2007-11-04
La Voz del Pastor
La Iglesia y la Patria
Publicamos la Homilía en el Te Deum Catedral Metropolitana 3 de noviembre 2007, oficiado por Monseñor José Domingo Ulloa, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Panamá.
En un mundo que parece hostil a la tradición reactualizamos hoy, los panameños, una que es muy bella y muy nuestra: darle gracias a Dios por Panamá.
La mentalidad contemporánea suele mirar con sospecha todo lo que es tradición, haciéndola sinónimo de arqueología inútil.
Y sin embargo aquí estamos hoy, como en cada 3 de noviembre; la Iglesia y la Patria, para sancionar solemnemente su fidelidad a una tradición que les pertenece y las hermana a las dos.
La Iglesia y la Patria: dos magnitudes, dos almas que sólo pueden subsistir y fructificar en la medida en que son fieles, cada una a su tradición.
La Iglesia, fundada en la Palabra, el Dolor y el Espíritu de Cristo, sabe que no puede enseñar sino lo que Cristo le confió, ni dar vida sino abrazándose a su Cruz, ni gobernar sino sirviendo como El sirvió.
Ella es experta en humanidad, y vive siempre inmersa en su tiempo, siempre renovada y joven, precisamente porque no deja nunca de mirar hacia su origen para reencontrar, en su historia primera, los cimientos perennes de su fe, los motivos de su esperanza y las razones de su amor.
También la Patria ha de leer constantemente su itinerario histórico en sus actas de fundación. La Patria –ninguna patria y Panamá menos que ninguna-, la Patria no nace del vacío o del acaso.
La Patria se constituye en el momento en que un grupo de hombres que habitan físicamente un determinado territorio, reconocen como suyo un mismo patrimonio de sangre y cultura, entran en comunión de tarea y destino. La Patria no nace por un accidente geográfico o por un operativo bélico.
La Patria nace en la comunión, profundamente humana, en valores que exigen deponer innatos egoísmos y merecen el sacrificio de la vida. El territorio será sólo el ámbito físico de esta comunión en el espíritu, y la gesta militar el instrumento, alguna vez necesario, para resguardar eficazmente este patrimonio de sangre y cultura.
Por eso es que una patria no puede echarse a andar indiferentemente por cualquier camino. La patria no se inventa, sólo se redescubre y revitaliza, y siempre en la fidelidad a su patrimonio de origen.
Cuando una nación que es patria busca su sendero fuera de su tradición, su apostasía deriva fatalmente en anarquía y disolución.
La patria no se inventa ni se trasplanta, porque es fundamentalmente alma, alma colectiva, alma de un pueblo, consenso y comunión de espíritus que no se puede violentar ni torcer, ni tampoco crear por voluntad de unos pocos.
De aquí fluye, con imperativa claridad, nuestra más urgente tarea: reencontrar el consenso; más que eso, consolidar la comunión en aquellos valores espirituales que crearon la patria en su origen.
La historia demuestra –y seguirá demostrando- que sólo en esta fidelidad es fecunda la esperanza.
Los pueblos que enajenan su tradición y por manía imitativa, violencia impositiva o imperdonable negligencia o apatía toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y finalmente su independencia ideológica, económica y política.
Pero Panamá tiene su alma. Por eso estamos en esta hora de acción de gracias por una herencia que nos enaltece, y nos estremece también la esperanza. Panamá quiere seguir siendo Panamá.
En este día no podemos eludir la interrogante: ¿cuáles son los valores que constituyen nuestra patria?
Por eso muy acertado fue los que escribió el psicólogo Gerardo Antonio Guerrel, en noviembre de 2005, la frase una de las canciones del panameño Rubén Blades (hoy Ministro de Turismo). Patria son tantas cosas…
"Con orgullo escuchamos frases como: "soy de la tierra del sombrero pintado...", "100% chiricano, meto!, "soy oriundo de la heroica Villa de Los Santos...", "soy de la tierra del manito ocueño...", soy de Chitré la ciudad que crece sola ..o "la tierra del chicheme y el bollo preña'o"; en resumidas cuentas, "somos panameños".
Está claro que existen características que identifican a las personas de acuerdo, a la tierra dónde nacieron. Sin embargo, además de los elementos que caracterizan a una región, sus costumbres, cultura y tradiciones; existen las influencias que intervienen en la conformación de un comportamiento individual y de grupo.
Por eso al celebrar las fiestas patrias, hemos de preguntarnos ¿qué significa celebrar estas fiestas?, ¿desfiles?, ¿días libres?, entre otras cosas.
