2009-08-23
La Voz del Pastor
El servicio pastoral del presbítero
El delicado tema de la función pastoral del presbítero, puede ser profundizado en el discurso que Su Santidad Benedicto XVI tuvo a los participantes en la reunión plenaria de la Congregación para el Clero el 16 de marzo del presente. “La dimensión misionera del Presbítero, ha enfatizado el Santo Padre, nace de su configuración sacramental a Cristo Cabeza: esa conlleva, como consecuencia, una adhesión cordial y total a aquella que la tradición eclesial ha individuado como la forma apostólica de vida. Esta consiste en la participación a una vida nueva, espiritual-mente intensa, a aquel nuevo estilo de vida que fue inaugurado por el Señor Jesús y fue acogido plenamente por los Apóstoles. Por la imposición de las manos y la oración Consecratoria de la Iglesia, los candidatos se convierten en hombres nuevos, son consagrados Sacerdotes-presbíteros. Desde esta perspectiva aparece claro el “TRIA MUNERA”, somos primero un don y luego consiguientemente un servicio, primero una participación a una vida y luego una potestad”. En la práctica ha afirmado el Papa, cualquier reflexión sobre la función del Presbítero debe derivar de la conciencia del origen y de la identidad del Sacerdocio. Referirse a la vida y a la acción del Presbítero debe nacer de la contemplación de la primera Ordenación Presbiteral, realizada en el Cenáculo de Jerusalén la tarde antes del Sacrificio en la Cruz; es un proceso obligatorio, de lo contrario se peligra de transformar el Sacerdote en un cualquier tipo de operador social que por nada participa a aquella vida nueva, que tiene en Cristo su inicio y, a la vez, su cumplimiento, porque es en Cristo que se posee TODO.
El servicio pastoral del Presbítero es doble, litúrgico-sacramental y caritativo. Si se falta a este servicio, el Presbítero traiciona su vida, su ministerio, aquella VIDA NUEVA que el mismo Señor Jesús le ha donado misteriosamente. Se determina mejor la acción pastoral-caritativa, que debe ser la sustancia de la vida sacerdotal. Son numerosas las enseñanzas del Concilio Vaticano II, sobre la necesidad de comunión entre los miembros del presbiterio y ese con el Obispo propio, sobre el primer deber pastoral del Sacerdote, con el cual marcará su identidad. Es este el verdadero icono del fundamental servicio pastoral del Presbítero, ponerse a los pies de aquellos que son los más íntimos; quiere decir, hasta morir por amor.
El Sacerdote que está llamado a anunciar a Dios como amor, hasta las últimas consecuencias, debe necesariamente dar testimonio de ese amor; ante todo, amando hasta el final, hasta dar la vida, amando, a los propios hermanos y a cada persona que sufre, rechazando siempre y con fuerza el odio y la enemistad. Es esta su extraordinaria acción pastoral
Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de la Diócesis de Colón – Kuna Yala
Ir a Panorama Católico Edición Digital
La Voz del Pastor
El servicio pastoral del presbítero
El delicado tema de la función pastoral del presbítero, puede ser profundizado en el discurso que Su Santidad Benedicto XVI tuvo a los participantes en la reunión plenaria de la Congregación para el Clero el 16 de marzo del presente. “La dimensión misionera del Presbítero, ha enfatizado el Santo Padre, nace de su configuración sacramental a Cristo Cabeza: esa conlleva, como consecuencia, una adhesión cordial y total a aquella que la tradición eclesial ha individuado como la forma apostólica de vida. Esta consiste en la participación a una vida nueva, espiritual-mente intensa, a aquel nuevo estilo de vida que fue inaugurado por el Señor Jesús y fue acogido plenamente por los Apóstoles. Por la imposición de las manos y la oración Consecratoria de la Iglesia, los candidatos se convierten en hombres nuevos, son consagrados Sacerdotes-presbíteros. Desde esta perspectiva aparece claro el “TRIA MUNERA”, somos primero un don y luego consiguientemente un servicio, primero una participación a una vida y luego una potestad”. En la práctica ha afirmado el Papa, cualquier reflexión sobre la función del Presbítero debe derivar de la conciencia del origen y de la identidad del Sacerdocio. Referirse a la vida y a la acción del Presbítero debe nacer de la contemplación de la primera Ordenación Presbiteral, realizada en el Cenáculo de Jerusalén la tarde antes del Sacrificio en la Cruz; es un proceso obligatorio, de lo contrario se peligra de transformar el Sacerdote en un cualquier tipo de operador social que por nada participa a aquella vida nueva, que tiene en Cristo su inicio y, a la vez, su cumplimiento, porque es en Cristo que se posee TODO.
El servicio pastoral del Presbítero es doble, litúrgico-sacramental y caritativo. Si se falta a este servicio, el Presbítero traiciona su vida, su ministerio, aquella VIDA NUEVA que el mismo Señor Jesús le ha donado misteriosamente. Se determina mejor la acción pastoral-caritativa, que debe ser la sustancia de la vida sacerdotal. Son numerosas las enseñanzas del Concilio Vaticano II, sobre la necesidad de comunión entre los miembros del presbiterio y ese con el Obispo propio, sobre el primer deber pastoral del Sacerdote, con el cual marcará su identidad. Es este el verdadero icono del fundamental servicio pastoral del Presbítero, ponerse a los pies de aquellos que son los más íntimos; quiere decir, hasta morir por amor.
El Sacerdote que está llamado a anunciar a Dios como amor, hasta las últimas consecuencias, debe necesariamente dar testimonio de ese amor; ante todo, amando hasta el final, hasta dar la vida, amando, a los propios hermanos y a cada persona que sufre, rechazando siempre y con fuerza el odio y la enemistad. Es esta su extraordinaria acción pastoral
Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de la Diócesis de Colón – Kuna Yala
Ir a Panorama Católico Edición Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario