2007-06-10
La Voz del Pastor
La fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor
Este Domingo la Iglesia celebra con la mayor Solemnidad y fervor la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta celebración gozosa ubicada al término de la fiesta de pascua y Pentecostés quiere ser también una síntesis de toda la obra redentora realizada por Nuestro Señor Jesucristo. En efecto, el magisterio de la Iglesia nos ha enseñado siempre que la Eucaristía es la fuente y el culmen de su vida y de su misión. Toda la liturgia está orientada al misterio eucarístico.
Es cierto que bajo el aspecto histórico, la celebración de esta fiesta arranca solamente a partir del siglo XIII cuando un heresiarca negó la presencia real y sustancial de Jesús en el Santísimo Sacramento, la celebración solemne y popular insistía solamente en reafirmar la fe en esa presencia de Cristo bajo las apariencias de pan y vino. Por la reflexión teológica y la enseñanza constante de la Iglesia hoy celebramos esta importante fiesta litúrgica porque no sólo Jesús está presente en la Eucaristía (el Enmanuel) con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, sino también porque en nuestra celebración se actualiza en el aquí y ahora su sacrificio único con el cual pagó al padre la deuda de nuestros pecados y nos hizo partícipes de la vida divina y de su gloria eterna.
Además como hizo el Señor en la Última Cena cuando instituyó la Eucaristía con sus apóstoles, hoy él también nos invita a su banquete, signo y anuncio del Banquete de su reino, "cada vez que coméis de este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26). El siervo de Dios Juan Pablo 11 nos ha dejado uno de sus más hermosos legados: la Carta Encíclica "Ecclesia de Eucharistia", en donde recalca que nuestra Iglesia no sólo celebra la Eucaristía para hacer presente el sacrificio de Cristo, alimentarnos con su cuerpo y su sangre y reunirnos en torno a su mesa, sino que la Iglesia realmente vive de la Eucaristía, aquí está la fuente de su existencia, de su vida y de su misión.
Siempre se ha enseñado que la sangre yagua que brotaron del costado de Cristo, abierto por la lanza del soldado son signos de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, y nacimiento de la Iglesia. Más recientemente Su Santidad el Papa Benedicto XVI nos ha regalado la exhortación apostólica "Sacramentun Caritatis", conclusión del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, la cual inicia con estas palabras:
"Sacramento de la Caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable sacramento se manifiesta el amor más grande, aquel que impulsa a dar la vida por los propios amigos". Del mismo modo, en el sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos hasta el extremo, hasta dar su cuerpo y su sangre". (S.C. No. 1).
La fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor que se tendrá este domingo en todas las parroquias, del mundo católico así como también las Citas Eucarísticas que se celebran a nivel diocesano pone de manifiesto que la "Eucaristía es Constitutiva del ser y del actuar de la Iglesia". Al comer el cuerpo de Cristo, los cristianos damos fuerza y unidad al cuerpo místico que es la Iglesia. No podemos nunca separar a Cristo de la Iglesia. Por eso pedimos en la Santa Misa que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo y la sangre de Cristo" (plegaria Eucarística No. 2).
Así como nuestra participación en la celebración eucarística nos une a Cristo y a su Iglesia, la celebración comunitaria de esta gran fiesta fortalece los vínculos de amor y unidad entre todos los que formamos esta Iglesia, llamada a ser signo de amor y armonía para la sociedad de hoy.
Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá
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La fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor
Este Domingo la Iglesia celebra con la mayor Solemnidad y fervor la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta celebración gozosa ubicada al término de la fiesta de pascua y Pentecostés quiere ser también una síntesis de toda la obra redentora realizada por Nuestro Señor Jesucristo. En efecto, el magisterio de la Iglesia nos ha enseñado siempre que la Eucaristía es la fuente y el culmen de su vida y de su misión. Toda la liturgia está orientada al misterio eucarístico.
Es cierto que bajo el aspecto histórico, la celebración de esta fiesta arranca solamente a partir del siglo XIII cuando un heresiarca negó la presencia real y sustancial de Jesús en el Santísimo Sacramento, la celebración solemne y popular insistía solamente en reafirmar la fe en esa presencia de Cristo bajo las apariencias de pan y vino. Por la reflexión teológica y la enseñanza constante de la Iglesia hoy celebramos esta importante fiesta litúrgica porque no sólo Jesús está presente en la Eucaristía (el Enmanuel) con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, sino también porque en nuestra celebración se actualiza en el aquí y ahora su sacrificio único con el cual pagó al padre la deuda de nuestros pecados y nos hizo partícipes de la vida divina y de su gloria eterna.
Además como hizo el Señor en la Última Cena cuando instituyó la Eucaristía con sus apóstoles, hoy él también nos invita a su banquete, signo y anuncio del Banquete de su reino, "cada vez que coméis de este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26). El siervo de Dios Juan Pablo 11 nos ha dejado uno de sus más hermosos legados: la Carta Encíclica "Ecclesia de Eucharistia", en donde recalca que nuestra Iglesia no sólo celebra la Eucaristía para hacer presente el sacrificio de Cristo, alimentarnos con su cuerpo y su sangre y reunirnos en torno a su mesa, sino que la Iglesia realmente vive de la Eucaristía, aquí está la fuente de su existencia, de su vida y de su misión.
Siempre se ha enseñado que la sangre yagua que brotaron del costado de Cristo, abierto por la lanza del soldado son signos de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, y nacimiento de la Iglesia. Más recientemente Su Santidad el Papa Benedicto XVI nos ha regalado la exhortación apostólica "Sacramentun Caritatis", conclusión del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, la cual inicia con estas palabras:
"Sacramento de la Caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable sacramento se manifiesta el amor más grande, aquel que impulsa a dar la vida por los propios amigos". Del mismo modo, en el sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos hasta el extremo, hasta dar su cuerpo y su sangre". (S.C. No. 1).
La fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor que se tendrá este domingo en todas las parroquias, del mundo católico así como también las Citas Eucarísticas que se celebran a nivel diocesano pone de manifiesto que la "Eucaristía es Constitutiva del ser y del actuar de la Iglesia". Al comer el cuerpo de Cristo, los cristianos damos fuerza y unidad al cuerpo místico que es la Iglesia. No podemos nunca separar a Cristo de la Iglesia. Por eso pedimos en la Santa Misa que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo y la sangre de Cristo" (plegaria Eucarística No. 2).
Así como nuestra participación en la celebración eucarística nos une a Cristo y a su Iglesia, la celebración comunitaria de esta gran fiesta fortalece los vínculos de amor y unidad entre todos los que formamos esta Iglesia, llamada a ser signo de amor y armonía para la sociedad de hoy.
Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá
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