miércoles, 23 de julio de 2008

Mensaje del Primer Obispo José María Carrizo el 21 de julio de 1988

2008-07-20
La Voz del Pastor
Mensaje del Primer Obispo José María Carrizo el 21 de julio de 1988

Al conmemorarse el XLVI aniversario de la erección de nuestra diócesis, referimos como historia de nuestro caminar diocesano el mensaje que diera nuestro predecesor, y primer Obispo de Chitré, Monseñor José María Carrizo Villarreal, el julio 21 de 1988, en las Bodas de Plata de la Diócesis:

“Con sentida satisfacción y un gran gozo espiritual me dirijo a todos los fieles diocesanos en este año especial para nuestra querida Diócesis de Chitré cuando celebramos el XXV aniversario de su creación canónica por el Papa Juan XXIII siendo Nuncio Apostólico Monseñor Antonino Pinci. Muchas cosas han sucedido durante este cuarto de siglo en las Provincias de Herrera y Los Santos, extensión geográfica de la Diócesis. Como su primer Obispo sentí que una pesada cruz caía sobre mis hombros al aceptar por voluntad del Señor, el régimen y administración de esta Iglesia.

No es tarea fácil organizar una Diócesis recién creada, pequeña y sin personal; buscar alojamiento para el Obispo y sus oficinas. Gracias al Señor y ala ayuda de laicos comprometidos fuimos superando las dificultades y solucionando los problemas. Al poco tiempo pudimos duplicar el personal, al lograr la venida de los Padres Agustinos, que trabajan en la la Parroquia de San Juan Bautista de Chitré y de los Padres Redentoristas en la Parroquia de Santa Librada en Las Tablas. Igualmente reforzaron nuestro equipo de trabajo las Hermanas Oblatas al Divino Amor, que trabajaron en la Parroquia de San Miguel de Monagrillo; las Hermanas Fran­ciscanas que trabajan en la Parroquia eje Pocrí y las Hermanas Betlemitas en la Parroquia de Tonosí. Con la cooperación de todos hemos podido ordenar de sacerdotes a ocho jóvenes azuerenses.

Vinimos a un pueblo con historia, tradición, fe y sentido comunitario. L a gente azuerense profesa una fe de la cual se siente orgullosa y cada día quiere hacerse más ilustrada y dinámica. Paralela a su creencia católica caminan la igualdad y la fraternidad de sus habitantes. No se dan diferencias sociales llamativas y en el trato entre sus moradores prevalece la cordialidad. Todos trabajan con tesón y honestidad, tanto en las faenas de la campiña como en las actividades laborales y profesionales. Reconociendo tan ricos tesoros humanos y cristianos, hay que seguir avanzando al ritmo de los tiempos. La Iglesia tiene que ir renovándose periódicamente. Por eso apoyamos y bendecimos la Nueva Misión 1988 realizada, principalmente, por laicos comprometidos con la nueva Evangelización de la Iglesia Panameña. ‘Evangelización nueva en su ardor, nueva en sus métodos nueva en su expresión’ (S.S. Juan Pablo 11 el 12 de octubre de 1984, en Santo Domingo).

Todos somos misioneros, evangelicemos siempre; todos estamos llamados a ser servidores y constructores de la Iglesia de Cristo. Trabajemos todos unidos y con dedicación como buenos católicos en bien de la Diócesis. Finalmente, quiero aprovechar esta feliz oportunidad para exhortarles a todos mis diocesanos a seguir adelante con ilusión y fe. ‘En el Señor confío’, Lema que he tenido presente en mi ministerio episcopal. Nuestra fuerza pues está en Cristo y en la poderosa intercesión de la Virgen María”.

Mons. Fernando Torres Durán
Obispo de Chitré

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