2009-02-15
El Ojo del Profeta
El perdón
Desde antiguo el hombre civilizado reconoce el valor del perdón. Es un acto que reconcilia a las partes, tras ser reconocida la culpa u ofensa por una parte, y tras renunciar la otra a cualquier venganza o satisfacción por el daño que se le ha ocasionado. Para que sea completo el perdón, una y otra parte deben asumir el compromiso que le corresponde.
En un acto oficial, se esperaba que el representante del gobierno pidiera perdón en nombre del estado panameño por la desaparición y muerte forzosas de Heliodoro Portugal, tal como lo ha mandado la Corte Interamericana de Derechos Humanos en una sentencia.
Lamentablemente, no resultó así; por lo que el perdón ni se ha pedido ni se ha otorgado.
Son muchas las heridas que dejó la dictadura militar durante los 21 años que duró; heridas que están abiertas y que, a pesar de los esfuerzos durante los últimos años por saber la verdad y lograr la reconciliación, aún permanecen abiertas. Como estado, Panamá está en deuda con su pueblo, y no sólo con los familiares de los muertos y otras víctimas, por la violación sistemática de los derechos humanos durante la dictadura. Corresponde a las autoridades, el presidente en primer lugar, pedir perdón en nombre del estado. Quizá este momento, por causa del torneo electoral, no sea propicio; pero, una vez cumplido el periodo electoral, el paso debe darse sin dilación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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El Ojo del Profeta
El perdón
Desde antiguo el hombre civilizado reconoce el valor del perdón. Es un acto que reconcilia a las partes, tras ser reconocida la culpa u ofensa por una parte, y tras renunciar la otra a cualquier venganza o satisfacción por el daño que se le ha ocasionado. Para que sea completo el perdón, una y otra parte deben asumir el compromiso que le corresponde.
En un acto oficial, se esperaba que el representante del gobierno pidiera perdón en nombre del estado panameño por la desaparición y muerte forzosas de Heliodoro Portugal, tal como lo ha mandado la Corte Interamericana de Derechos Humanos en una sentencia.
Lamentablemente, no resultó así; por lo que el perdón ni se ha pedido ni se ha otorgado.
Son muchas las heridas que dejó la dictadura militar durante los 21 años que duró; heridas que están abiertas y que, a pesar de los esfuerzos durante los últimos años por saber la verdad y lograr la reconciliación, aún permanecen abiertas. Como estado, Panamá está en deuda con su pueblo, y no sólo con los familiares de los muertos y otras víctimas, por la violación sistemática de los derechos humanos durante la dictadura. Corresponde a las autoridades, el presidente en primer lugar, pedir perdón en nombre del estado. Quizá este momento, por causa del torneo electoral, no sea propicio; pero, una vez cumplido el periodo electoral, el paso debe darse sin dilación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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