lunes, 4 de mayo de 2009

Libertad de prensa

2009-05-03
A tiro de piedra
Libertad de prensa

El 3 de mayo de 1991 un grupo de periodistas africanos que participaban de un seminario auspiciado por la UNESCO, en Windhoek, capital de Namibia, promulgó una declaración a favor de la libertad de prensa y de la liberación de decenas de periodistas encarcelados en África, y propusieron la creación del Día Mundial de la Libertad de Prensa, acogido dos años después por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Recuerdo que ese mismo año de 1993, recién aprobado el día mundial, conversaba con Indalecio Rodríguez, antiguo profesor mío de periodismo, amigo, y uno de mis maestros en este oficio, sobre el acontecimiento de Windhoek y la decisión de la ONU. A la sazón me desempeñaba como presidente de la Asociación de Comunicadores Católicos, y decidí celebrar la fecha con algunos periodistas. Lo hice por algunos cortos años, hasta que, en una conversación con el colega y amigo Fernán Molinos, siendo él presidente del Forum de Periodistas, y yo, por entonces, presidente del Colegio Nacional de Periodistas, acordamos celebrar en fechas distintas la premiación anual de los periodistas del patio. Yo le sugerí la fecha del 3 de mayo, y el Colegio Nacional de Periodistas se quedó con la del 13 de noviembre, Día del Periodista en Panamá. Así cobró más realce la fecha del 3 de mayo en nuestro país.

Como tenemos elecciones generales el día 3 de este mes, la fecha quizá pase desapercibida para muchos. Para otros, sin embargo, no será así. El acontecimiento de Windhoek tiene, al menos, tres aspectos claros: defensa de la libertad de prensa; defensa de la vida y del ejercicio libre de la profesión periodística; y la independencia del periodismo frente a la injerencia gubernamental y el poder económico que intentan someter y controlar a los medios de comunicación.

La declaración de Windhoek expresa el sentir de cada periodista que ama su profesión. No se limita al poder de los gobiernos, sino que rechaza, también, el poder del capital privado que manipula y controla la información y los medios. Es un instrumento hecho por periodistas africanos, que representan, principalmente, a los periodistas del tercer mundo, donde el riesgo de ejercer la profesión es mayor, tanto en la propia vida como en la estabilidad laboral.

Si queremos una prensa libre tenemos, forzosamente, que defender el equilibrio que debe existir entre los poderes político y económico frente al derecho a la información y el ejercicio de un periodismo libre. Es necesario que se permita la asociación de los periodistas, principalmente en sindicatos, para evitar que el poder económico manipule la información a su antojo. Bastante hemos avanzado en la defensa de la libertad de prensa, pero mayormente favorece a los propietarios de los medios. Falta la otra parte, con la que aún estamos en mora. Sin periodistas libres, no habrá, nunca, prensa libre.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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