a los pobres veo a Jesús". No hace falta amar a las personas por Cristo, sino que basta amar a Cristo en las personas.
Por eso, si quisiéramos en verdad amar a los pobres, entonces, acerquémonos a Jesús Eucaristía, donde bebemos el amor en su fuente, hasta convertirnos en fuente de amor, que no se agota. De tal manera nuestra participación en la Eucaristía ha de impulsarnos irremisiblemente a servir a los pobres, como Jesús, quien une la institución de la Eucaristía con el lavatorio de los pies.
Por eso desconfiemos de una Eucaristía sin amor a los pobres; pero no empobrezcamos más a los pobres privándoles del banquete de vida eterna, que es Jesús en la Eucaristía. Ambos amores son uno mismo, como dice el Papa: Hay una "inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo. Ambos están tan estrechamente entrelazados, que la afirmación de amar a Dios es en realidad una mentira si el hombre se cierra al prójimo o incluso lo odia... El amor del prójimo es un camino para encontrar también a Dios, y cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios" (Deus caritas est, 16).
Mons. José Domingo Ulloa M.
Obispo Auxiliar
Ir a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-25
A tiro de piedra
Transmóvil
La noticia de la creación de un nuevo servicio de autobuses de transporte colectivo de pasajeros por parte del gobierno es un paso hacia la solución de un problema que lleva muchos años. Sin embargo, los datos iniciales ya presagian que poco arreglo habrá de lo ya torcido.
Hay tres aspectos que entrañan peligro: el sistema de cuenta diaria, el cobro de ese pago por la Autoridad de Tránsito, y la concesión de la operación de las rutas a uno o dos consorcios privados. Si queremos avanzar más allá de los buses nuevos y de la liberación del clan de los "diablos rojos", el gobierno debe replantearse el quién y el cómo en la administración de la empresa de transporte que propone.
El sistema de cuenta diaria que paga el conductor al dueño del bus es, en gran medida, el causante de las regatas que tanto daño y muerte han ocasionado, porque está pensado para generarle ingreso al palanca o conductor bajo el principio de "a mayor cantidad de vueltas, más plata gana el que conduce". Aparte, tal forma de relación remunerativa exime al propietario de la obligación de pagarle salario y prestaciones al trabajador. Si el gobierno lo acepta, no sólo estaría contribuyendo al desorden en las calles con las regatas, sino que violaría le ley laboral que está llamado a hacer cumplir en nombre del estado.
Con relación a otorgarle a la Autoridad de Tránsito la función de cobrar la cuenta diaria, la cuestión resulta inconveniente. Primero, la entidad debe velar por el cumplimiento de las leyes en el campo de su competencia; su función no es cobrar cuentas de buses, sino imponer y cobrar multas. Segundo, el sistema de cuenta diaria funciona actualmente porque cada conductor retira y entrega el vehículo donde conviene con el dueño. ¿Cómo se hará en manos de la ATTT? ¿Dónde guardarán los 420 buses cada día y los otros 400 que vendrán? Resulta mejor ponerles sueldo y que sean supervisados por la Gerencia Metropolitana de Transporte, a quien sí le corresponde el papel administrativo y operativo de los buses del estado.
Acerca de la concesión de la operación de rutas a uno o dos consorcios privados, la experiencia nos dice que este tipo de transacción traerá al menos dos consecuencias: que el estado les garantice una ganancia razonable a las empresas y el encarecimiento de la tarifa del pasaje. Verbigracia: los corredores norte y sur, la electricidad, y el teléfono. Una sociedad mercantil tiene el fin de producir y ganar dinero; una empresa estatal de servicio público, proveer un servicio y cubrir sus costos aunque no genere utilidades. Si el estado garantiza una "ganancia razonable" debe acceder a que el precio o la tarifa se incremente, para que esa ganancia se produzca.
En mi opinión la empresa debe ser estatal, y que funcione bajo un régimen especial, para darle estabilidad al administrador en su cargo y permitirle ejecutar sus planes de servicio y desarrollo libre de las dilaciones propias de la burocracia y de la influencia malsana de los que malentienden la política y su posición dentro de la administración pública.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-25
Editorial
Cuerpo y Sangre de Cristo
La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo que celebramos este domingo es una antigua tradición de la Iglesia que nos invita, en nuestro hoy, a la comunión activa como ejercicio de nuestra fe, tanto en el sacramento eucarístico como en la vivencia que nos hermana en la comunidad eclesial.
