2008-12-28
El Ojo del Profeta
La Corona Merecida
Todo creyente que libra el buen combate el Señor le tiene preparada una corona de gloria, como premio por su fidelidad y entrega total al Evangelio. Ninguno, aunque haya muerto en esta tierra, morirá para siempre. Esa es la promesa que hoy se cumple en la hermana Gladys Méndez, quien pasó a la casa del Padre hace unos días.
Muchos en la Iglesia que peregrina en Panamá hemos sido testigos de su donación, su coraje y su trabajo con los más pobres. Tenaz, entusiasta y humilde, la hermana Gladys deja una profunda huella entre quienes la conocieron. Vivió una vida provechosa y dedicada al prójimo, sin acumular nada terreno.
Ya entrada en el descanso de la dormición, en espera de la resurrección con Cristo, se anticipa a todos aquellos fieles que, como ella, lo han dejado todo para seguir a Cristo y dar fruto tras morir como el grano de trigo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El Ojo del Profeta
La Corona Merecida
Todo creyente que libra el buen combate el Señor le tiene preparada una corona de gloria, como premio por su fidelidad y entrega total al Evangelio. Ninguno, aunque haya muerto en esta tierra, morirá para siempre. Esa es la promesa que hoy se cumple en la hermana Gladys Méndez, quien pasó a la casa del Padre hace unos días.
Muchos en la Iglesia que peregrina en Panamá hemos sido testigos de su donación, su coraje y su trabajo con los más pobres. Tenaz, entusiasta y humilde, la hermana Gladys deja una profunda huella entre quienes la conocieron. Vivió una vida provechosa y dedicada al prójimo, sin acumular nada terreno.
Ya entrada en el descanso de la dormición, en espera de la resurrección con Cristo, se anticipa a todos aquellos fieles que, como ella, lo han dejado todo para seguir a Cristo y dar fruto tras morir como el grano de trigo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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