2008-05-04
La Voz del Pastor
El recto uso de los Medios de Comunicación
Al celebrar, un año más, la "Jornada de los Medios de Comunicación Social", nada más oportuno que refrescar la memoria con algunas reflexiones y orientaciones del Decreto Conciliar "Inter mirifica" del Concilio Vaticano II, promulgado por S.S. Paulo VI.
La Iglesia Católica fundada por Cristo, el Señor, para llevar la salvación a todos los hombres, y en consecuencia, urgida por la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su misión predicar el mensaje de salvación con la ayuda, también, de los medios de comunicación social y enseñar a los hombres su recto uso.
La Iglesia, por ende, tiene el derecho, como cualquier entidad humana, de utilizar y poseer toda clase de medios, en cuanto necesarios y útiles para la educación cristiana.
Por su parte, toca principalmente a los laicos vivificar con espíritu humano y cristiano los medios de comunicación para que respondan plenamente a las grandes expectativas de la sociedad humana y al plan divino. Por lo mismo, es necesario que todos los interesados se formen una recta conciencia sobre el uso de estos medios en lo tocante a algunas cuestiones más claramente debatidas en nuestros días.
Y en primer lugar, Paulo VI se refiere a la llamada información, es decir, a la búsqueda y divulgación de noticias. La comunicación pública y oportuna de los acontecimientos y de los asuntos ofrece a los individuos un conocimiento más pleno y continuo de éstos, contribuyendo así eficazmente al bien común y promoviendo más fácilmente el desarrollo progresivo de toda la sociedad civil.
Por consiguiente, existe en la sociedad humana el derecho a la información sobre cuanto afecte a los hombres individual o socialmente considerados y según las circunstancias de cada cual. Sin embargo, el recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad humana, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación, y que no todo conocimiento aprovecha; pero la "caridad es constructiva" (I Cor 8,1).
El Concilio Vaticano contempla también las relaciones que median entre los llamados derechos del arte y la ley moral. El orden moral es, en efecto, el único que abarca en toda su naturaleza al hombre, criatura racional de Dios y llamado a lo sobrenatural; y solamente tal orden moral sí es observado íntegra y fielmente, lo conduzca al logro pleno de la perfección.
Finalmente, la narración, la descripción o la representación del mal moral pueden ciertamente, con la ayuda de los medios de comunicación social, servir para conocer y explorar más profundamente al hombre, para manifestar y exaltar la magnificencia de la verdad y del bien.
Puesto que hoy día, la opinión pública ejerce un poderosísimo influjo en la vida privada y pública de los ciudadanos de todos los sectores, es necesario que todos los miembros de la sociedad cumplan sus deberes de caridad y justicia, también en este campo y, así con la ayuda de estos medios, se esfuercen por formar y difundir una recta opinión pública.
A todos los trabajadores de los "Medios", mis fraternas felicitaciones y mis mejores deseos en ese sagrado compromiso con la verdadera y sana Comunicación Social.
Mons. Carlos María Ariz, cmf
Obispo Emérito de la Diócesis de Colón - Kuna Yala
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La Voz del Pastor
El recto uso de los Medios de Comunicación
Al celebrar, un año más, la "Jornada de los Medios de Comunicación Social", nada más oportuno que refrescar la memoria con algunas reflexiones y orientaciones del Decreto Conciliar "Inter mirifica" del Concilio Vaticano II, promulgado por S.S. Paulo VI.
La Iglesia Católica fundada por Cristo, el Señor, para llevar la salvación a todos los hombres, y en consecuencia, urgida por la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su misión predicar el mensaje de salvación con la ayuda, también, de los medios de comunicación social y enseñar a los hombres su recto uso.
La Iglesia, por ende, tiene el derecho, como cualquier entidad humana, de utilizar y poseer toda clase de medios, en cuanto necesarios y útiles para la educación cristiana.
Por su parte, toca principalmente a los laicos vivificar con espíritu humano y cristiano los medios de comunicación para que respondan plenamente a las grandes expectativas de la sociedad humana y al plan divino. Por lo mismo, es necesario que todos los interesados se formen una recta conciencia sobre el uso de estos medios en lo tocante a algunas cuestiones más claramente debatidas en nuestros días.
Y en primer lugar, Paulo VI se refiere a la llamada información, es decir, a la búsqueda y divulgación de noticias. La comunicación pública y oportuna de los acontecimientos y de los asuntos ofrece a los individuos un conocimiento más pleno y continuo de éstos, contribuyendo así eficazmente al bien común y promoviendo más fácilmente el desarrollo progresivo de toda la sociedad civil.
Por consiguiente, existe en la sociedad humana el derecho a la información sobre cuanto afecte a los hombres individual o socialmente considerados y según las circunstancias de cada cual. Sin embargo, el recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además en cuanto al modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los derechos legítimos y la dignidad humana, tanto en la búsqueda de la noticia como en su divulgación, y que no todo conocimiento aprovecha; pero la "caridad es constructiva" (I Cor 8,1).
El Concilio Vaticano contempla también las relaciones que median entre los llamados derechos del arte y la ley moral. El orden moral es, en efecto, el único que abarca en toda su naturaleza al hombre, criatura racional de Dios y llamado a lo sobrenatural; y solamente tal orden moral sí es observado íntegra y fielmente, lo conduzca al logro pleno de la perfección.
Finalmente, la narración, la descripción o la representación del mal moral pueden ciertamente, con la ayuda de los medios de comunicación social, servir para conocer y explorar más profundamente al hombre, para manifestar y exaltar la magnificencia de la verdad y del bien.
Puesto que hoy día, la opinión pública ejerce un poderosísimo influjo en la vida privada y pública de los ciudadanos de todos los sectores, es necesario que todos los miembros de la sociedad cumplan sus deberes de caridad y justicia, también en este campo y, así con la ayuda de estos medios, se esfuercen por formar y difundir una recta opinión pública.
A todos los trabajadores de los "Medios", mis fraternas felicitaciones y mis mejores deseos en ese sagrado compromiso con la verdadera y sana Comunicación Social.
Mons. Carlos María Ariz, cmf
Obispo Emérito de la Diócesis de Colón - Kuna Yala
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