2008-07-27
El Ojo del Profeta
El aguijón de la Violencia
La proliferación de armas cortas, tanto legales como clandestinas, es un mal que acecha a la humanidad. La comunidad internacional, incluida la perteneciente a las Naciones Unidas, manifiesta su preocupación por el incremento en el número y el tráfico de armas cortas, asociadas a la violencia y al crimen.
Panamá no es la excepción. Aún cuando en la estadística regional más reciente hemos resultado con el índice más bajo, el resultado es alarmante. En nuestro país mueren tantas personas por heridas con arma de fuego, como por accidente de tránsito. Más de 4 centenas de panameños y panameñas, infantes inclusive, que pierden la vida por las balas cada año.
Dice San Pablo que el aguijón de la muerte es el pecado; y nosotros agregamos: el aguijón de la violencia son las armas de fuego. Al menos en la violencia que nos golpea diariamente en la calle y a través de la delincuencia. Bien hace la policía en destruirlas, cuando se incauta de ellas; y ojalá se hiciera con todas, sin reservarse ninguna.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El Ojo del Profeta
El aguijón de la Violencia
La proliferación de armas cortas, tanto legales como clandestinas, es un mal que acecha a la humanidad. La comunidad internacional, incluida la perteneciente a las Naciones Unidas, manifiesta su preocupación por el incremento en el número y el tráfico de armas cortas, asociadas a la violencia y al crimen.
Panamá no es la excepción. Aún cuando en la estadística regional más reciente hemos resultado con el índice más bajo, el resultado es alarmante. En nuestro país mueren tantas personas por heridas con arma de fuego, como por accidente de tránsito. Más de 4 centenas de panameños y panameñas, infantes inclusive, que pierden la vida por las balas cada año.
Dice San Pablo que el aguijón de la muerte es el pecado; y nosotros agregamos: el aguijón de la violencia son las armas de fuego. Al menos en la violencia que nos golpea diariamente en la calle y a través de la delincuencia. Bien hace la policía en destruirlas, cuando se incauta de ellas; y ojalá se hiciera con todas, sin reservarse ninguna.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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