Cristo en la Eucaristía, se hace verdadera carne y verdadera sangre, para alimentarnos en cuerpo y espíritu. Recibir la sagrada comunión de manera constante, debe ser el anhelo de todo cristiano. El banquete eucarístico tiene que constituirse en cosa común al participar en cada misa, tomando la previsión de estar debidamente preparado para ello como lo manda la Santa Madre Iglesia.
El que por descuido o dejación deja de comulgar, en triste sendero anda. Quien, por el contrario, está siempre preocupado por recibir el sacramento de la Eucaristía, en correcta disposición espiritual, gana en gracia y bendición. De cada quien depende si desea ganar su vida para perderla, o, si arriesgarse a perderla para salvarla.
Sin duda, nos jugamos la Vida Eterna al tomar a la ligera el hecho de recibir a Cristo hecho Eucaristía. Su Cuerpo y su Sangre nos hacen uno con El y en El; tomemos la determinación de reconciliarnos con él en cada oportunidad de recibirlo en la sagrada comunión, y de adentrarnos en el conocimiento de ese Misterio que, por la Transustanciación, se hacen verdadera comida y verdadera bebida en la consagración de las especies de pan y vino.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-25
El Ojo del Profeta
Ahorro de Energía
La generación de energía eléctrica es una actividad estratégica para el país, que reclama constante fiscalización y evaluación. En esta materia se entremezclan criterios políticos, económicos, sociales y ambientales, que deben guardar un perfecto equilibrio entre sí.
Garantizar el suministro de electricidad a la población exige, al menos, que la fuente energética sea abundante y que el abastecimiento eléctrico sea barato y ambientalmente aceptable. Hacerlo de otra manera sería transgredir el orden ético y el principio de la buena política, que confía al estado la tarea de velar por el bienestar común y de satisfacer las necesidades de su población.
Con la reciente experiencia de escasez de electricidad, al verse afectada la capacidad de producción de las hidroeléctricas y superado el límite de generación de las plantas termoeléctricas, tanto el estado como el resto de la sociedad, necesitan debatir, seriamente, el programa que debemos desarrollar, a partir de ahora, para un adecuado y eficaz abastecimiento de energía eléctrica.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-18
La Voz del Pastor
El Respeto y la Obediencia a Nuestros Padres
No faltará quien tilde de obsoleto este concepto del respeto y la obediencia que debemos los hijos hacia nuestros padres.
Cada día salen a relucir ideas acomodaticias y distorsionadas sobre la libertad y los derechos humanos con la nefasta conclusión de negar en la práctica el amor, la reverencia y la obediencia de los hijos hacia aquellos que los engendraron.
Corrientes de pensamiento seudo modernos llegan hasta desconocer en la práctica, aunque no niegan en teoría, la llamada patria potestad. Las relaciones de amor y reverencia entre padres e hijos es recíproca.
El respeto y la obediencia a nuestros padres tienen su principio en la ley natural ya que todos venimos al mundo procedentes de aquellos que nos engendraron. Sí no siempre los seres humanos son concebidos por un acto de amor en la mutua donación de sus padres, ontológicamente proceden de ellos por el acto generador - ya por este título el padre y la madre merecen la gratitud y el respeto por ser el origen material e inmediato de la vida de sus hijos. Además, la ley divina nos pide taxativamente que amemos , respetemos y obedezcamos a nuestros padres.
Cuando Dios entregó el decálogo a Moisés en el monte Sinaí le recordó primero el deber fundamental de amarle por encima de todas las cosas. Vemos que los tres primeros mandamientos nos relacionan directamente con Dios. Pero cuando nos presenta la segunda parte de los mandamientos que es el amor a nuestro prójimo nos presenta también el orden en que debemos amar a nuestros semejantes. De allí que no hay ser humano más cercano a nosotros que nuestros padres.
