miércoles, 26 de marzo de 2008

Lo más importante

2008-03-23
A tiro de piedra
Lo más importante

La religiosidad y la devoción de nuestro pueblo cristiano aún es notoria, cuando de las celebraciones religiosas se trata. Jueves y Viernes Santo convocan a miles de personas a los templos, para rendir tributo y ofrecer alguna manda por los favores recibidos por Dios o para obtener alguna gracia divina.

Mucho se critica de esa actitud popular, porque se considera una fe inmadura o vacía de formación y práctica cristiana más comprometida. Sin embargo, cuando veo la multitud que se acerca con devoción a los altares, pienso en el funcionario de la reina Candace de Etiopía, que recitaba las escrituras sin entenderlas, hasta que Felipe se le acercó y se las explicó. Así me lucen estos hermanos y hermanas que suben a los templos y que parecen como ovejas sin pastor. Más que criticarlos, deberíamos esforzarnos por evangelizarlos más profundamente.

Es fundamental que les hagamos saber lo más importante en la celebración de los días santos, como anticipo de la fiesta pascual. Cristo Resucitado es el centro y el motivo de toda esta alegría y conmemoración. Nuestra misión ante aquel gentío es proclamar la Resurrección de Jesucristo como Buena Nueva. ¡Ay de nosotros! si no evangelizamos y si los dejamos marchar con el incienso o el artículo que compran a los mercaderes que están a las puertas de nuestros templos, quienes, por cierto, también necesitan del anuncio de la Buena Noticia.

Cada parroquia puede aprovechar la ocasión para instruir a sus colaboradores más cercanos en el oficio de recibir y guiar a los visitantes, explicándoles cómo orar, qué hacer ante el Santísimo cuando está expuesto, el sentido de la Hora Santa o la liturgia que se esté celebrando, el porqué de la Vigilia Pascual y la importancia de asistir a la Misa de Resurrección el domingo.

Otro tiempo que podemos aprovechar es el de los domingos de Pascua, con reuniones de catequesis y cursos bíblicos que abarquen ese tiempo y que estén dirigidos a quienes tengan esa experiencia por primera vez. Hasta podría dictarse un tema por cada domingo agrupando a niños, jóvenes, hombres, mujeres, ancianos y matrimonios; de esta manera sería una sola jornada de sábado en la mañana o la tarde, según convenga, y se culminaría con la Eucaristía dominical y un ágape al final de la misa. Todas son ideas que alguna persona osada puede realizar en su parroquia.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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