miércoles, 14 de mayo de 2008

Roma eterna

2008-05-11
A tiro de piedra
Roma eterna

Una vez más volví a Roma para asistir a un seminario sobre la Iglesia y la Cultura de la Controversia. Mis tres estadías en ella, una de largo tiempo y dos de unos días, han sido por motivos de estudio y formación, como si ya estuviera predestinado a visitarla bajo esa condición. Sin embargo, siento que Roma siempre es Roma, y continúa siendo mi ciudad favorita del continente europeo.

Sus monumentos y edificios, que nos recuerdan su rica historia, la hacen ostentar el título de "Ciudad Eterna"; y no porque sus piedras y sus portentosas edificaciones se lo otorguen, sino por su aporte en instituciones y pensamiento a la civilización occidental. Roma es, también, la sede del cristianismo católico, desde hace siglos, y, desde allí, la contribución del pensamiento cristiano se ha expandido a toda Europa y al resto del mundo.

Al visitar cada sitio arqueológico e histórico, que involucra a la antigua Roma y al cristianismo, uno se conmueve. Ver lo que se tiene al frente, y enterarse de lo que representa o lo que ocurrió en el lugar, enriquece y permite ver la grandeza y la eternidad de Roma. El imperio que sentó las bases de la civilización universal y el cristianismo que llenó e inspiró de humanidad al mundo, se hacen uno a la vista del visitante.

La Roma actual está más ligada al cristianismo que a su histórico pasado. Si quitamos lo cristiano a la ciudad, sólo le quedaría lo más remoto de su historia. ¿Qué sería de ella? Lo más probable es que aparecería como Atenas o alguna otra ciudad que alberga los restos de lo que fue la vida comunitaria humana, representado en su patrimonio arqueológico. La Roma de ahora está tan ligada al cristianismo, que prescindir de él sería catastrófico para ella, porque dejaría de ser lo que es en la actualidad.

Roma es la ciudad del Papa, la que acoge a la Santa Sede, a El Vaticano. Sus miles de visitantes cuentan, entre a ellos, a otros tantos miles de peregrinos y creyentes que acuden a ver al Santo Padre y los signos y expresiones del cristianismo. Los símbolos de la ciudad están estrechamente ligados a lo cristiano. El Coliseo, sitio de martirio de la cristiandad; la Basílica de San Pedro; las catacumbas y otros. La Ciudad Eterna lo es por el pensamiento y el modo de vida que ha emanado de ella y que sus edificaciones y monumentos nos recuerdan. Ave Roma de la civilización. Salve Roma de los apóstoles. El mundo espera en ti, en tus mártires y santos

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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