2007-11-04
El Ojo del Profeta
Paisano mío panameño
Somos un pueblo sencillo y hospitalario, alegre y confiado, que muchas veces vive de emociones y de su estado de ánimo. Dentro del mismo pueblo conviven grupos étnicos y grupos sociales que le dan color al mosaico multicultural que lo conforma, conjugando virtudes, dichas y desencantos.
Nuestro pueblo, con el paisano mío panameño que llevamos dentro, busca y no encuentra; trabaja y no ve el fruto. Nuestro pueblo es un pueblo de esperanza en Dios, bajo su fe; y de esperanza en la suerte y el azar, desde su ser carnal. Es el que hoy dice que sí, y mañana dice que no; el que dice sí, cuando quiere decir no; y dice no, cuando quiere decir que sí.
El panameño es un pueblo con una mina de diamantes oculta, que espera por el minero que los saque de la tierra, y por el artesano que con destreza e imaginación le dé el valor codiciado que solamente puede tener una joya con respecto al diamante en bruto.
Al conmemorar el Mes de la Patria, reflexionemos sobre nuestra vocación como pueblo y como nación. Dios mismo se eligió un pueblo, para prepararnos el camino de salvación como humanidad, y es el ejemplo que hemos de seguir para encontrarnos como el Panamá Patria; el Panamá Pueblo; y el Panamá Nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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El Ojo del Profeta
Paisano mío panameño
Somos un pueblo sencillo y hospitalario, alegre y confiado, que muchas veces vive de emociones y de su estado de ánimo. Dentro del mismo pueblo conviven grupos étnicos y grupos sociales que le dan color al mosaico multicultural que lo conforma, conjugando virtudes, dichas y desencantos.
Nuestro pueblo, con el paisano mío panameño que llevamos dentro, busca y no encuentra; trabaja y no ve el fruto. Nuestro pueblo es un pueblo de esperanza en Dios, bajo su fe; y de esperanza en la suerte y el azar, desde su ser carnal. Es el que hoy dice que sí, y mañana dice que no; el que dice sí, cuando quiere decir no; y dice no, cuando quiere decir que sí.
El panameño es un pueblo con una mina de diamantes oculta, que espera por el minero que los saque de la tierra, y por el artesano que con destreza e imaginación le dé el valor codiciado que solamente puede tener una joya con respecto al diamante en bruto.
Al conmemorar el Mes de la Patria, reflexionemos sobre nuestra vocación como pueblo y como nación. Dios mismo se eligió un pueblo, para prepararnos el camino de salvación como humanidad, y es el ejemplo que hemos de seguir para encontrarnos como el Panamá Patria; el Panamá Pueblo; y el Panamá Nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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