2007-08-26
El ojo del profeta
Protestas
Las diversas protestas que se han dado en el país en los últimos días, difieren en cuanto a su motivación y su método. Unas resultan pacíficas y respetan el derecho del resto de la población a transitar libremente; otras, aunque pacíficas, conculcan el derecho de libre circulación; y el resto, las menos, no da muestra de pacifismo ni de respeto al derecho ajeno.
Todos los ciudadanos tenemos el derecho de protestar y de expresar nuestras ideas, pero siempre bajo la obligación moral y legal del respeto hacia el resto de la comunidad. Una protesta violenta y que violente el derecho ajeno, aunque tenga razón de ser, se desvirtúa y provoca el rechazo a causa de esa violencia y esa violación del derecho que le asiste a los demás.
Nada justifica la violencia ni la afectación a otros; mucho menos cuando esa violencia es irracional y la conculcación del derecho ajeno afecta al inocente. Convenzámonos que la violencia sólo trae más violencia, y que sólo será respetado nuestro derecho cuando actuemos en reciprocidad con los demás.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El ojo del profeta
Protestas
Las diversas protestas que se han dado en el país en los últimos días, difieren en cuanto a su motivación y su método. Unas resultan pacíficas y respetan el derecho del resto de la población a transitar libremente; otras, aunque pacíficas, conculcan el derecho de libre circulación; y el resto, las menos, no da muestra de pacifismo ni de respeto al derecho ajeno.
Todos los ciudadanos tenemos el derecho de protestar y de expresar nuestras ideas, pero siempre bajo la obligación moral y legal del respeto hacia el resto de la comunidad. Una protesta violenta y que violente el derecho ajeno, aunque tenga razón de ser, se desvirtúa y provoca el rechazo a causa de esa violencia y esa violación del derecho que le asiste a los demás.
Nada justifica la violencia ni la afectación a otros; mucho menos cuando esa violencia es irracional y la conculcación del derecho ajeno afecta al inocente. Convenzámonos que la violencia sólo trae más violencia, y que sólo será respetado nuestro derecho cuando actuemos en reciprocidad con los demás.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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