viernes, 29 de mayo de 2009

Patrimonio histórico y natural

2009-05-31
A tiro de piedra
Patrimonio histórico y natural

Panamá tiene un patrimonio natural e histórico muy rico, que es muy poco apreciado por los nacionales. Quizá por eso, algunos capitalistas ávidos de más dinero, lo depredan y destruyen sin piedad, sólo con el avieso fin de enriquecerse.

Conjuntos monumentales, sitios históricos, edificios, selvas, ríos y playas, sucumben ante la avaricia de los desalmados. Que traen progreso, nos dicen; pero lo que vemos es ruina, después de que pasan. Son como aquel guerrero del lejano Oriente, a quien se le atribuye la siguiente frase: “por donde pisa mi caballo, no crece la hierba”. Pero, al menos, Atila el huno era bárbaro, en una época de bárbaros; pero estos nuevos vándalos, no tienen excusa, porque se supone que viven en un mundo ahora civilizado.

Atroz es el daño que se inflige al Casco Antiguo, porque más de un bellaco quiere hacer millones, sin importarle un comino la historia ni la ley. Lo que supuestamente es el atractivo de su “negocio”, lo destruye indolentemente. ¡Vaya empresario! Lo mismo ocurre con los manglares adyacentes al Corredor Sur, refugio de aves y otros animales silvestres, que se destruye para levantar mansiones y construir un campo en el que algunos dispendiadores de fortuna, matarán el tiempo metiendo una pelotita en un hoyo.

Ni los adefesios que se erigen en Bella Vista, barrio asesinado arquitectónicamente, ni los palacetes que se construyen en el Casco Viejo disfrazados de estilo colonial, ni los campos de golf diseñados por famosos golfistas, son más bellos que las edificaciones originales o la naturaleza viva en el manglar. ¿Por qué destruir, cuando se puede conservar? ¿Acaso no les da el ingenio para armonizar lo histórico y lo natural, con el desarrollo de un negocio? Quizá haya que reenfocar la forma en que se llenará la caja registradora, con la plusvalía que puede generar la valorización futura y la conservación, pero ese intento bien puede redimir, con creces, el sacrificio inicial.

Frente a tanto abuso y aparente impunidad, la comunidad despierta; las voces se levantan; y las acciones civiles se multiplican. Autoridades y capitalistas depredadores están en la mira, y sus bellaquerías poco a poco son puestas al descubierto. Así como en un tiempo surgió la Asociación Panameña de Crédito, para detectar a los malapagas y proteger al empresario de los avivatos, también surgirá, y espero que muy pronto, una asociación que lleve un registro de los depredadores de nuestro patrimonio histórico y natural, para protegernos de ellos. Que se sepa quiénes son, y que esta información se comparta con el resto del mundo, dentro y fuera de nuestras fronteras.

La conservación y la protección de nuestros patrimonios natural, histórico y cultural es asunto de todos. Si asumimos esta tarea como un deber cívico, contribuiremos a salvaguardar la creación que Dios, con su poder, y el hombre, con su talento, han hecho para hacer la vida humana más agradable y bella.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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