viernes, 8 de mayo de 2009

Hacia una sociedad reconciliada

2009-05-10
La Voz del Pastor
Hacia una sociedad reconciliada en la justicia y el amor

Hemos vivido, a lo largo de casi dos años, momentos de entusiasmo, emociones, diferencias y choques políticos que han deteriorado el tejido social de nuestro pueblo ante el afán de conquistar el poder.

Hemos marginado el profundo sentido de pueblo y comunidad que nos une a todos los panameños, para entrar en el terreno quebradizo de peleas partidistas que han roto muchas alianzas de amistad, de compromisos sociales y laborales e incluso de relaciones y nexos familiares.

Y lo más funesto de esta lucha política en la promoción de los candidatos de los respectivos partidos, ha sido el triste resultado de conocer a esos candidatos no precisamente por sus virtudes sino por sus defectos, fruto de la propaganda negativa e insistente de que han sido víctimas de sus mutuos adversarios.

Hoy, concluidas las elecciones, están a nuestro servicio las principales autoridades que van a regir los destinos de la Patria durante los próximos cinco años. Por lo mismo urge, ante todo, una profunda y sincera reconciliación de todos los panameños en la justicia y el amor a fin de restaurar las relaciones de convivencia y armonía profundamente deterioradas durante esa larga campaña electoral.

Ahora bien, una sociedad bien ordenada y fecunda requiere gobernantes investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren, en la medida suficiente, su actividad y sus desvelos al provecho común del país.

Por su parte, toda comunidad necesita una autoridad que la rija. Esta tiene su fundamento en la naturaleza humana. Es necesaria para la unidad de la sociedad. Su misión consiste en asegurar en cuanto sea posible el bien común de la sociedad.

Finalmente, el deber de obediencia impone a todos la obligación de dar a la autoridad los honores que le son debidos y rodear de respeto y, según su mérito, de gratitud y benevolencia a las personas que la ejercen.

Y a esas autoridades recién elegidas nos es grato dedicarles la más antigua oración de la Iglesia por la autoridad política que tiene como autor a S. Clemente Romano, tercer Papa:

Concédeles, Señor, la salud, la paz, la concordia, la estabilidad, para que ejerzan sin tropiezo la soberanía que tú les has entregado. Eres tú, Señor, rey celestial de los siglos, quien da a los hijos de los hombres gloria, honor y poder sobre las cosas de la tierra. Dirige, Señor, su consejo según lo que es bueno, según lo que es agradable a tus ojos, para que ejerciendo con piedad, en la paz y la mansedumbre el poder que les has dado, te encuentren propicio”.

Amén.

Monseñor Carlos María Ariz, C.M.F.
Obispo Emérito de Colón – Kuna Yala

Ir a
Panorama Católico Edición Digital

No hay comentarios: