2009-01-18
El Ojo del Profeta
Patrimonio nacional
La pérdida de nuestro patrimonio histórico y cultural es constante, a causa de traficantes locales e internacionales cuyo único fin es el lucro. Es gente sin conciencia ni respeto por nuestra nacionalidad, que encuentra en los compradores del patrimonio robado a cómplices de igual calaña. Es un delito deleznable ante la ley de los hombres, y un pecado abominable ante el mandato divino. Ni legal ni moralmente tiene justificación.
De igual forma, la merma en el patrimonio ético de la nación remece los cimientos de la estructura social. La utilización de los recursos del estado en provecho propio, el despilfarro, el emplanillamiento por vinculación partidista, el enriquecimiento ilícito y la desidia al ejercer la autoridad y el poder, son parte de un sistema de corrupción, que tiene como actores tanto al que ofrece como al que recibe.
Somos un pueblo que pierde sus valores morales y cívicos, a la misma velocidad que pierde sus bosques y el resto de sus riquezas naturales y culturales. En lo pequeño y en lo grande; en lo poco y en lo mucho, nos estamos matando. Urge volver la mirada y recuperar lo perdido; úrgenos valorar más el ser que el tener. Es el patrimonio nacional el que está en juego y de nosotros depende cuidarlo o no.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El Ojo del Profeta
Patrimonio nacional
La pérdida de nuestro patrimonio histórico y cultural es constante, a causa de traficantes locales e internacionales cuyo único fin es el lucro. Es gente sin conciencia ni respeto por nuestra nacionalidad, que encuentra en los compradores del patrimonio robado a cómplices de igual calaña. Es un delito deleznable ante la ley de los hombres, y un pecado abominable ante el mandato divino. Ni legal ni moralmente tiene justificación.
De igual forma, la merma en el patrimonio ético de la nación remece los cimientos de la estructura social. La utilización de los recursos del estado en provecho propio, el despilfarro, el emplanillamiento por vinculación partidista, el enriquecimiento ilícito y la desidia al ejercer la autoridad y el poder, son parte de un sistema de corrupción, que tiene como actores tanto al que ofrece como al que recibe.
Somos un pueblo que pierde sus valores morales y cívicos, a la misma velocidad que pierde sus bosques y el resto de sus riquezas naturales y culturales. En lo pequeño y en lo grande; en lo poco y en lo mucho, nos estamos matando. Urge volver la mirada y recuperar lo perdido; úrgenos valorar más el ser que el tener. Es el patrimonio nacional el que está en juego y de nosotros depende cuidarlo o no.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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