2008-07-06
A tiro de piedra
Perfeccionando la democracia
La abrumadora propaganda de las elecciones internas de los partidos políticos acosa, contamina y satura. No hay poste, calle o espacio público en el que las papeletas y banderolas de los candidatos aparezcan. Es, en esta oportunidad, un largo proceso que apenas está en su primera etapa, y que después nos traerá a los candidatos oficiales al ruedo, con la consiguiente arenga y búsqueda de votos que utilizarán para ganarse un puesto de concejal, representante de corregimiento, diputado a la Asamblea Nacional o al Parlacen, alcalde, o presidente, con sus respectivos suplentes y vices.
Si queremos perfeccionar nuestra democracia, y ampliar el poder del voto ciudadano, debemos dividir la elección de las autoridades y los funcionarios escogidos mediante el sufragio. Elegir todos los cargos en un único momento, como hasta ahora, impide que podamos renovar las autoridades y a quienes nos representan, conforme al desempeño de sus partidos y de las propias instituciones. La actual elección nos pone en la situación de aguantarnos por cinco años el predominio del partido que, al momento de la elección, resulta ganador o beneficiado con la simpatía del ciudadano.
Elegir en una ocasión al presidente y los alcaldes, y en otra a los diputados, representantes de corregimiento y concejales, nos ayudaría en el equilibrio del poder. Esta separación, con un intervalo de 30 meses entre una y otra elección, evitará el hostigamiento de miles de precandidatos y, posteriormente, de otros miles de candidatos en propiedad, a la población, a través de la propaganda y el asedio con sus actos de campaña. También nos permitiría, a los electores, concentrarnos mejor en las virtudes de los aspirantes y en la responsabilidad de los cargos que elegimos.
Panamá necesita perfeccionar su democracia, con una vigorosa participación ciudadana. Algo hemos avanzado con la eliminación de una vicepresidencia y un suplente en el cargo de diputado. Podemos progresar más, si el debate democrático se constituye en algo permanente. Tenemos que crear las condiciones y promover la voluntad para hacer ese ejercicio. Esa es la vía.
Ojalá los partidos políticos coadyuven en el propósito de perfeccionar la democracia. Tenemos que devolvernos, como nación, la confianza en nuestras instituciones y en nuestras autoridades. La sociedad política debe facilitar ese trabajo, deponiendo actitudes e intereses que hasta ahora son un obstáculo para el avance de la democratización. Y creo, firmemente, que esta tarea debemos emprenderla una vez concluido el proceso electoral en el próximo año 2009.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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A tiro de piedra
Perfeccionando la democracia
La abrumadora propaganda de las elecciones internas de los partidos políticos acosa, contamina y satura. No hay poste, calle o espacio público en el que las papeletas y banderolas de los candidatos aparezcan. Es, en esta oportunidad, un largo proceso que apenas está en su primera etapa, y que después nos traerá a los candidatos oficiales al ruedo, con la consiguiente arenga y búsqueda de votos que utilizarán para ganarse un puesto de concejal, representante de corregimiento, diputado a la Asamblea Nacional o al Parlacen, alcalde, o presidente, con sus respectivos suplentes y vices.
Si queremos perfeccionar nuestra democracia, y ampliar el poder del voto ciudadano, debemos dividir la elección de las autoridades y los funcionarios escogidos mediante el sufragio. Elegir todos los cargos en un único momento, como hasta ahora, impide que podamos renovar las autoridades y a quienes nos representan, conforme al desempeño de sus partidos y de las propias instituciones. La actual elección nos pone en la situación de aguantarnos por cinco años el predominio del partido que, al momento de la elección, resulta ganador o beneficiado con la simpatía del ciudadano.
Elegir en una ocasión al presidente y los alcaldes, y en otra a los diputados, representantes de corregimiento y concejales, nos ayudaría en el equilibrio del poder. Esta separación, con un intervalo de 30 meses entre una y otra elección, evitará el hostigamiento de miles de precandidatos y, posteriormente, de otros miles de candidatos en propiedad, a la población, a través de la propaganda y el asedio con sus actos de campaña. También nos permitiría, a los electores, concentrarnos mejor en las virtudes de los aspirantes y en la responsabilidad de los cargos que elegimos.
Panamá necesita perfeccionar su democracia, con una vigorosa participación ciudadana. Algo hemos avanzado con la eliminación de una vicepresidencia y un suplente en el cargo de diputado. Podemos progresar más, si el debate democrático se constituye en algo permanente. Tenemos que crear las condiciones y promover la voluntad para hacer ese ejercicio. Esa es la vía.
Ojalá los partidos políticos coadyuven en el propósito de perfeccionar la democracia. Tenemos que devolvernos, como nación, la confianza en nuestras instituciones y en nuestras autoridades. La sociedad política debe facilitar ese trabajo, deponiendo actitudes e intereses que hasta ahora son un obstáculo para el avance de la democratización. Y creo, firmemente, que esta tarea debemos emprenderla una vez concluido el proceso electoral en el próximo año 2009.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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