"Honra a tu padre y a tu madre para que vivas una larga vida en la tierra que te dio el Señor tu Dios" (Éxodo 20, 12). Más adelante nos dice Dios en el Deuteronomio: "honra a tu padre y a tu madre tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado para que vivas una larga vida y te vaya bien en la tierra" ( Deuteronomio 5,16). y para convencernos más sobre el deber de amar, respetar y obedecer a nuestros padres el mismo Dios se complace en prometer algunas recompensas terrenales que no son más que signos de los bienes que nos dará en el cielo a los que cumplimos estos deberes.
Nos dice el libro del Eclesiástico (Ecle. 3, 2-16) "El Señor quiere que el padre sea honrado por sus hijos y que la autoridad de la madre sea respetada por ellos"... y a continuación señala algunos premios: "alcanza el perdón de sus pecados... "reúne una gran riqueza... "recibirá alegría de sus propios hijos"... "cuando ore el Señor lo escuchará"... "tendrá larga vida"... "será premiado por el Señor" "recibirá toda clase de bendiciones.
Este amor y obediencia a nuestro padre se hace mucho más obligante al llegar ellos a la vejez porque es cuando más nos necesitan. "Aunque su inteligencia se debilite, sé comprensivo con él... no lo avergüences mientras viva" "socorre al padre, es algo que no se olvidará. Así como Dios señala algunas recompensas por la obediencia y el amor a nuestros padres también profiere amenazas. "El que abandone a su padre ofende al Señor y el que hace enojar a su madre es maldecido por Dios". Todos tenemos un ejemplo en el mismo Jesucristo el cual "siendo Dios no se aferró a su condición divina... se hizo hombre... tomó la condición de siervo y se hizo obediente a la muerte y muerte en la cruz" (Filipenses 2, 6-8).
Con mucha elocuencia nos relata San Lucas el hallazgo del niño Jesús en el templo y después de describirnos las sabias respuestas dadas a sus padres para calmar su preocupación añade el evangelista: "Volvió con ellos a Nazaret obedeciéndolos en todo" (Lucas 2,51). Además Jesús afirmo categóricamente: "mi alimento es cumplir la voluntad de mi padre. (Juan 4, 34)
Nuestra formación y madurez cristiana nos tienen que ayudar a obedecer, amar y reverenciar a nuestros padres mientras ellos vivan y cualquier legislación o normas legales que se promulguen para proteger a los hijos deben contribuir a resaltar tanto el deber de los padres para proteger y educar a sus hijos (la patria potestad) como la de éstos de venerar y respetar a aquellos con amor filial.
Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo Metropolitano de Panamá
Ir a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-18
A tiro de piedra
En memoria de un amigo
Hace 15 años, un 18 de mayo, partió a la casa del Padre Dios el amigo Carlos Pérez Herrera, hombre caritativo, intelectual y de gran fortaleza espiritual. Nacido en Veraguas, fue sacerdote y diplomático, después, al obtener la dispensa de la Santa Sede que le permitió, posteriormente, vivir como seglar y además contraer matrimonio y formar una familia, se distinguió como escritor, poeta, filósofo y periodista.
Recuerdo que nos hicimos amigos al morir monseñor Tomás Clavel Méndez. Monseñor Marcos Gregorio McGrath me lo presentó, con el encargo de consultarlo para escribir sobre monseñor Clavel. Tras una larga conversación, empezamos la amistad que duró hasta su muerte.
El doctor Pérez Herrera (yo lo llamaba Carlos, a secas), irradiaba sencillez y gran sensibilidad social. Escribía con frecuencia artículos para nuestro periódico Panorama Católico. Cuando teníamos que defender a la Iglesia, por aquellos últimos años del régimen militar, lo hicimos sin dudar. Daba gusto conversar con él de diferentes temas, y a veces aprovechaba para hablar en otro idioma con él, ya que dominaba varias lenguas como el inglés, francés, italiano, portugués, latín, griego, árabe y otros.
Carlos fue el iniciador de la Comisión de la Historia Eclesiástica, hoy elevada al rango de Academia, y se le asignó un pequeño cuarto en la parte posterior del templo de Santa Teresita, junto al antiguo arzobispado. Allí colaboré con él en algunos asuntos relacionados con ése trabajo. Antes de morir entregó su compilación a la Curia, y otros ilustres historiadores y venerables sacerdotes continuaron con la tarea.
