2007-06-03
El Ojo del Profeta
Libertad de expresión
El cierre de una televisora venezolana nos recuerda la época en que la dictadura panameña censuró y clausuró forzosamente a los medios de información del país. Sufrimos en carne propia las consecuencias de quien se arrogó el derecho de gobernar autoritariamente, e imponer por la fuerza su voluntad, en contra del estado de derecho y de las libertades públicas.
Lo actuado por el mandatario venezolano, aunque legalizado, constituye un atentado contra la libertad del hombre. Decir que el asunto sólo compete a Venezuela es doloroso, porque lo que atañe y es común a toda la humanidad no es potestad exclusiva de una nación, y menos de un gobernante.
Comprendemos que para un gobierno como el nuestro, presionado por una reunión continental de estados, sea difícil pronunciarse al momento sobre el tema. Sin embargo, el lenguaje diplomático ofrece la fórmula para hacerlo, sin que ello afecte gravemente el compromiso inmediato que tiene el país. Todo está en saber ejercitar ese arte, para que podamos cumplir con la defensa de la libertad y la democracia, sin menoscabo de lo que nos proponemos en nuestra política exterior.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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viernes, 1 de junio de 2007
Libertad de expresión
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