Qué gran oportunidad nos ofrecen estas fiestas para que todos consideremos esta tierra como nuestra; y que participemos, en cualquier acción personal o de grupo que intente mejorar nuestra situación actual para que cuando caminemos por las calles de nuestras comunidades, podamos decir: "hay cosas que han cambiado...", "hay cosas que no han cambiado", pero lo más importante es que podamos decir: "hay cosas que he ayudado a cambiar para mejorar..."; es decir, que dimos nuestro aporte, que cumplimos con aportar algo de lo que hemos aprendido, sin olvidar quiénes y de dónde venimos, hemos cumplido con nuestra patria.
Queridos hermanos: Hay tantas cosas buenas en este pequeño "gran" país. En definitiva, estamos viviendo una etapas difíciles de nuestra vida republicana, pero recordemos cuántas épocas buenas también hemos vivido a lo largo de nuestra historia. No obstante, si la actitud, conductas y comportamientos son negativos, las cosas aún se pueden ver mucho más difíciles... A veces somos especialistas en ver las cosas negativas y las magnificamos, y por el contrario las cosas buenas las minimizamos que casi las hacemos imperceptibles...
En verdad, hay tantas cosas buenas y tantas personas que hacen su mejor esfuerzo cada día que amanece... Quiénes no hemos tenido la experiencia cada vez que llegamos a nuestras comunidades campesinas, hay algo que hace que nuestras "baterías" se recarguen y es que ese campesino humilde, que a pesar de sus problemas (pobreza ), te saluda y no sólo con un simple "Buenas...", sino con un "Buenas Tardes...", con un apretón de manos, esas manos rústicas que trabajan la tierra y además te pregunta: "...¿Cómo le ha ido?, ¡Qué's de la familia?. Sé que en muchas partes de nuestro país hay gente buena y trabajadora, que no tiene "agendas ocultas", que cree en la vida y en que las cosas pueden ser mejores, si todos y todas aportamos nuestra parte..., eso es hacer patria.
Ojalá que en estos días recordemos con agrado las cosas buenas, lindas y maravillosas de nuestra patria, que cada uno de los panameños recordemos nuestra tierra que nos vio nacer, no para ser regionalistas sino para que con base en nuestras raíces sumemos nuestro interés, sin importar si soy coclesano, santeño, herrerano o chiricano, colonense, bocatoreño, darienita - en procurar el bienestar, desarrollo y progreso de nuestro país.
Hoy por hoy, el encontrar las cosas que tenemos en común y que nos hacen ser mejores, tiene un valor fundamental frente a tantas situaciones y hechos impactantes que han sucedido en nuestro país y el mundo.
Ojalá que las encuestas y los medios que las publican, a parte de informarnos de la percepción que tenemos de ciertos temas económicos, políticos, culturales; también nos permitiesen conocer cuánto sabemos de nuestra identidad, de porqué nos comportamos como panameños de cierta manera, de nuestra historia que marca pautas generacionales.
Sé que las opciones y canales a veces para hacer mejor las cosas son complejas y a veces parecen inaccesibles, pero qué bueno sería que las autoridades y habitantes de nuestras comunidades hicieran una encuesta, casa por casa, no preguntando quién ganaría de "ser hoy las elecciones", sino ¿qué está haciendo o hará ud. para mejorar la comunidad donde vivimos?
Nosotros, los panameños y panameñas, que celebramos las fiestas patrias, ¡Felicitaciones!, porque las páginas de la historia siguen escribiéndose, pues tenemos un país que a pesar de las dificultades y problemas, a los cuales todos y todas estamos llamados a solucionar; también tenemos grandes oportunidades. Ojalá que explotemos al máximo dichas oportunidades y podamos ser más comprometidos en hacer mejor las cosas, cada día que pasa, pues: "Patria, son tantas cosas bellas...".
Que con la ayuda de Santa María la Antigua, que ha acompañado el caminar de nuestro pueblo, podamos ser dóciles a la acción del Espíritu y así unidos en la verdad, hagamos realidad, una patria libre de divisiones, y de intereses sectarios; y que podamos entonar siempre en paz y armonía el canto de alabanza que nos recuerda el coro de nuestro himno nacional: "Alcanzamos por fin la victoria/En el campo feliz de la unión;/Con ardientes fulgores de gloria/Se ilumina la nueva nación".
Mons. José Domingo Ulloa, o.s.a.
