2009-08-16
A tiro de piedra
El Parlacen
En los últimos meses ha cobrado fuerza la idea de retirar al país del Parlamento Centroamericano, sin que se nos dé una explicación bien fundada sobre el asunto. Sólo se aprovecha la impopularidad creada contra el organismo, lo que ubica el hecho en lo emotivo y no en lo racional.
Simpático o no, para nosotros, el Parlacen tiene su origen en el Grupo de Contadora, lo que nos vincula mucho más que cualquier otro país de la región a dicho organismo. Denunciar el tratado constitutivo y sacarnos, sin mayor sustentación, desdeciría muchísimo de la forma como llevamos nuestra política exterior. Para mí, hasta ahora, el afán de sacar al país del Parlacen obedece a que el partido gobernante no tiene representantes en él. Si hubiera sido una posición partidaria coherente, ni siquiera habrían postulado candidatos a diputados para el Parlacen. Como les salió chueco el asunto, y perdieron las candidaturas por cuestiones internas del partido, cambiaron de idea. ¡Demagogia pura!
La conveniencia o no de estar en el Parlacen depende, en mi opinión, de la misión que tiene ese organismo y de la posibilidad de integrarnos más al bloque centroamericano, si esa instancia lo hace posible. La calidad de nuestros diputados, y la acción coordinada que puedan hacer para aprovechar ese escenario, está en concordancia con su postulación dentro de los partidos que presentan sus candidaturas, y del grado de conocimiento que tenga el elector sobre los fines y objetivos del Parlamento Centroamericano.
Si comparamos el Parlacen con el Parlatino (Parlamento Latinoamericano), que tiene su sede en Panamá, no sería muy diferente el beneficio que obtenemos como país de estar en uno o en otro. ¿Por qué no nos salimos del Parlatino? Y que no me vengan con el cuento que en éste no elegimos diputados como en el primero. O sirve estar, o no sirve.
Panamá puede beneficiarse de su presencia en el Parlacen, siempre y cuando tengamos claridad en lo que hacemos en ese foro. Fuera de Costa Rica, el resto de los países centroamericanos están representados allí. Con ellos tenemos relaciones muy estrechas, aunque históricamente no hayamos sido considerados como participantes plenos de las iniciativas regionales. También hay estados observadores como República Dominicana, y otros permanentes como México y China, que son importantes para nuestras relaciones comerciales y económicas.
Yo no veo que sea inútil estar en el Parlacen. Lo inútil es no tener una estrategia común, que los diputados panameños desarrollen, porque se comportan como si estuvieran en la Asamblea Nacional. Si el gobierno insiste en retirar a Panamá del Parlacen, será craso error. Mientras no nos den razones válidas para dar ese paso, todo quedará en capricho. Capricho que se traduce en locura, y que algún día nos afectará por igual a locos y a cuerdos.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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A tiro de piedra
El Parlacen
En los últimos meses ha cobrado fuerza la idea de retirar al país del Parlamento Centroamericano, sin que se nos dé una explicación bien fundada sobre el asunto. Sólo se aprovecha la impopularidad creada contra el organismo, lo que ubica el hecho en lo emotivo y no en lo racional.
Simpático o no, para nosotros, el Parlacen tiene su origen en el Grupo de Contadora, lo que nos vincula mucho más que cualquier otro país de la región a dicho organismo. Denunciar el tratado constitutivo y sacarnos, sin mayor sustentación, desdeciría muchísimo de la forma como llevamos nuestra política exterior. Para mí, hasta ahora, el afán de sacar al país del Parlacen obedece a que el partido gobernante no tiene representantes en él. Si hubiera sido una posición partidaria coherente, ni siquiera habrían postulado candidatos a diputados para el Parlacen. Como les salió chueco el asunto, y perdieron las candidaturas por cuestiones internas del partido, cambiaron de idea. ¡Demagogia pura!
La conveniencia o no de estar en el Parlacen depende, en mi opinión, de la misión que tiene ese organismo y de la posibilidad de integrarnos más al bloque centroamericano, si esa instancia lo hace posible. La calidad de nuestros diputados, y la acción coordinada que puedan hacer para aprovechar ese escenario, está en concordancia con su postulación dentro de los partidos que presentan sus candidaturas, y del grado de conocimiento que tenga el elector sobre los fines y objetivos del Parlamento Centroamericano.
Si comparamos el Parlacen con el Parlatino (Parlamento Latinoamericano), que tiene su sede en Panamá, no sería muy diferente el beneficio que obtenemos como país de estar en uno o en otro. ¿Por qué no nos salimos del Parlatino? Y que no me vengan con el cuento que en éste no elegimos diputados como en el primero. O sirve estar, o no sirve.
Panamá puede beneficiarse de su presencia en el Parlacen, siempre y cuando tengamos claridad en lo que hacemos en ese foro. Fuera de Costa Rica, el resto de los países centroamericanos están representados allí. Con ellos tenemos relaciones muy estrechas, aunque históricamente no hayamos sido considerados como participantes plenos de las iniciativas regionales. También hay estados observadores como República Dominicana, y otros permanentes como México y China, que son importantes para nuestras relaciones comerciales y económicas.
Yo no veo que sea inútil estar en el Parlacen. Lo inútil es no tener una estrategia común, que los diputados panameños desarrollen, porque se comportan como si estuvieran en la Asamblea Nacional. Si el gobierno insiste en retirar a Panamá del Parlacen, será craso error. Mientras no nos den razones válidas para dar ese paso, todo quedará en capricho. Capricho que se traduce en locura, y que algún día nos afectará por igual a locos y a cuerdos.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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