Ocho meses antes de su muerte viajamos a Brasil, para un congreso de prensa católica. Se mostraba algo desmejorado, pero de buen ánimo. Al segundo día de estar en Sao Paolo se sintió mal, y lo llevamos al hospital universitario de la USP. A pesar de la alta fiebre que obligaba a bañarlo aún en la madrugada, y los pinchazos de la solución intravenosa, bromeaba y charlaba. Se robó el corazón de los médicos y enfermeras, que se desvivieron en atenciones hacia él. Volvimos a Panamá cuando lo autorizaron a viajar, y venía más repuesto. Su familia cercana se asombró del cambio.
Su larga trayectoria permanece guardada, como signo de su humildad, digo yo. Esas escenas de despedida, al entregar el cáliz que recibió en su ordenación sacerdotal para una parroquia pobre, y la renovación de su cédula, sabedor de que tenía los días contados, han quedado grabadas en mí. Fue un gran amigo, y lo recuerdo con mucho aprecio y simpatía. Ya quedan pocos como él.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-18
Editorial
Fibra de vidrio
Las consecuencias que ha traído el trabajo de remoción de la fibra de vidrio en un número plural de centros educativos son graves. Por un lado está la pérdida de mucho tiempo de clases para los alumnos, y, por otro, el escándalo del mal manejo en la realización de los trabajos. Por si fuera poco, ya también se habla de malversación de fondos públicos.
De alivio apenas sirve la medida de reubicar a los estudiantes que han tenido esa dicha, pero aún hay una cantidad importante de la población estudiantil que espera por el inicio de labores lectivas. La situación, en lo inmediato, parece agravarse más que resolverse.
Es urgente una acción radical y eficaz, para evitar que los alumnos afectados por la falta de clases pierdan el año escolar. Sabido es que aunque se logre entregar guías y darle la promoción con tres bimestres, su aprovechamiento será limitado en comparación con el año lectivo normal. Más que completar la estadística de educación, se trata de darle la instrucción académica que necesitan para su progreso y realización en la vida.
A Dios rogamos para que se dé pronto una solución, y se eviten situaciones desagradables que, producto de la frustración y la impotencia que se siente en estos casos, poco contribuyen a la convivencia pacífica y al ideal de una sociedad que brinde educación y oportunidades a todos sus miembros por igual.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-18
El Ojo del Profeta
Universidad
La Universidad de Panamá ha hecho grandes aportes a la patria desde su creación en 1935. Los ideales que la inspiraron son nobles en su esencia, y altruistas en su concepción del desarrollo humanista, científico y social de la nación panameña. Vivirla como Alma Mater, y aprender a vivir con lo aprendido en ella son, al menos, dos razones que deben motivar la conciencia de todo estudiante o egresado de ella, sin soslayar a sus autoridades y académicos.
Por eso, cuando alguno la denigra o la trae a menos, duele en lo más profundo del ser nacional. Sabemos que no es perfecta, pero siempre tenemos la esperanza de que perennemente va en pos de la perfección. El dolor es aún más grande, cuando sus propios estudiantes se olvidan del estudio y la lucha civilizada y cambian estos postulados por la actitud irracional y el lenguaje de las piedras y las bombas incendiarias.
Nuestra juventud universitaria tiene el derecho inalienable de expresarse, de transmitir el pensamiento universitario en libertad, y de que ese derecho no sea ni conculcado ni reprimido. Y lo que anhelamos, en suma, es que el respeto a la universidad parta desde ella misma, particularmente de sus estudiantes, y se borre esa imagen del enmascarado y cuasi vándalo que atenta contra el verdadero ser universitario: que recurre a la razón y no a la fuerza; y que con el pensamiento, el estudio, el trabajo y la palabra, coadyuva a transformar las estructuras de la sociedad.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-11
La Voz del Pastor
Pentecostés, fiesta que transforma
Los apóstoles a pesar de haber visto al Maestro Resucitado permanecían encerrados movido por cierto temor. Pero en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre el colegio apostólico, quienes gozaban de la compañía de la Virgen María. Movidos por la gracia recibida, los apóstoles salieron de la casa en que se escondieron temerosos y predicaron públicamente el Mensaje de Salvación. Se dio en ellos un cambio radical, que los identificó con Jesucristo mediante la recepción del Espíritu Santo. Se sintieron impulsados a hacer partícipes a los demás de la riqueza de la salvación recibida. En el amor el que los movía: amor a Dios y a los hermanos. Un amor fuerte y encendido que eliminaba el temor y los llenaba de una explosiva y contagiosa alegría.
El Espíritu Santo tercera Persona de la Santísima Trinidad, procede también del Padre, como el Hijo. Es enviado por el Hijo, Jesucristo, de parte del Padre, para que nos conduzca a todos los cristianos hacia la verdad plena. Esta plenitud de la verdad se manifiesta claramente en la fiesta de hoy con una enseñanza que vale la pena resaltar: la fraternidad que adquirimos en Cristo los hombres de todo origen y condición. Hoy vemos que el anuncio de la salvación alcanza a todos los hombres, vengan de donde viniera, y a cada uno le convoca en forma directa e inequívoca, en su propia lengua.
La Iglesia convoca hoy a todos sus hijos hacia el deber de anunciar a Jesucristo con su vida y sus palabras. Todos los bautizados estamos llamados a anunciar el mensaje de salvación recibido. Es el Espíritu Santo el que nos llenará de valor para anunciar con palabras y hechos la salvación que ya hemos recibido. Hace falta el Espíritu Santo para que anime y dé valor a muchos laicos que se conforman con un compromiso mínimo de asistir a misa el domingo y allí termina su compromiso con el Señor. Hace falta el Espíritu Santo para que las energías que se gastan en la catequesis vengan animadas por Él, para que anime a los niños y jóvenes y reciban la vida de Dios para que transforme su existencia. Hace falta el Espíritu Santo para que entre en las familias y sean ejemplo y testimonio del amor de Dios. Hace falta el Espíritu Santo para que siga llamando a más jóvenes a la vida consagrada y en el Seminario Mayor los seminaristas se enamoren de su llamado. Hace falta el Espíritu Santo para que el trabajo social que realice la Iglesia sea motivado por amor a Dios, y de allí entonces no descuidar a los pobres, indigentes y desheredados sabiéndoles llevar a Cristo.
La llegada del Espíritu Santo sobre la Iglesia es constante y quiere refrescar y vigorizar a sus miembros. Donde el Espíritu del mal divide y envenena, el Espíritu Santo une y santifica devolviendo la vida en plenitud. Donde la malicia diabólica niega a Dios y trata de ocultarlo en la vida de los hombres, el Espíritu Santo confiesa a su Señor y lo proclama en medio de las actividades humanas a través de nuestra fidelidad. Donde el padre del engaño tiende oscuridades para desconcertar, la luz de la verdad es traída por el Espíritu para que alcancemos a conocer realmente a Dios, a los demás, y a nosotros mismos. Donde el frío egoísmo elimina la piedad, el calor de la gracia enseña el camino de la entrega por amor. Donde la mentira y la corrupción parecen triunfar, la verdad y la honestidad fruto del Espíritu vencerán.
Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de la Diócesis de Colón - Kuna Yala
Ir a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-11
A tiro de piedra
Roma eterna
Una vez más volví a Roma para asistir a un seminario sobre la Iglesia y la Cultura de la Controversia. Mis tres estadías en ella, una de largo tiempo y dos de unos días, han sido por motivos de estudio y formación, como si ya estuviera predestinado a visitarla bajo esa condición. Sin embargo, siento que Roma siempre es Roma, y continúa siendo mi ciudad favorita del continente europeo.
Sus monumentos y edificios, que nos recuerdan su rica historia, la hacen ostentar el título de "Ciudad Eterna"; y no porque sus piedras y sus portentosas edificaciones se lo otorguen, sino por su aporte en instituciones y pensamiento a la civilización occidental. Roma es, también, la sede del cristianismo católico, desde hace siglos, y, desde allí, la contribución del pensamiento cristiano se ha expandido a toda Europa y al resto del mundo.
