viernes, 26 de diciembre de 2008

Defender la familia

2008-12-28
Editorial
Defender la familia

Cada vez nos cuesta más proteger la institución familiar, porque los ataques del mundo se multiplican sin cesar. Con conceptos nuevos, aunque no tanto, que la desvirtúan, al menos en el lenguaje de uso común, se intenta separa la verdadera familia de las nuevas concepciones que, en el fondo, son vacías y carentes de sentido natural.

El hombre, como especie, está ligado al gregarismo. Es de esta condición que surgieron los clanes y tribus, hasta constituirse en la unidad familiar que conocemos hasta el presente. Familia es un hombre y una mujer que, unidos en alianza indisoluble, deciden pasar el resto de sus vidas en una expresión de amor que incluye la indispensable fidelidad mutua, los hijos e hijas producto de su amor, y el dejar una herencia en nombre, genes y valores espirituales y culturales.

Ahora se intenta separar la auténtica familia de la familia hecha a la medida y al capricho de cierta corriente mundana. A la verdadera familia se le llama tradicional, y a la otra moderna. ¿Qué modernismo existe donde no hay un padre y una madre? ¿Qué modernismo se tiene cuando conductas de grave desvío se proponen como modelo a seguir por los menores dentro de un supuesto hogar? ¿Qué modernismo puede alegarse al intentar darle el estado de matrimonio a una unión homosexual, que pretende ser lo que no es?

La corriente del mundo es fuerte y arrastra a muchos, pero difícilmente lo logrará con todos. La humanidad, en sus dolores de parto, tendrá que compartir espacio y tiempo con todos los seres humanos y sus mentalidades, pero ya, en algunos aspectos, se ha dado cuenta de algunos errores cometidos, al dejarse arrastrar y jugar a ser dios de sí misma.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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