martes, 14 de octubre de 2008

Pobreza

2008-10-12
A tiro de piedra
Pobreza

Me sorprende escuchar que una de las causas de la pobreza es tener varios hijos y que, por eso, hay que evitar que los pobres tengan tantos. La pobreza es provocada por la falta de oportunidades y la opresión que unos pocos avariciosos ejercen sobre el resto de sus congéneres. Si las personas reciben buena educación y tienen acceso al trabajo bien remunerado, entonces pueden decidir, responsablemente, tener los hijos que puedan mantener.

Ese cuento de querer sacar de la pobreza a la población controlándole la natalidad, ya no es creíble. ¿Cuántos jóvenes en soltería, con varios años de haber salido de la escuela, continúan pobres? ¿Cuántos hombres y mujeres de 30 años, y sin hijos, llevan más de 10 años de trabajar y siguen en la pobreza? Y en China, con todo el control natal por medio siglo y la danza de millones actual, ¿cuántos millones viven en la pobreza? Hay otros factores que causan la pobreza extrema, y no los hijos.

Nuestras poblaciones indígenas y campesinas, por ejemplo, tienen grandes números de personas extremadamente pobres, como consecuencia de la marginación y la falta de oportunidades en educación y trabajo. Hace casi 30 años visité la hidroeléctrica de Bayano y la de Fortuna, en aquel tiempo en construcción, y pude ver que los habitantes cercanos no tenían electricidad. Unos años después de concluida la construcción de las hidroeléctricas, la luz llegaba a áreas distantes de allí, pero en las cercanías no.

Desde mi juventud, como estudiante primero y como periodista después, he recorrido las nueve provincias del país. He visto gente descalza, por cientos. He visitado lugares donde el máximo nivel de educación que se puede aspirar es el sexto grado de primaria.

He constatado, personalmente, que existen sitios donde no hay centros de salud y, en algunos que tienen, no hay ni médico ni enfermera ni medicinas.
Algunos estudios sobre el ser humano demuestran que en condiciones de desnutrición y hambruna, la mujer es más fértil. Hasta se piensa que es un método natural de preservación de la especie. Si quieren que los pobres tengan menos hijos, que le den pan, trabajo y educación. Pero, no: es más fácil cortarle las tripas a las mujeres, o los conductos seminales a hombres.

Aunque es difícil que éstos lo permitan sin luchar.

Nuestro país no está sobrepoblado. Es más, las estadísticas de natalidad nos ubican por debajo de la línea demográfica aconsejable y, en el mejor de los casos, apenas la superamos. Lo que nos hace falta es distribuir la riqueza y el ingreso a través de una mejor educación, del trabajo bien remunerado y el fomento de la mentalidad de ahorro, entre otras cosas.

Que a cada quien se le respete el derecho de tener los hijos que quiera, pero educándolo para que tome su decisión de manera conciente y responsable, sin atentar contra el derecho a la vida y a la dignidad que cada uno de nosotros tiene como hijos e hijas de Dios Creador.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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