miércoles, 23 de julio de 2008

De vuelta al campo

2008-07-20
A tiro de piedra
De vuelta al campo

El abandono de la producción agrícola por más de una década, en distintas partes del mundo, obliga a los países a retomar el cultivo de la tierra dentro de sus fronteras de cara a alcanzar la llamada “seguridad alimentaria”. Una globalización mal entendida, en su concepción y su práctica, y el desordenado comercio de productos extranjeros en detrimento del productor local son los principales factores de la crisis mundial actual, en materia de autoabastecimiento alimentario de los países.

Aprendida la lección, algunas naciones comienzan a fomentar la vuelta al campo, para motivar al campesino y a los pequeños productores a cultivar la tierra para el aprovisionamiento interno. Pero esto, al igual que el resto de la actividad agropecuaria e industrial doméstica, debe hacerse con una clara visión de la meta a alcanzar. La improvisación y el desorden, de darse, igualmente traerán desazón y fracaso.

Los primeros años de la globalización trajeron caos, como toda alteración de un sistema ya existente, para pasar a otro. Había que probar el sistema global para conocer sus consecuencias. Ahora sabemos que no todo es exportación ni importación para suplantar el producto local; se trata, más bien, de orientar la producción de bienes y servicios hacia ambas direcciones. Las empresas deben tener la capacidad de trabajar en un sistema dual, combinando el acceso al mercado internacional con su participación en el mercado local, según la actividad que desempeñan.

De esa realidad no está exento el sector agrícola. Si vuelve al sistema anterior, se le hará difícil sobrevivir y competir, tanto dentro como fuera. El punto en donde se vio forzado a abandonar la actividad productiva, en nada se parece al momento actual en que debe retomarla. Es preciso hacer una actualización en el método, la tecnología y la manera de acceder al mercado. La nueva realidad le presenta retos como: los costos de producción y la calidad del producto, el uso racional de la tierra, y el desarrollo de una actividad sustentable y sostenible.

Veo con simpatía la iniciativa de ayudar al productor agrícola; pero siento aprensión con respecto a la formación que puedan recibir para afrontar la nueva realidad. Se hace énfasis en el crédito, la provisión de semillas y un poco en el mercadeo; pero poco he oído de trasladar el conocimiento de forma institucionalizada. Es todo un desafío, y enfrentarlo reclama un esfuerzo mayor que integre todos esos componentes para obtener resultados aceptables.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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