Al visitar cada sitio arqueológico e histórico, que involucra a la antigua Roma y al cristianismo, uno se conmueve. Ver lo que se tiene al frente, y enterarse de lo que representa o lo que ocurrió en el lugar, enriquece y permite ver la grandeza y la eternidad de Roma. El imperio que sentó las bases de la civilización universal y el cristianismo que llenó e inspiró de humanidad al mundo, se hacen uno a la vista del visitante.
La Roma actual está más ligada al cristianismo que a su histórico pasado. Si quitamos lo cristiano a la ciudad, sólo le quedaría lo más remoto de su historia. ¿Qué sería de ella? Lo más probable es que aparecería como Atenas o alguna otra ciudad que alberga los restos de lo que fue la vida comunitaria humana, representado en su patrimonio arqueológico. La Roma de ahora está tan ligada al cristianismo, que prescindir de él sería catastrófico para ella, porque dejaría de ser lo que es en la actualidad.
Roma es la ciudad del Papa, la que acoge a la Santa Sede, a El Vaticano. Sus miles de visitantes cuentan, entre a ellos, a otros tantos miles de peregrinos y creyentes que acuden a ver al Santo Padre y los signos y expresiones del cristianismo. Los símbolos de la ciudad están estrechamente ligados a lo cristiano. El Coliseo, sitio de martirio de la cristiandad; la Basílica de San Pedro; las catacumbas y otros. La Ciudad Eterna lo es por el pensamiento y el modo de vida que ha emanado de ella y que sus edificaciones y monumentos nos recuerdan. Ave Roma de la civilización. Salve Roma de los apóstoles. El mundo espera en ti, en tus mártires y santos
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-11
Editorial
Pentecostés
Concluimos el periodo pascual con la Solemnidad de Pentecostés, rememorando y haciendo vida, al mismo tiempo, la venida del Paráclito intercesor que nos prometió nuestro Señor Jesucristo. El Espíritu Santo de Dios, que descendió sobre los apóstoles, el mismo que recibimos en el bautismo, es el guía de todo cristiano y todo creyente en Cristo Jesús nuestro Señor.
Durante 50 días hemos tenido la oportunidad de vivir el gozo de la Resurrección de Cristo de manera especial, y que hemos de mantener en nuestras vidas renovándonos con la oración diaria y la práctica de fe como personas y como comunidad. Esa oración y esa práctica tienen un nervio motor, que la hace funcionar: el Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, que con el Padre y el Hijo hacen uno.
Nuestro Pentecostés diario es encontrarnos con el Señor, y pidiéndole en toda ocasión que nos envíe el Espíritu Intercesor prometido. Cada acto de nuestra vida debe ser iluminado por la acción del Espíritu Santo, porque no vivimos de casualidades ni de la suerte, sino de la Providencia Divina y de acción salvífica del sacrificio de Cristo, que resucitó para darnos la vida y en abundancia.
Que al concluir este tiempo litúrgico pascual no nos vayamos a nuestro Emaús, pensando que todo ha terminado. Si así fuere el caso, que no vacilemos en volver al encontrar al Señor en el camino, y reconocerlo al partirse el pan en cada Eucaristía y en el ardor de nuestros corazones al escuchar su Palabra.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-11
El Ojo del Profeta
La Policía como Institución
La sociedad humana necesita de instituciones para permitir que se desarrolle la convivencia y el desarrollo de la vida en ella, y la policía es una de esas instituciones. Contrario a la creencia común, la policía es mucho más que el cuerpo o fuerza que vela por el cumplimiento de las normas de orden público. La policía, antes que el cuerpo uniformado, es la organización y normas internas para mantener el orden en la colectividad.
Con la renuncia del hasta ahora director de la Policía Nacional, se abre el debate acerca de si corresponde a un civil o a un uniformado ocupar ese cargo. La ley vigente señala lo que debe hacerse, y así debe cumplirse. Reformarla para facilitar que con el cambio se pueda, legalmente, hacer otra cosa, no es correcto ni conveniente para el país.
