2007-05-20
Editorial
Un mal que se agrava
La muerte de un infante que fue picado por un alacrán, y que no pudo ser tratado a tiempo por falta del antídoto apropiado en un centro hospitalario, nos conmueve y golpea muy fuerte en la conciencia, porque ninguna persona, y menos un niño, merece morir de esa forma.
Indudablemente que algo ocurre en la Caja de Seguro Social, que afecta el buen servicio hospitalario de la institución. Son muchas las quejas y pocas las soluciones a los problemas que el asegurado denuncia. Las fallas y los errores tienen un precio muy alto en vidas, para que continúe ignorándose el clamor ciudadano. Si las autoridades de la Caja no actúan, que lo hagan las autoridades nacionales, porque la situación, más que resolverse, se agrava.
Sabemos que la renuncia o la destitución de funcionarios no repara el mal causado, pero al menos le da al asegurado y al resto de la población la confianza de que con los nuevos responsables la situación podría mejorar.
Creemos que ha llegado el momento de tomar decisiones al respecto; no para complacer las voces que piden renuncias de aquí y de allá, sino para corregir males futuros que podrían ser peores. Le hemos dado un voto de confianza a los funcionarios del ramo, con todo lo ocurrido anteriormente, y no vemos cambio positivo. ¿Hace falta esperar más?
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
Editorial
Un mal que se agrava
La muerte de un infante que fue picado por un alacrán, y que no pudo ser tratado a tiempo por falta del antídoto apropiado en un centro hospitalario, nos conmueve y golpea muy fuerte en la conciencia, porque ninguna persona, y menos un niño, merece morir de esa forma.
Indudablemente que algo ocurre en la Caja de Seguro Social, que afecta el buen servicio hospitalario de la institución. Son muchas las quejas y pocas las soluciones a los problemas que el asegurado denuncia. Las fallas y los errores tienen un precio muy alto en vidas, para que continúe ignorándose el clamor ciudadano. Si las autoridades de la Caja no actúan, que lo hagan las autoridades nacionales, porque la situación, más que resolverse, se agrava.
Sabemos que la renuncia o la destitución de funcionarios no repara el mal causado, pero al menos le da al asegurado y al resto de la población la confianza de que con los nuevos responsables la situación podría mejorar.
Creemos que ha llegado el momento de tomar decisiones al respecto; no para complacer las voces que piden renuncias de aquí y de allá, sino para corregir males futuros que podrían ser peores. Le hemos dado un voto de confianza a los funcionarios del ramo, con todo lo ocurrido anteriormente, y no vemos cambio positivo. ¿Hace falta esperar más?
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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