Obispo Auxiliar
Ir a Panorama Católico Edición Digital
La Voz del Pastor
La Iglesia y la Patria
Publicamos la Homilía en el Te Deum Catedral Metropolitana 3 de noviembre 2007, oficiado por Monseñor José Domingo Ulloa, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Panamá.
En un mundo que parece hostil a la tradición reactualizamos hoy, los panameños, una que es muy bella y muy nuestra: darle gracias a Dios por Panamá.
La mentalidad contemporánea suele mirar con sospecha todo lo que es tradición, haciéndola sinónimo de arqueología inútil.
Y sin embargo aquí estamos hoy, como en cada 3 de noviembre; la Iglesia y la Patria, para sancionar solemnemente su fidelidad a una tradición que les pertenece y las hermana a las dos.
La Iglesia y la Patria: dos magnitudes, dos almas que sólo pueden subsistir y fructificar en la medida en que son fieles, cada una a su tradición.
La Iglesia, fundada en la Palabra, el Dolor y el Espíritu de Cristo, sabe que no puede enseñar sino lo que Cristo le confió, ni dar vida sino abrazándose a su Cruz, ni gobernar sino sirviendo como El sirvió.
Ella es experta en humanidad, y vive siempre inmersa en su tiempo, siempre renovada y joven, precisamente porque no deja nunca de mirar hacia su origen para reencontrar, en su historia primera, los cimientos perennes de su fe, los motivos de su esperanza y las razones de su amor.
También la Patria ha de leer constantemente su itinerario histórico en sus actas de fundación. La Patria –ninguna patria y Panamá menos que ninguna-, la Patria no nace del vacío o del acaso.
La Patria se constituye en el momento en que un grupo de hombres que habitan físicamente un determinado territorio, reconocen como suyo un mismo patrimonio de sangre y cultura, entran en comunión de tarea y destino. La Patria no nace por un accidente geográfico o por un operativo bélico.
La Patria nace en la comunión, profundamente humana, en valores que exigen deponer innatos egoísmos y merecen el sacrificio de la vida. El territorio será sólo el ámbito físico de esta comunión en el espíritu, y la gesta militar el instrumento, alguna vez necesario, para resguardar eficazmente este patrimonio de sangre y cultura.
Por eso es que una patria no puede echarse a andar indiferentemente por cualquier camino. La patria no se inventa, sólo se redescubre y revitaliza, y siempre en la fidelidad a su patrimonio de origen.
Cuando una nación que es patria busca su sendero fuera de su tradición, su apostasía deriva fatalmente en anarquía y disolución.
La patria no se inventa ni se trasplanta, porque es fundamentalmente alma, alma colectiva, alma de un pueblo, consenso y comunión de espíritus que no se puede violentar ni torcer, ni tampoco crear por voluntad de unos pocos.
De aquí fluye, con imperativa claridad, nuestra más urgente tarea: reencontrar el consenso; más que eso, consolidar la comunión en aquellos valores espirituales que crearon la patria en su origen.
La historia demuestra –y seguirá demostrando- que sólo en esta fidelidad es fecunda la esperanza.
Los pueblos que enajenan su tradición y por manía imitativa, violencia impositiva o imperdonable negligencia o apatía toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y finalmente su independencia ideológica, económica y política.
Pero Panamá tiene su alma. Por eso estamos en esta hora de acción de gracias por una herencia que nos enaltece, y nos estremece también la esperanza. Panamá quiere seguir siendo Panamá.
En este día no podemos eludir la interrogante: ¿cuáles son los valores que constituyen nuestra patria?
Por eso muy acertado fue los que escribió el psicólogo Gerardo Antonio Guerrel, en noviembre de 2005, la frase una de las canciones del panameño Rubén Blades (hoy Ministro de Turismo). Patria son tantas cosas…
"Con orgullo escuchamos frases como: "soy de la tierra del sombrero pintado...", "100% chiricano, meto!, "soy oriundo de la heroica Villa de Los Santos...", "soy de la tierra del manito ocueño...", soy de Chitré la ciudad que crece sola ..o "la tierra del chicheme y el bollo preña'o"; en resumidas cuentas, "somos panameños".
Está claro que existen características que identifican a las personas de acuerdo, a la tierra dónde nacieron. Sin embargo, además de los elementos que caracterizan a una región, sus costumbres, cultura y tradiciones; existen las influencias que intervienen en la conformación de un comportamiento individual y de grupo.
Por eso al celebrar las fiestas patrias, hemos de preguntarnos ¿qué significa celebrar estas fiestas?, ¿desfiles?, ¿días libres?, entre otras cosas.
