miércoles, 15 de agosto de 2007

Y la homofilia ¿qué?

2007-08-05
A tiro de piedra
Y la homofilia ¿qué?

El debate que poco a poco se acrecienta en cuanto a la homosexualidad nos trae la figura de la homofobia, con la que algunos promotores del homosexualismo nos quieren etiquetar a los que no aceptamos sus intentos de querer imponernos la aceptación de ciertas actitudes, que igual son condenables entre los heterosexuales. Me refiero a los escándalos públicos y la licenciosa vida de placer y sexo que nos quieren ofrecer como algo bueno y normal.

La homofobia, en lenguaje moderno, es la aversión o rechazo violento y desmedido hacia las personas homosexuales. Al endilgarle el mote de homofóbico u homofóbica a alguien, se aseguran de someterlo a la marginación y a la discriminación social, obligándolo a callarse o a abstenerse de dar su opinión sobre el tema. Ese es el propósito de tan vieja y malsana práctica; la que fue utilizada por los fascistas, los comunistas, los fundamentalistas religiosos, y ahora por los favorecedores del homosexualismo. Términos como reaccionario, sedicioso, sionista, cristiano, imperialista, conservador, y otros, antes y ahora, fueron acuñados para cumplir la misión de neutralizar y perseguir socialmente a sus adversarios.

Si los promotores del homosexualismo, agrupados en el movimiento gay, se han dedicado a usar la homofobia como arma, bien podemos, en legítima defensa, poner en evidencia su homofilia. Y es esto último a lo que nos oponemos: al apetito sexual que demuestran hacia las personas de su mismo sexo. Así como nos impacta la actitud del machista que golpea a su mujer, del borracho que llega con su escándalo, y del vecino o la vecina con su vocabulario soez, nos ocurre igual con la persona homosexual que hace alarde de sus preferencias sexuales y exagera el disfrute de sus placeres delante de nuestros hijos e hijas y de nosotros mismos. El problema no es que sean homosexuales, sino su conducta y su actitud hacia el resto de la sociedad, y la intención actual de imponernos su estilo de vida como algo bueno y normal.

De lo que he observado, el movimiento gay vive de la usurpación. El color arco iris del cooperativismo es ahora un símbolo gay. El matrimonio también quieren hacerlo suyo. Niegan ser hombre o mujer, pero roban el género ajeno que por naturaleza no le es dado. Y, así, otras tantas cosas.

Frente al sistemático ataque del movimiento gay, el resto de la humanidad tiene el legítimo derecho de aclarar conceptos y situaciones. Derechos no tienen más allá de los que tenemos todos los seres humanos por igual. Y cuando vienen con su torcida homofobia, es valedero preguntarles: y la homofilia ¿qué?

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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