Que no nos perdamos, por razón del manejo torcido y oportunista de la política, por caminos tortuosos que a mal destino llevarán. En la nación hay un sentir y un espíritu que inspira la razón y el sentido de lo que debe ser la institución de policía dentro de un régimen democrático; hacerla más profesional y eficaz es lícito en lo moral y en lo jurídico; desvirtuar su papel, en manera alguna jamás será permitido.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-04
La Voz del Pastor
El recto uso de los Medios de Comunicación
Al celebrar, un año más, la "Jornada de los Medios de Comunicación Social", nada más oportuno que refrescar la memoria con algunas reflexiones y orientaciones del Decreto Conciliar "Inter mirifica" del Concilio Vaticano II, promulgado por S.S. Paulo VI.
La Iglesia Católica fundada por Cristo, el Señor, para llevar la salvación a todos los hombres, y en consecuencia, urgida por la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su misión predicar el mensaje de salvación con la ayuda, también, de los medios de comunicación social y enseñar a los hombres su recto uso.
La Iglesia, por ende, tiene el derecho, como cualquier entidad humana, de utilizar y poseer toda clase de medios, en cuanto necesarios y útiles para la educación cristiana.
Por su parte, toca principalmente a los laicos vivificar con espíritu humano y cristiano los medios de comunicación para que respondan plenamente a las grandes expectativas de la sociedad humana y al plan divino. Por lo mismo, es necesario que todos los interesados se formen una recta conciencia sobre el uso de estos medios en lo tocante a algunas cuestiones más claramente debatidas en nuestros días.
Y en primer lugar, Paulo VI se refiere a la llamada información, es decir, a la búsqueda y divulgación de noticias. La comunicación pública y oportuna de los acontecimientos y de los asuntos ofrece a los individuos un conocimiento más pleno y continuo de éstos, contribuyendo así eficazmente al bien común y promoviendo más fácilmente el desarrollo progresivo de toda la sociedad civil.
Por consiguiente, existe en la sociedad humana el derecho a la información sobre cuanto afecte a los hombres individual o socialmente considerados y según las circunstancias de cada cual. Sin embargo, el recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad humana, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación, y que no todo conocimiento aprovecha; pero la "caridad es constructiva" (I Cor 8,1).
El Concilio Vaticano contempla también las relaciones que median entre los llamados derechos del arte y la ley moral. El orden moral es, en efecto, el único que abarca en toda su naturaleza al hombre, criatura racional de Dios y llamado a lo sobrenatural; y solamente tal orden moral sí es observado íntegra y fielmente, lo conduzca al logro pleno de la perfección.
Finalmente, la narración, la descripción o la representación del mal moral pueden ciertamente, con la ayuda de los medios de comunicación social, servir para conocer y explorar más profundamente al hombre, para manifestar y exaltar la magnificencia de la verdad y del bien.
Puesto que hoy día, la opinión pública ejerce un poderosísimo influjo en la vida privada y pública de los ciudadanos de todos los sectores, es necesario que todos los miembros de la sociedad cumplan sus deberes de caridad y justicia, también en este campo y, así con la ayuda de estos medios, se esfuercen por formar y difundir una recta opinión pública.
A todos los trabajadores de los "Medios", mis fraternas felicitaciones y mis mejores deseos en ese sagrado compromiso con la verdadera y sana Comunicación Social.
Mons. Carlos María Ariz, cmf
Obispo Emérito de la Diócesis de Colón - Kuna Yala
Ir a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-04
A tiro de piedra
Comunicaciones sociales
Cada año la Iglesia nos invita a reflexionar acerca de los medios de comunicación social y su incidencia en la vida colectiva, a través de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, invitando a los propietarios, directores, trabajadores y usuarios de aquellos a examinar la tarea que realizan y el aporte que se hace para el progreso y la edificación de la sociedad.
Hoy, más que nunca, los medios de comunicación marcan el rumbo de la comunidad humana en pensamiento, modelos, comportamiento y selección de la agenda temática. Son, pues, una institución que forma parte insustituible de la civilización contemporánea: sin ellos, el mundo devendría en caos. Por tal razón, el usuario necesita mantener un escrutinio permanente y una lectura crítica de los medios, para determinar si el mensaje recibido es provechoso o dañoso para sí mismo y los suyos.
