2008-05-25
Editorial
Cuerpo y Sangre de Cristo
La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo que celebramos este domingo es una antigua tradición de la Iglesia que nos invita, en nuestro hoy, a la comunión activa como ejercicio de nuestra fe, tanto en el sacramento eucarístico como en la vivencia que nos hermana en la comunidad eclesial.
Cristo en la Eucaristía, se hace verdadera carne y verdadera sangre, para alimentarnos en cuerpo y espíritu. Recibir la sagrada comunión de manera constante, debe ser el anhelo de todo cristiano. El banquete eucarístico tiene que constituirse en cosa común al participar en cada misa, tomando la previsión de estar debidamente preparado para ello como lo manda la Santa Madre Iglesia.
El que por descuido o dejación deja de comulgar, en triste sendero anda. Quien, por el contrario, está siempre preocupado por recibir el sacramento de la Eucaristía, en correcta disposición espiritual, gana en gracia y bendición. De cada quien depende si desea ganar su vida para perderla, o, si arriesgarse a perderla para salvarla.
Sin duda, nos jugamos la Vida Eterna al tomar a la ligera el hecho de recibir a Cristo hecho Eucaristía. Su Cuerpo y su Sangre nos hacen uno con El y en El; tomemos la determinación de reconciliarnos con él en cada oportunidad de recibirlo en la sagrada comunión, y de adentrarnos en el conocimiento de ese Misterio que, por la Transustanciación, se hacen verdadera comida y verdadera bebida en la consagración de las especies de pan y vino.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
Editorial
Cuerpo y Sangre de Cristo
La Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo que celebramos este domingo es una antigua tradición de la Iglesia que nos invita, en nuestro hoy, a la comunión activa como ejercicio de nuestra fe, tanto en el sacramento eucarístico como en la vivencia que nos hermana en la comunidad eclesial.
Cristo en la Eucaristía, se hace verdadera carne y verdadera sangre, para alimentarnos en cuerpo y espíritu. Recibir la sagrada comunión de manera constante, debe ser el anhelo de todo cristiano. El banquete eucarístico tiene que constituirse en cosa común al participar en cada misa, tomando la previsión de estar debidamente preparado para ello como lo manda la Santa Madre Iglesia.
El que por descuido o dejación deja de comulgar, en triste sendero anda. Quien, por el contrario, está siempre preocupado por recibir el sacramento de la Eucaristía, en correcta disposición espiritual, gana en gracia y bendición. De cada quien depende si desea ganar su vida para perderla, o, si arriesgarse a perderla para salvarla.
Sin duda, nos jugamos la Vida Eterna al tomar a la ligera el hecho de recibir a Cristo hecho Eucaristía. Su Cuerpo y su Sangre nos hacen uno con El y en El; tomemos la determinación de reconciliarnos con él en cada oportunidad de recibirlo en la sagrada comunión, y de adentrarnos en el conocimiento de ese Misterio que, por la Transustanciación, se hacen verdadera comida y verdadera bebida en la consagración de las especies de pan y vino.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario