miércoles, 8 de abril de 2009

Derroche y desperdicio

2009-04-05
Editorial
Derroche y desperdicio

La enseñanza del divino maestro Jesús nos dice que quien tenga dos mantos, debe regalar el segundo al que no tiene. Esto quiere decir que ni acumulemos ociosamente, acaparemos, ni dejemos pasar necesidad al débil que está a nuestro lado. Esta solidaridad, esencial para la convivencia humana, nos puede ayudar a construir un mundo mejor, o a convertirlo en un infierno.

Dos acontecimientos llaman nuestra atención, en estos días: los más de mil millones de balboas derrochados en juegos de azar, y los miles de litros de leche desperdiciados en una protesta callejera de los productores. Con tanta pobreza y desnutrición en el país, duele tanto derroche y desperdicio. Los apostadores, bajo el pretexto de la libertad de hacer con su dinero lo que quieren, y algunos productores, invocando su derecho de reclamar la compra de su producto, nos demuestran que el sistema de valores de la sociedad está trastocado.

En plena Cuaresma, cuando la Iglesia nos llama a la oración, al ayuno, a la penitencia, y a dar limosna, ese cuadro golpea hasta lo más recóndito de nuestras conciencias. No se trata de negar el derecho del que tiene sus bienes y su libertad de disponer de ellos; se trata, mas bien, de abrir los ojos al individualismo que nos corroe, y que adultera nuestra propia humanidad.

Quiera Dios que estos hechos, en alguna medida, toquen nuestra razón y nuestro corazón, y nos ayuden a reflexionar en qué tipo de sociedad tenemos, para que podamos construir la sociedad justa y fraterna que queremos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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