Qué gran oportunidad nos ofrecen estas fiestas para que todos consideremos esta tierra como nuestra; y que participemos, en cualquier acción personal o de grupo que intente mejorar nuestra situación actual para que cuando caminemos por las calles de nuestras comunidades, podamos decir: "hay cosas que han cambiado...", "hay cosas que no han cambiado", pero lo más importante es que podamos decir: "hay cosas que he ayudado a cambiar para mejorar..."; es decir, que dimos nuestro aporte, que cumplimos con aportar algo de lo que hemos aprendido, sin olvidar quiénes y de dónde venimos, hemos cumplido con nuestra patria.
Queridos hermanos: Hay tantas cosas buenas en este pequeño "gran" país. En definitiva, estamos viviendo una etapas difíciles de nuestra vida republicana, pero recordemos cuántas épocas buenas también hemos vivido a lo largo de nuestra historia. No obstante, si la actitud, conductas y comportamientos son negativos, las cosas aún se pueden ver mucho más difíciles... A veces somos especialistas en ver las cosas negativas y las magnificamos, y por el contrario las cosas buenas las minimizamos que casi las hacemos imperceptibles...
En verdad, hay tantas cosas buenas y tantas personas que hacen su mejor esfuerzo cada día que amanece... Quiénes no hemos tenido la experiencia cada vez que llegamos a nuestras comunidades campesinas, hay algo que hace que nuestras "baterías" se recarguen y es que ese campesino humilde, que a pesar de sus problemas (pobreza ), te saluda y no sólo con un simple "Buenas...", sino con un "Buenas Tardes...", con un apretón de manos, esas manos rústicas que trabajan la tierra y además te pregunta: "...¿Cómo le ha ido?, ¡Qué's de la familia?. Sé que en muchas partes de nuestro país hay gente buena y trabajadora, que no tiene "agendas ocultas", que cree en la vida y en que las cosas pueden ser mejores, si todos y todas aportamos nuestra parte..., eso es hacer patria.
Ojalá que en estos días recordemos con agrado las cosas buenas, lindas y maravillosas de nuestra patria, que cada uno de los panameños recordemos nuestra tierra que nos vio nacer, no para ser regionalistas sino para que con base en nuestras raíces sumemos nuestro interés, sin importar si soy coclesano, santeño, herrerano o chiricano, colonense, bocatoreño, darienita - en procurar el bienestar, desarrollo y progreso de nuestro país.
Hoy por hoy, el encontrar las cosas que tenemos en común y que nos hacen ser mejores, tiene un valor fundamental frente a tantas situaciones y hechos impactantes que han sucedido en nuestro país y el mundo.
Ojalá que las encuestas y los medios que las publican, a parte de informarnos de la percepción que tenemos de ciertos temas económicos, políticos, culturales; también nos permitiesen conocer cuánto sabemos de nuestra identidad, de porqué nos comportamos como panameños de cierta manera, de nuestra historia que marca pautas generacionales.
Sé que las opciones y canales a veces para hacer mejor las cosas son complejas y a veces parecen inaccesibles, pero qué bueno sería que las autoridades y habitantes de nuestras comunidades hicieran una encuesta, casa por casa, no preguntando quién ganaría de "ser hoy las elecciones", sino ¿qué está haciendo o hará ud. para mejorar la comunidad donde vivimos?
Nosotros, los panameños y panameñas, que celebramos las fiestas patrias, ¡Felicitaciones!, porque las páginas de la historia siguen escribiéndose, pues tenemos un país que a pesar de las dificultades y problemas, a los cuales todos y todas estamos llamados a solucionar; también tenemos grandes oportunidades. Ojalá que explotemos al máximo dichas oportunidades y podamos ser más comprometidos en hacer mejor las cosas, cada día que pasa, pues: "Patria, son tantas cosas bellas...".
Que con la ayuda de Santa María la Antigua, que ha acompañado el caminar de nuestro pueblo, podamos ser dóciles a la acción del Espíritu y así unidos en la verdad, hagamos realidad, una patria libre de divisiones, y de intereses sectarios; y que podamos entonar siempre en paz y armonía el canto de alabanza que nos recuerda el coro de nuestro himno nacional: "Alcanzamos por fin la victoria/En el campo feliz de la unión;/Con ardientes fulgores de gloria/Se ilumina la nueva nación".
Mons. José Domingo Ulloa, o.s.a.
Obispo Auxiliar
Ir a Panorama Católico Edición Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario