2008-03-09
A tiro de piedra
Del cero al nueve
Muchos panameños sentimos disconformidad con el servicio de transporte selectivo y colectivo, especialmente el que se brinda en la capital de la república. Las regatas y la manía de dejar al pasajero fuera de la parada, que con tanto entusiasmo practican los conductores de autobús, y el consabido “no voy” de los taxistas y su costumbre de subir otros pasajeros al taxi, sin el consentimiento del primer usuario, son situaciones que distinguen a los que prestan ese servicio público. La sensación de impunidad e irrespeto a la ley, al menos en los casos mencionados, está bien ganada por parte del gremio transportista aludido. Para buen número de ellos, simplemente, no hay dios no ley.
Con el cercano vencimiento del plazo para pintar los taxis de amarillo, aparecen algunos bellacos y oportunistas, que tratan de anular la medida o lograr un aplazamiento más de su aplicación. Tiempo han tenido; y de sobra. Mientras los taxistas respetuosos han acatado la reglamentación, los otros la ignoran, desprecian y tratan de eliminarla. ¿Cederá la Autoridad de Tránsito a esas pretensiones? Si lo hace, ¿dónde quedará su “autoridad”?
Estoy convencido que si le niegan la prórroga y le aplican la ley, esos aprovechados e irresponsables tendrán que acatarla, aunque provoquen los tranques y la suspensión del servicio que suelen usar como arma para chantajear y doblegar a las autoridades. Y digo que no les quedará otro recurso que someterse, porque casi ninguno de ellos soporta varios días sin recibir la plata que están acostumbrados a tener en sus manos a diario.
Si la Autoridad de Tránsito les cuenta del cero al nueve, entre mayo y julio, puede controlarlos y obligarlos a cumplir la disposición de pintar el vehículo de color amarillo. En mayo, por ejemplo, se impediría la circulación de los taxis que no estén pintados con el color obligatorio y cuya placa termina en los números cero, uno, dos y tres. En junio les tocaría a los anteriores y a los que tengan terminación del 4 al 6. El siguiente mes se completaría con los taxis cuya placa termina entre el 7 y el 9. Así, al terminar el mes de julio, una buena cantidad de vehículos llevaría el color amarillo y, de manera ordenada y controlada, se impondría el orden y habría taxis disponibles para los usuarios sin el trauma de sacarlos de circulación a todos al mismo tiempo; cosa difícil de lograr por la logística que implica.
Queda en manos de la Autoridad de Tránsito acoger la idea o aplicar una mejor. Lo importante es que la ley se haga respetar y se comience a meter en cintura a los irresponsables y aprovechados que dañan los gremios y, de paso, perjudican a miles de personas.
“Ni un busero más para diputado”.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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A tiro de piedra
Del cero al nueve
Muchos panameños sentimos disconformidad con el servicio de transporte selectivo y colectivo, especialmente el que se brinda en la capital de la república. Las regatas y la manía de dejar al pasajero fuera de la parada, que con tanto entusiasmo practican los conductores de autobús, y el consabido “no voy” de los taxistas y su costumbre de subir otros pasajeros al taxi, sin el consentimiento del primer usuario, son situaciones que distinguen a los que prestan ese servicio público. La sensación de impunidad e irrespeto a la ley, al menos en los casos mencionados, está bien ganada por parte del gremio transportista aludido. Para buen número de ellos, simplemente, no hay dios no ley.
Con el cercano vencimiento del plazo para pintar los taxis de amarillo, aparecen algunos bellacos y oportunistas, que tratan de anular la medida o lograr un aplazamiento más de su aplicación. Tiempo han tenido; y de sobra. Mientras los taxistas respetuosos han acatado la reglamentación, los otros la ignoran, desprecian y tratan de eliminarla. ¿Cederá la Autoridad de Tránsito a esas pretensiones? Si lo hace, ¿dónde quedará su “autoridad”?
Estoy convencido que si le niegan la prórroga y le aplican la ley, esos aprovechados e irresponsables tendrán que acatarla, aunque provoquen los tranques y la suspensión del servicio que suelen usar como arma para chantajear y doblegar a las autoridades. Y digo que no les quedará otro recurso que someterse, porque casi ninguno de ellos soporta varios días sin recibir la plata que están acostumbrados a tener en sus manos a diario.
Si la Autoridad de Tránsito les cuenta del cero al nueve, entre mayo y julio, puede controlarlos y obligarlos a cumplir la disposición de pintar el vehículo de color amarillo. En mayo, por ejemplo, se impediría la circulación de los taxis que no estén pintados con el color obligatorio y cuya placa termina en los números cero, uno, dos y tres. En junio les tocaría a los anteriores y a los que tengan terminación del 4 al 6. El siguiente mes se completaría con los taxis cuya placa termina entre el 7 y el 9. Así, al terminar el mes de julio, una buena cantidad de vehículos llevaría el color amarillo y, de manera ordenada y controlada, se impondría el orden y habría taxis disponibles para los usuarios sin el trauma de sacarlos de circulación a todos al mismo tiempo; cosa difícil de lograr por la logística que implica.
Queda en manos de la Autoridad de Tránsito acoger la idea o aplicar una mejor. Lo importante es que la ley se haga respetar y se comience a meter en cintura a los irresponsables y aprovechados que dañan los gremios y, de paso, perjudican a miles de personas.
“Ni un busero más para diputado”.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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