2007-05-27
El Ojo del Profeta
Pobreza de todo
La nueva tragedia incendiaria ocurrida en Curundú pone de manifiesto la pobreza total que se vive en esa comunidad. La pauperización material está a la vista y alcanza a toda la población del área; la carencia de valores, en tanto, es relativa y golpea duramente a una porción de los moradores.
Es doloroso ver que mientras unos trabajan con ahínco para satisfacer sus necesidades básicas de manera honrada, y alcanzar su realización como persona humana, otros se dedican al pandillerismo, la droga, y el pillaje contra sus propios vecinos; especialmente en medio de la tragedia, cuando intentan salvar sus enseres y otros desalmados se los roban.
Hombres y mujeres de Curundú, en su condición de ancianidad, adultez, juventud y niñez, están expuestos a la misma realidad de miseria y pobreza; pero no todos se inspiran en los mismos principios y valores. Como sociedad tenemos que ofrecer la oportunidad de acceder a la educación, la salud, la vivienda, y el trabajo dignos a la población de los barrios pobres; pero toda solución quedará incompleta si no inculcamos en ella los valores morales y cívicos que le haga apreciarse y respetarse a sí misma y al resto de la sociedad.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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El Ojo del Profeta
Pobreza de todo
La nueva tragedia incendiaria ocurrida en Curundú pone de manifiesto la pobreza total que se vive en esa comunidad. La pauperización material está a la vista y alcanza a toda la población del área; la carencia de valores, en tanto, es relativa y golpea duramente a una porción de los moradores.
Es doloroso ver que mientras unos trabajan con ahínco para satisfacer sus necesidades básicas de manera honrada, y alcanzar su realización como persona humana, otros se dedican al pandillerismo, la droga, y el pillaje contra sus propios vecinos; especialmente en medio de la tragedia, cuando intentan salvar sus enseres y otros desalmados se los roban.
Hombres y mujeres de Curundú, en su condición de ancianidad, adultez, juventud y niñez, están expuestos a la misma realidad de miseria y pobreza; pero no todos se inspiran en los mismos principios y valores. Como sociedad tenemos que ofrecer la oportunidad de acceder a la educación, la salud, la vivienda, y el trabajo dignos a la población de los barrios pobres; pero toda solución quedará incompleta si no inculcamos en ella los valores morales y cívicos que le haga apreciarse y respetarse a sí misma y al resto de la sociedad.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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