En la actualidad la información sufre una transformación esencial; la noticia es reemplazada por el espectáculo, y lo trascendente por lo superficial. Ahora se exalta el morbo y la violencia, en detrimento de aquellos valores que la sociedad aún tiene por buenos. Se busca lo espectacular y lo llamativo, sin escatimar en recursos, esfuerzo y consecuencia. Estamos en la era en que muchas noticias son fabricadas; ya el hecho no surge espontáneamente, sino que se provoca y se induce.
Otro fenómeno informativo que experimentamos es el desarrollo de la Internet como medio de comunicación, a la que se suma la telefonía celular, y que introduce formas de comunicación y de expresión que transforman la cultura e influencian el comportamiento humano. Un mundo interconectado está, en teoría, más informado; pero, también, es un mundo vulnerable porque no hay límite en el contenido de los mensajes, lo que plantea un problema ético en cuanto a la veracidad, la fiabilidad y la finalidad que persigue cada hecho o situación que es difundido por esos canales.
La sociedad tendrá que actuar de manera propositiva frente a la realidad mediática actual. La educación es pieza importante dentro del reto que representan las comunicaciones sociales de este siglo; el estudio de la materia y su comprensión debe extenderse a toda la población a través de la escuela, para crear una mayor conciencia en cuanto a su alcance, influencia y el control social que puede ejercer el usuario. El desafío está ahí, y tarde o temprano tenemos que asumirlo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-04
Editorial
El periódico católico
La información y el manejo de un medio de comunicación tienen en común la transmisión de mensajes que sean próximos a la realidad del destinatario; mientras mayor sea esa proximidad, más cercanía experimentará el usuario con relación al medio. El estrecho vínculo que se produce entre el medio y el usuario, tiene un nexo fuerte en el interés común y el sentimiento mutuo que uno y otro comparten.
El periódico católico es, por lo general, el vínculo entre la fe y la acción pastoral de la Iglesia con el creyente. Editar un periódico eclesial, como el caso nuestro, es un apostolado y una tarea que se asume mayormente en el plano del compromiso cristiano y la vocación de comunicar. Es una labor encauzada hacia la propagación del Evangelio, y a la divulgación de la vida doctrinal y pastoral de la Iglesia. No en vano, el Concilio Vaticano II invita a todo aquel tenga pericia y conocimiento en el campo de la comunicación social, a ponerlos al servicio de la prensa católica.
De la misma forma en que los conocedores de la técnica son invitados a donarse, también los fieles tienen la responsabilidad de apoyar y sostener a la prensa católica. Su concurso es importante para el desarrollo y la existencia del periódico católico, porque es el pueblo de Dios el destinatario principal del medio católico.
Nuestro entorno de comienzos del tercer milenio nos apremia a poseer más medios cristianos, en donde el periódico católico tiene un papel determinante que desempeñar. En un mundo donde se reducen los espacios para la difusión del Evangelio en los medios seculares, la prensa católica es vital para la nueva evangelización que ha de hacerse desde los nuevos tejados de la comunicación humana.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital
2008-05-04
El Ojo del Profeta
El Compromiso de los Comunicadores
Comunicar y difundir información es una actividad que reclama un alto grado de compromiso por parte de quien la ejerce. No basta transmitir el hecho en sí, sino hacerlo con un profundo sentido ético fundamentado en particulares valores que dan sentido a la búsqueda del bien común y la edificación de la sociedad, al ejercer el noble oficio de hacer comunicación.
Divulgar aquello que realmente importa, no por lo espectacular que sea, sino por lo que representa para el progreso y el cambio de conducta de la población. Toda información presentada en la noticia y el arte comunicativo, debe procurar el crecimiento y el desarrollo de la conciencia y el espíritu. Lo que no llena ese cometido, malamente puede llamarse comunicación social.
La Iglesia celebra este domingo la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, bajo el lema “Los medios: red de comunicación, comunión y cooperación”; jornada que busca despertar el interés sobre el verdadero propósito de los medios, pero, sobre todo, mover a quienes los poseen y trabajan en ellos, a realizar una labor liberadora en pos de un mundo mejor y más humano, capaz de descubrir su dignidad y vocación como creación de Dios.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.orgIr a Panorama Católico Edición Digital